Tras la princesa Leonor, Christian de Dinamarca, Emmanuel de Bélgica y Alexia de los Países Bajos, el 3 de diciembre Sverre Magnus de Noruega alcanzará la mayoría de edad, pero la fiesta que le han organizado sus abuelos Harald y Sonia va a tener lugar dos días antes en el Palacio Real, la residencia oficial de los reyes noruegos, aunque actualmente destinada a lugar de trabajo y actos importantes. La magnífica construcción levantada en el barrio de Christiania a mediados del siglo XIX y rodeada de un gran parque solo está abierta al público en verano, pero el resto del año se puede disfrutar asistiendo al cambio de la Guardia Real que tiene lugar cada día a las 13:30 o a los espectáculos o exposiciones que se organizan en los antiguos establos del palacio, convertidos desde 2017 en el espacio artístico multiusos Dronning Sonja KunstStall, que acoge una galería de arte, museo y sala de conciertos.
Palacios reales, la visita que nadie se pierde en un city break por Europa
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La otra gran atracción turística del fin de semana es la inauguración del Museo del Esquí de Holmenkollen, que cumple 100 años y sus puertas se abrirán a partir de este sábado 2 de diciembre tras una profunda renovación. Situado junto a la pista de esquí donde cada invierno tiene lugar la Copa Mundial Nórdica y la Torre de Saltos, su nuevo diseño es obra del estudio de arquitectura Snøhetta y será el mismo rey Harald el encargado de inaugurarlo. En sus salas se pueden contemplar objetos únicos de las exposiciones polares de Fridtjof Nansen y Roald Amundsen o los esquís más antiguos de Noruega, con 5000 años de antigüedad. La entrada (13 € o gratis con el Oslo Pass) también da acceso a la torre, con una de las mejores vistas panorámicas de la capital noruega.
Y otro plan gratuito en la ciudad para los aficionados a la nieve es esquiar en los bosques de Oslo. Hay más de 2600 kilómetros de pistas preparadas de esquí nórdico, y de ellas 90 iluminadas para hacerlo de noche. Y aventurarse por estos paisajes nevados en la misma ciudad es todo un privilegio. También se puede disfrutar de nieve en SNO, a las afueras de la capital, una de las únicas pistas en funcionamiento todo el año. Esquí de fondo, alpino, snowboard, esquí libre y escalada en hielo, todo bajo un mismo techo y a pocos minutos en tren del centro.
Descubre la estación de esquí perfecta según el tipo de esquiador que eres
El invierno es una estación mágica en la animada capital noruega, donde se siente por todos sus rincones su ambiente navideño, especialmente en el mercadillo de Spikersuppa, ubicado en la céntrica calle de Karl Johan. Su pista de hielo es gratuita y abre todos los días. Contemplar las mejores vistas desde lo alto de la noria, escuchar cantar villancicos a los niños del coro Sølvguttene en la catedral de Oslo o pasar por los puestos del mercadillo alternativo Oslos Supermarked, cruzando el fiordo desde la ópera, o del situado en Bygdøy son otras propuestas para empaparte de espíritu navideño.
Barato resulta también dar un paseo hasta lo alto de Grefsenkollen para disfrutar de preciosas vistas de la ciudad, del fiordo, Holmenkollen y Marka. Desde arriba, donde hay un restaurante en el que sentarse a saborear una cerveza, el paseo puede continuar por la bella naturaleza de Nordmarka. Quien no quiera andar, es posible acceder en metro o en tranvía hasta Storo y después en e bus 56 a Akebakkeskogen.
Otra magnífica vista es la que regala el edificio de la Ópera, que, además de ser uno de los escenarios de ópera más espectaculares del mundo, también tiene el techo más visitado de la ciudad, al que se puede subir gratis. Desde su magnífica ubicación en Bjørvika se contempla una de las mejores panorámicas sobre el fiordo de Oslo.
LAS ESCULTURAS DE VIGELAND
Una buena parte de su vida dedicó el escultor Gustav Vigeland a trabajar en las más de 200 esculturas de bronce, granito y hierro forjado que decoran este excepcional parque escultórico situado en el oeste de Oslo. Imprescindibles, el Monolito, un bloque único de granito de 17 metros de altura y esculpido con 121 figuras humanas desnudas y entrelazadas, y la escultura del niño con rabieta (Sinnataggen), que ilustra postales y recuerdos turísticos.
EN BICI POR OSLO
La capital noruega está entre las ciudades más bike friendly de Europa, llana, con carriles bici y entornos naturales sin salir de ella. Así que una buena idea es hacerse con una bicicleta y pedalear por el paisaje urbano. Se puede empezar recorriendo el paseo marítimo que une la ciudad de este a oeste a lo largo de 9 kilómetros y pasa por lugares emblemáticos, como la Ópera o el proyecto Barcode del barrio Bjorvika, descubrir la icónica arquitectura del museo Munch, la península de Bygdoy, los alrededores del lago Maridalsvannet o cualquiera de los barrios de la ciudad, desde Frogner, el más fashion, a Grünerlokka, el más hipster y al que se ha mudado Ingrid de Noruega, la hermana mayor del príncipe Sverre Magnus.
EN METRO, BUS O TRANVÍA SIN GASTAR UNA CORONA
En Oslo hay una completa red de autobuses, tranvías, metro y trenes que llegan a todos los puntos de la ciudad por un precio asequible. Más sana, la opción de ir caminando o en bicicleta, porque su centro histórico es muy compacto y en él se encuentran las atracciones más importantes. La tarjeta Oslo Pass (de 24, 48 o 72 horas) permite el uso gratuito de todos los medios públicos de transporte, entrada libre a museos y lugares turísticos, aparcamiento libre en todos los aparcamientos municipales de la ciudad y una rebaja sobre paseos guiados.