Hogmanay es el nombre con el que los escoceses llaman a la víspera de Año Nuevo, la gran noche del 31 de diciembre. Sus orígenes se remontan a los vikingos, que dejaron una importante impronta en Edimburgo, y celebraban con fiestas el solsticio de invierno. Las celebraciones en la ciudad comienzan el 29 de diciembre con la espectacular Procesión de las Antorchas, en la que más de 20.000 personas, vestidas con ropas tradicionales paganas, marchan por las calles empedradas del casco antiguo iluminando la noche con las antorchas en alto. El actual desfile está abierto a la participación de los visitantes a cambio de una donación para una causa solidaria.
Qué ver en un fin de semana en Edimburgo
Otra de las atracciones de Hogmanay es la Fiesta Callejera del 31 de diciembre, cuando las calles y jardines de Edimburgo (atención a los de Princess Street) se transforman en improvisados escenarios. La música en vivo resuena en cada rincón mientras escoceses y visitantes disfrutan de la animada atmósfera o toman algo en las barras que se instalan en la misma calle.
El punto culminante de Hogmanay es el espectáculo de fuegos artificiales que ilumina el cielo desde el castillo de Edimburgo la noche del 31 de diciembre. Resulta el telón de fondo perfecto para este despliegue de luces y colores que marca el comienzo del nuevo año. Nico, agente de Evaneos (evaneos.es) en Escocia, nos da las claves para disfrutar de la singular experiencia: “Aquí hay que olvidarse de las uvas o del anillo en la copa, y ensayar Auld Lang Syne (Hace mucho tiempo), un poema de 1788 de Robert Burns que se canta al unísono tras las 12 campanadas. Eso sí, se podrá acompañar de un whisky de malta (eso, sí, sin hielo)”.
Las campanadas de Japón y otras celebraciones navideñas sorprendentes
Los más juerguistas alargan la noche en la multitudinaria Silent Disco, una discoteca en la que cada cliente, ataviado con unos auriculares, puede elegir entre los diferentes tipos de música que DJ tocan en directo. Un evento que ha congregado a más de 4000 personas en ediciones pasadas.
Tras el Hogmanay llega, el 1 de enero, el Loony Dook (se traduce como Zambullida Absurda), cuando los más valientes se sumergen en las heladas aguas del río Forth (en esta época, están en torno a 7 grados), muchos de ellos vestidos con disfraces extravagantes. Esta singular tradición, que suele protagonizar los cierres de los telediarios de todo el mundo, es la original bienvenida de los escoceses al nuevo año.
Water of Leith, la Edimburgo que no conoces
Edimburgo durante Hogmanay es más que una celebración de fin de año, es una experiencia única que une el pasado y el presente en una explosión de alegría y, sin duda, una alternativa a tener en cuenta para aquellos que quieren experimentar una Nochevieja diferente, a tres horas en avión de España.