Cinco son las grandes fiestas gastronómicas que celebra Tolosa y llenan de vida y ambiente sus calles. Están dedicadas al besugo, a la micología, al vino blanco, a la sidra y, la de este sábado, a su perla negra, la alubia, una de las variedades de judías más apreciadas por sus cualidades nutritivas y tan consumida en el norte del España. Las alubias son las protagonistas del día grande de la villa, pero la fiesta también llena de ambiente sus calles, porque los tolosarras se visten con trajes tradicionales, se mueven al ritmo de las kalejiras y los conciertos animan hasta la noche.
Desde muy temprano, en la plaza del Triángulo se prepara el concurso de productores, en el que los participantes compiten por el premio a la mejor alubia cosechadas de la temporada. Durante 5 horas las candidatas se cocinan a la vista bajo una carpa y un jurado de cocineros y expertos gastronómicos las puntúan atendiendo a distintos criterios: la textura del hollejo, el grano, el caldo y el sabor.
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Mientras, en otro punto del casco histórico, el paseo San Francisco, se prepara el concurso gastronómico. Después será el momento de que vecinos y visitantes degusten los frijoles de manos de la cofradía o ya, con más calma, en las sociedades (¡más de 40!) y bares de Tolosa. Y también el del pasacalles con trikitilaris (acordeonistas), los gigantes en la plaza del Triángulo, las charangas, la compra en las carpas de productos gastronómicos para llevar a casa, desde alubias a la famosa morcilla de color amarillo que llaman mondeju bletza o la hora de probar el talo que preparan a la vista las vecinas.
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En Tolosa se cultiva el frijol negro, pero también el cebollino de ajo chino, el guisante lágrima –el que llaman ‘caviar’ vegetal– y se produce la mamía para hacer la cuajada vasca. De todo ello se aprende en el mercado que, desde hace siglos, se monta cada sábado en tres escenarios al aire libre del centro de la villa: El Tinglado, la plaza de la Verdura y la plaza Euskal Herria. Hay puestos de frutas y huevos, de verdura, de lácteos y membrillo, de pan, de setas y hongos, de flores y hierbas aromáticas…
Entre actividad y actividad hay que dedicar un tiempo a descubrir el casco histórico de Tolosa, un recinto en forma de isla, rodeada por el río Oria y uno de sus afluentes, en cuyas aguas los vecinos hacen piragüismo. De las murallas que se edificaron en la Edad Media para proteger el antiguo burgo queda el trazado de sus seis calles longitudinales y otras más pequeñas transversales, la puerta de Castilla, la del Puente de Navarra, que ofrece la vista más reconocible de la localidad, y también restos que se ven en el suelo del Tinglado a través de las placas de cristal.
Dejando atrás el convento de clausura de Santa Clara, puestos a andar van saliendo al paso el edificio barroco del ayuntamiento, muy cerca, la iglesia de Santa María, de grandes dimensiones, casas con muros de sillería, un buen conjunto de palacios –Arámburu, Idiáquez, Iturritza… – y hasta uno de los tres molinos, el único que ha perdurado, de los tres que hubo en el núcleo urbano en otro tiempo.
Si resulta una sorpresa encontrar un circuito de escultura vasca contemporánea en las calles de Tolosa –fruto de una iniciativa popular y que ya forma parte del paisaje de la villa–, mucho más entrar en el Topic, el Centro Internacional del Títere (topic.eus), que abre sus puertas en la plaza de Euskal Herria y recibir la bienvenida de las marionetas que habitan en su interior. El único centro dedicado íntegramente al arte de la marioneta en toda Europa, es un museo diferente, un gran almacén lleno de mundo de objetos animados, de historias de ficción, de juego, de humor, de emociones y de teatro, pero también un mundo de arte y artesanía.
Entre las más de 2600 marionetas que forman la colección de Topic, del siglo XVIII a la actualidad, se ven diferentes técnicas de manipulación –bunrake, guante, hilo, varilla, flotante…–, muñecos procedentes de todo el mundo: Birmania, Reino Unido, Vietnam, Hungría, México… Más que un escaparate, es un escenario donde en cualquier momento estos pueden empezar a actuar. Hay visitas guiadas, teatralizadas y talleres familiares que invitan a unirse de forma creativa y lúdica al universo mágico de los títeres y, del 25 de noviembre al 3 de diciembre, la 41ª edición del Titirijai, el Festival Internacional de Títeres.
Y en una localidad como Tolosa, las oportunidades para disfrutar de la gastronomía surgen en cada esquina. Se puede empezar probando la ensaladilla de bogavante de Ama (amataberna.net) y seguir después con los chipis de Ikatza (Berria Plaza, 6) o las propuestas creativas de Karela (Paseo San Francisco, 21), BideBide (hotelbidebide.eus), Alondegia (San Joan Plaza, 2) u Orbela (orbelataberna.com).
Sin salir del centro histórico, en Tolosa también hay que disfrutar de las compras en este gran centro comercial peatonal al aire libre. Las calles Rondilla y Correo son las que concentran mayor número de tiendas, pero comercios con personalidad propia y especial también se encuentran en la calle Mayor, Errementari y Lechuga.
Y si el fin de semana se encuentra hueco, para bajar las alubias, nada mejor que disfrutar del entorno natural de Tolosa y la comarca de Tolosaldea haciendo una ruta senderista, como la que desde la parte vieja sigue el camino de Izaskun para subir al monte Uzturre, popular entre los lugareños, o al Hernio, un macizo de roca caliza entre los ríos Urola y Oria.