Detrás de la fabricación de esas mágicas bolas de nieve hay una larga historia que comienza en la capital austriaca de la mano de la familia Perzy, quien lleva desde principios del siglo XX elaborando este famoso souvenir. Si todas las grandes ciudades tienen innovadores inventos: Nueva York el teléfono, París el globo aerostático y Londres el metro, Viena tiene las bolas de nieve. Quien vaya en busca de sus orígenes tiene que desplazarse hasta Hernals, el distrito 17 de la ciudad, porque es en el número 87 de la calle Schmanngasse donde un viejo cartel da todas las pistas: Wiener Scheneekugelmanufaktur, que se traduce como fabricante de bolas de nieve de Viena.
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Todo empezó en 1905 cuando nació de la mano de su creador, Erwin Perzy, mécanico de instrumentos quirúrgicos, que en ese momento estaba trabajando en una lámpara para quirófanos. Su investigación le llevó a llenar bolas de vidrio con agua para iluminarlas a contraluz con una bombilla. Como su intención era reflejar la luz con más fuerza, fue añadiendo varias sustancias al agua, primero virutas de vidrio y, después, sémola, que al girar provocaba el efecto de una nevada. Como ya había hecho para un amigo un modelo de la famosa basílica Mariazellerkirche, colocó esta iglesia en la bola y así nació una bola de nieve. No surgió ninguna lámpara de quirófano, pero sí nació una nueva idea de negocio.
Han pasado más de 100 años y el negocio sigue vivo de la mano de la tercera y cuarta generación de la familia Perzy, que sigue fabricando estas bolas de cristal que son un pequeño mundo invernal y desde hace décadas se exportan a todo el mundo, desde Estados Unidos a Japón.
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En el museo de la fábrica artesanal de Hernals se pueden ver bolas decoradas con cientos de motivos navideños y muchos otros, desde animales a construcciones emblemáticas, montañas o alusivas a la comida, pero en su interior ya no nieva sémola, ni esa mezcla de cera dura y polvo de magnesio que se empleó después y era resistente al calor, sino un compuesto especial que sus propietarios no quieren desvelar. Lo que no es un secreto es que el agua que se utiliza sale del grifo y las figuras se fabrican con una impresora 3D.
LAS BOLAS DE NIEVE MÁS SOLICITADAS
Son decenas las bolas que salen de la fábrica Perzy, con precios que van desde los 7 a los 25 €, pero las cinco más demandadas son, por este orden: el árbol de Navidad, el muñeco de nieve, la catedral de San Esteban y la noria de Viena y la que lleva la figura del pingüino.