COMBARRO (PONTEVEDRA)
Una de las estampas marineras más típicas de Galicia es la de este pequeño pueblo recogido entre el mar y la tierra con sus hórreos alineados al borde la ría, todo un ejemplo de arquitectura popular. Un lugar al que se va también a disfrutar de los pescados que llegan a su puerto pesquero y los mariscos que, durante la marea baja, se cultivan en la misma ría de Pontevedra, especialmente el mejillón, ese negro molusco al que rinde homenaje con una fiesta a mediados de agosto y no faltan en la carta de O Bocoi (bodegapbocoi.com) desde que abrió en 1990.
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O CARBALLIÑO (OURENSE)
Que esté a casi 100 kilómetros del mar, en la única provincia gallega de interior, no priva a esta localidad de Ourense de presumir de ser el lugar donde se elabora uno de los mejores pulpos de Galicia y de España. Mucho tienen que ver en ello los monjes cistercienses del monasterio de Oseira, cuyos dominios se extendían en la Edad Media hasta la costa y también los arrieros de la comarca, encargados de transportar, limpiar y secar los pulpos al sol para su conservación, que luego vendían en mercados y ferias. Aquella tradición ha dado origen a una de las fiestas gastronómicas más conocidas de España, que se celebra en agosto, pero para degustarlo en cualquier época, atención al que preparan en la pulpería tapería Plaza (pulperiataperiaplaza.es) o en Fuchela (pulperiafuchela.com).
ARCADE (PONTEVEDRA)
Un hermoso puente medieval de origen romano sobre el río Verdugo une Arcade con Pontesampaio. Es la imagen más conocida de esta parroquia del concello de Soutomaior que se encuentra al fondo de la ría de Vigo y cuyo nombre está íntimamente ligado a las ostras. La fama del preciado molusco bilvalvo, de sabor especial por la confluencia de sus aguas, le viene de antiguo, pues su cultivo atesora una larga tradición.Para probar este manjar de las Rías Baixas hay que participar en la Festa da Ostra del mes de abril o sentarse a la mesa de alguna de sus marisquerías, como Veiramar (restauranteveiramar.es).
CERVO (LUGO)
En el norte de Lugo, un territorio de paisajes bien conservados, playas descomunales, bosques mágicos, templos románicos y leyendas medievales, Cervo es otro de esos pueblos gallegos donde disfrutar del marisco en cualquier época del año, aunque muchos solo hayan oído hablar de él asociado a la fábrica de Sargadelos, la moderna y las ruinas de la vieja, de la que se conservan sus restos enlazados por el romántico paseo de los Enamorados. La abundancia de erizos en sus aguas hacen de este lugar, además, la capital gallega del erizo. En la parroquia de San Cibrao, una fiesta gastronómica da a conocer el producto del mar en múltiples versiones.
NOIA (A CORUÑA)
Con uno de los cascos medievales más bonitos de A Coruña, Noia es conocida como la pequeña Santiago, por sus bonitas plazas, su colección de pazos o el pórtico de la iglesia de San Martiño, obra del Maestro Mateo, el mismo que firma el de la Gloria de la catedral compostelana. Pero el nombre de la localidad, al fondo de la ría de Muros-Noia, también está vinculado estrechamente a un preciado molusco: el berberecho, con sello de calidad y fácilmente reconocible por su concha en forma de corazón, que es capturado en la misma ría de modo artesanal y sostenible y cuya exaltación se produce todos los años en el mes de octubre. En La Central, el restaurante del hotel Pesquería del Tambre (pesqueriadeltambre.es), o en O Forno se puede dar buena cuenta de este bivalvo.
CARIÑO (A CORUÑA)
Los agrestes paisajes de la sierra de A Capelada y los acantilados de Herbeira, la sinuosa ría de Ortigueira se abre paso entre el cabo Ortegal y el de Estaca de Bares. En ella se encuentra este precioso pueblo al abrigo de una ensenada, conocido por su animado puerto pesquero, el larguísimo arenal de Morouzos, el castillo de la Concepción y los mariscos de sus playas de Arealonga y Cedeira, sobre todo el percebe, que se puede degustar a precios populares en la fiesta de su exaltación a principios de agosto. Centollas, langostas, nécoras y berberechos también están presentes en las cartas de restaurantes como Brisa (restaurante-brisa.negocio.site).
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RINLO (LUGO)
Son apenas un pequeño conjunto de casitas marineras adosadas colgadas sobre los acantilados y estrechas calles los que conforman esta parroquia del municipio de Ribadeo, en la provincia de Lugo, donde se come uno de los arroces con bogavante más famosos de la Mariña Lucense y hasta de nuestro país. Su tradición pesquera le viene de lejos, pues cuenta con una de las cofradías de pescadores más antiguas de España. Después de dar buena cuenta en el restaurante de A Cofradía, en A Mirandilla o en O Porto de Rinlo, nada como bajar la comida caminando por su paseo marítimo.
O GROVE (PONTEVEDRA)
La naturaleza más espléndida de las Rías Baixas se concentra en la península de O Grove, en la ría de Arousa, donde está la playa que aman los surfistas: La Lanzada; el Complejo intermareal Umia-O Grove, refugio de aves; el paseo de Pedras Negras de San Vicente, los arenales salvajes de Abelleira y Canelas y las aguas termales de la isla de La Toja. Pero si muchos conocen esta localidad es por su Fiesta del Marisco, una de las más antiguas de Galicia. Si no es octubre, cuando se celebra, excelentes pescados y mariscos ofrece Beiramar (restaurantebeiramar.com), Brasería Sansibar (braseriasansibar.com) y D’Berto (dberto.com). Mención aparte merece Culler de Pau (cullerdepau.com), con dos estrellas Michelin y una estrella Verde, que exalta los productos del mar y el entorno de la zona de la manera más creativa.
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A GUARDA (PONTEVEDRA)
Hay buenas razones para conocer esta villa marinera de las Rías Baixas cargada de magia. Una es el monte de Santa Trega (Santa Tecla), al que muchos suben andando para visitar su ermita en lo más alto y admirar las vistas desde su cima de la desembocadura del Miño, el valle vinícola de O Rosal y hasta la vecina Portugal. Otra es el castro del mismo nombre, el más impresionante testimonio de la cultura galaico-romana. Luego están el castillo de Santa Cruz y el museo del mar, las playas y su puerto, por el que da gusto pasear viendo el trasiego de barcos y picotear en sus muchas taperías. Y mención especial merece su famosa langosta, a la que dedica una fiesta en julio que está declarada de interés turístico y que le ha valido ser conocida como “capital de la langosta”. O Roxo y Casa Olga (restaurantecasaolga.com) son buenos lugares para dar cuenta de ello.