Murcia tiene dos caras, la de sus playas y su huerta y la otra, la B, que es igual de natural, pero suma valles y sierras, pueblos fortificados y ciudades monumentales como Caravaca de la Cruz, que puede presumir de muchas cosas, pero, sobre todo, de dos extraordinarias: una fiesta que la Unesco ha incluido en su lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y el privilegio de un año jubiliar perpetuo, como lo tienen Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Santo Toribio de Liébana. Tiene lugar cada 7 años y el próximo se celebra en 2024.
La fuerte tradición religiosa de Caravaca tiene su origen en una cruz de cuatro brazos que contiene varias astillas del Lignum Crucis, el leño donde la tradición dice que fue crucificado Jesús. No solo es la razón de su apellido, es su símbolo y el motivo que, desde la Edad Media, anima a ponerse en camino a miles de peregrinos de todas las partes del mundo. La reliquia medieval, de fama milagrosa, se custodia en el santuario de la Santísima y Vera Cruz, construido en el siglo XVIII dentro de los muros de la vieja fortaleza medieval. Desde entonces, toda la vida y el sentir de esta ciudad gira en torno a su castillo-basílica-santuario, el mismo lugar en el que este 7 de enero tendrá lugar la apertura del año santo y todos los días, a las 12 horas, se celebra la misa del Peregrino.
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El santuario de Caravaca se sitúa en lo alto de un cerro amurallado desde el que se admira una excelente vista sobre el casco viejo, un mar de tejas de adobe adornado de palacetes, templos y casonas blasonadas. La visita a la basílica-santuario empieza cruzando su famosa portada de mármoles rojos y negros para luego detenerse en la capilla donde se encuentra la patrona de la ciudad, el mirador de la Reina, la torre Chacona, el aljibe musulmán o el Museo de la Vera Cruz. Un recinto que fue primero de la Orden del Temple y luego de la de Santiago.
En las estrechas calles medievales de la ciudad hay otros muchos monumentos de interés, desde el ayuntamiento, al templete, la plaza de toros o sus numerosos edificios religiosos, empezando por la iglesia renacentista de El Salvador, que guarda una reliquia de San Juan Pablo II. No es el único templo de esta localidad tan religiosa, también están en el de la Purísima Concepción, el convento e iglesia de San José, la de la Compañía de Jesús, el monasterio de Santa Clara, las ermitas...
La visita a Caravaca también descubre una ciudad de museos. Además del mencionado de la Vera Cruz, el Arqueológico ocupa la antigua ermita de La Soledad y acoge muchas piezas procedentes del yacimiento íbero de La Encarnación, y el Museo de la Fiesta, en el Palacio de los Uribe, está dedicado a los Caballos del Vino, una celebración que tiene lugar los primeros días de mayo y cuyas raíces folclóricas y ancestrales la han llevado a formar parte de la lista de la Unesco.
Para disfrutar de la naturaleza está el entorno de Caravaca, empezando por las Fuentes del Marqués, un paraje natural próximo en el que nace un manantial de aguas frescas y cristalinas rodeadas de plátanos, encinas, olivos y fresnos. Junto al nacimiento hay una antigua torre defensiva conocida como el Torreón de los Templarios que acoge un centro de interpretación de las serranías y tierras altas de Murcia.
EL CAMINO DE LEVANTE
Muchos de los que llegan a Caravaca de la Cruz lo hacen a pie después de recorrer el Camino de Levante, que discurre por la Vía Verde del Noroeste. Son cinco las etapas en las que se dividen sus 120 kilómetros, donde muchas de sus antiguas estaciones se han recuperado como albergue. La primera va de Orihuela a Murcia, la segunda llega hasta Alguazas, la tercera atraviesa la huerta murciana, la cuarta y más ardua discurre entre Mula y Bullas y la última sale concluye en Caravaca.
Con Cartagena también enlazan otros caminos, como el del Lignum Crucis, que parte desde Granja de Rocamora y une las localidades donde se venera un leño de la cruz de Cristo; el del Apóstol, que parte de Cartagena, donde según la tradición inició la evangelización el apóstol Santiago en Hispania; el de San Juan de la Cruz; el de los Templarios (900 kilómetros) o el camino Espiritual del Sur, que parte de la comarca granadina de Guadix.
CÓMO GANAR EL JUBILEO Y LA CREDENCIAL DEL PEREGRINO
Para los fieles creyentes, se puede conseguir el jubileo o indulgencia plenaria asistiendo a una celebración religiosa en la Real Basílica de la Vera Cruz. Sobre la credencial hay dos tipos: la digital, que se descarga directamente en formato app en el móvil, y la física, la Caravacensis, que se consigue en cualquier templo de los caminos de la Cruz y se sella en estos, en oficinas de turismo o establecimientos adheridos. Para recoger la credencial en la basílica es necesario acreditar un mínimo de 50 kilómetros recorridos.
EMPEDRAOS Y ALFAJORES
Y en Caravaca de la Cruz también saben del buen comer. Migas, arroces –por supuesto, de Calasparra– en todas sus variantes, que aquí se acompañan de conejo, pollo, garbanzos, níscalos y hasta caracoles, cordero segureño, en tartera o a la brasa, están presentes en las cartas de restaurantes como El Casón de los Reyes (Av. Carretera de Granada, 11). Y en esta época, en las vitrinas de las confiterías, las yemas y los alfajores, como los que elaboran, desde 1979 en la pastelería Espejo (confiteriaespejo.es).