En Oviedo se empieza tomando el aperitivo alrededor de la centenaria plaza de abastos de El Fontán, y se acaba tomando un culín de sidra en la calle Gascona. En medio, todo tipo de delicias para una fiesta diaria que no tiene fin, porque si de algo se disfruta en la capital asturiana es del buen comer. Sea la sidra, los productos de los valles asturianos, de las lonjas del Cantábrico o los dulces, en esta deliciosa y señorial ciudad cualquier excusa es buena para sentarse a la mesa o ponerse tras una barra.
La nueva Capital de la Gastronomía 2024 llevaba dos años presentándose como candidadata y ha sido ahora, por fin, cuando ha llegado su reconocimiento por parte de la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo y la Federación Española de Hostelería, que la ha elegido para entrar a formar parte de la Red de Gastrociudades. Un prestigioso club que inauguró Logroño en 2012 y al que se fueron sumando después Burgos, Vitoria, Cáceres, Toledo, Huelva, Almería, Murcia, Sanlúcar de Barrameda y, la última, Cuenca, que ejerce hasta finales de 2023.
Bajo el lema La cocina que conquista, la capital asturiana se presenta como nueva Capital Española de la Gastronomía, lo que se traduce en una importante campaña de promoción turística y diversas actividades: jornadas gastronómicas, ferias y degustaciones de productos… Todo ello se suma a las propuestas y y menús históricos que ya forman parte de su calendario festivo y que han sido una de las bazas de la candidatura oventense. La riqueza de la gastronomía asturiana que se puede degustar en esta ciudad del norte de España: quesos, sidra, vino, faba, chosco, ternera –con seis Denominaciones de Origen Protegidas y cuatro Indicaciones Geográficas Protegidas, multitud de productos de Producción Ecológica y la marca de garantía del Principado ‘Alimentos del Paraíso’– también han tenido peso en la elección. Como definitivos han sido el Mercado del Fontán y la llegada del AVE a Asturias este año.
El verdadero corazón de la ciudad, además de la gran plaza de abastos ovetense es, desde 1885, el mercado El Fontán (mercadofontan.es), cuyos puestos son todo un muestrario de los productos del campo asturiano y el mar Cantábrico. Para sentir su latido, solo hay que acercarse cualquier día de la semana hasta los puestos de este mercado cubierto de arquitectura industrial. El Fontán es un lugar ideal para cogerle el pulso a la ciudad, tomar el aperitivo, comer en una terraza o ir a un chigre a beber unas sidrinas y probar unos quesos y unos embutidos asturianos. Para tapear, en los alrededores están Casa Ramón (casaramonoviedo.com), Casa Amparo (restaurantecasaamparo.com) y La Gran Manzana Verde (lagranmanzanaverde.es), entre otros. En todos ellos, se puede picotear fritos de pixín (rape), bocartes, croquetas caseras, tablas de quesos, lacón, escalopines al Cabrales…
LOS SABORES DE 'EL ANTIGUO'
La de Trascorrales es otra de las plazas más bonitas de «El Antiguo» de Oviedo. Aquí se unían los corrales de las antiguas casas señoriales y, hasta no hace mucho tiempo, ganaderos, pescadores y granjeros mercadeaban con sus productos. Este pasado lo recuerdan estatuas como La lechera y su burra, El vendedor de pescado y La pescadera. Es un lugar con buen ambiente y mejor picoteo. El establecimiento más famoso es la sidrería El Gato Negro (sidreriaelgatonegro.com), pero también animan gastronomícamente hablando El Fondín (elfondin.com), Raitán (elraitan.es) y Casa Laure.
CARBAYONES Y MOSCOVITAS, ODA AL DULCE
La calle de Jovellanos, que cierra por el norte el casco antiguo siguiendo parte de las murallas medievales, de las que aún pueden verse varios tramos, también es una buena zona para saciar el estómago. En ella está la confitería Camilo de Blas (camilodeblas.com), una de las más famosas de la ciudad, abierta desde 1914 y elegida por Woody Allen para rodar Vicky Cristina Barcelona. Su especialidad son los carbayones (pasteles de almendra y yema), pero también gustan las duquesitas (aros de almendra y yema) y el nuglass (turrón de nuez).
El apartado de dulces va mucho más allá y tienen nombre propio: Verdú (diegoverdu.es) y sus famosos turrones y helados; Ovetus (tiendaconfiteriaovetus.com) y Peñalba (peñalbabombones.es), que rivalizan con sus bombones artesanales; y Rialto (moscovitas.com), creador de las exquisitas y famosas moscovitas, esas finas pastas de almendra marcona y cobertura de chocolate que provocan colas en la confitería y salón de té de la calle San Francisco, en pleno centro de Oviedo. Olgas, Letizias y milhojas también tientan en sus escaparates junto a su marca registrada.
EL BULEVAR DE LA SIDRA
Por Jovellanos se llega a la calle Gascona (sidreriasgascona.com), donde la concentración de sidrerías supera a la de cualquier otro lugar del mundo y donde parece que todos los días son festivos. Conocida como el Bulevar de la Sidra, en ella se pueden degustar también tapas o platos más contundentes, pero siempre, con sidra. Es perfecta para ir a cenar de culines y productos de la tierra. En el número 1 está Tierra Astur Gascona (tierra-astur.com), donde probar platos típicos en un ambiente rústico y acogedor que incluye una tienda de productos asturianos. En el numero 9 hay otro Tierra Astur, cuyo gran reclamo son los pinchos hechos al momento en la parrilla. Destaca también, en el número 4, La Finca (sidrerialafinca.es), sidrería-agrobar donde todo lo que se come y se bebe tiene nombre y apellido, porque importa mucho el productor.
También tienen mucho que decir en la capital del Principado dos de los grandes embajadores de la cocina asturiana: los hermanos Manzano, Nacho y Esther –artífices de sus restaurantes gastronómicos Casa Marcial y La Selgar–, y sus dos propuestas urbanas más desenfadadas: Gloria (estasengloria.com) y Nastura Central (nasturaoviedo.es).
Y dos locales auténticos que no hay que pasar por alto: Casa Montoto (San Bernabé, 9), una cantina de toda la vida donde sentarse a tomar una mistela acompañada de un bollo preñado de chorizo, y La Paloma (lapalomaoviedo.com), cuyo vermut tiene solera y se toma con gusto en la barra junto a una gamba rebozada.
BOCADOS DE FIESTA
En Oviedo hay fiesta cada dos por tres y un bocado típico para acompañarla. El 19 octubre se celebra el Desarme comiendo garbanzos con bacalao y espinacas, callos y arroz con leche. Los restaurantes de la capital llegan a servir más de 10.000 raciones en un día. Todo viene de las guerras carlistas, allá por 1836, cuando uno de los bandos disfrutaba de una comilona de garbanzos con bacalao y espinacas, y el enemigo aprovechó la distracción para robarle las armas. Aparte de la comilona, se recrean las batallas, con actores y figurantes uniformados, cañones, caballos…
Entre finales de octubre y mediados de noviembre se celebran los amagüestos, fiestas en torno a las castañas, de origen celta. En Navidad, la producción de las pastelerías ovetenses es un imán potentísimo para los golosos. En el Antroxu, el Carnaval asturiano, la víspera del miércoles de Ceniza suele servirse un contudente pote asturiano que se remata con unas torrijas (picatostes) o frixuelos (crepes) de postre. Y a finales de mayo o principios de junio, en la fiesta de la Balesquida, Martes de Campo o Día del Bollo, también se come y se bebe bollu preñau y vino. Lo dicho, que en materia culinaria, a la nueva Capital Española de la Gastronomía 2024 no la gana nadie.