Cada época del año tiene su tipo de escapada y esta que te proponemos hoy es un plan para hacer en otoño más que en ninguna otra ocasión. A principios de noviembre cuando refulgen los hayedos y robledales de la sierra de la Demanda y en los pinares se recogen setas. Es una actividad muy entretenida, pero si no nos apetece o simplemente no nos atrevemos, tampoco pasa nada, siempre nos quedarán los restaurantes de la zona donde dar buena cuenta de ellas en los platos que preparan esta temporada.
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Esta ruta riojana que os proponemos sigue un antiguo trazado ferroviario conocido como Vía Verde del Oja, entre las localidades de Casalarreina y Ezcaray. Lo ideal es hacerla en bici, pero también a pie por alguno de sus tramos o en coche si no tenemos espíritu deportivo y preferimos la carretera LR-111, que discurre paralela a la vía y por la que se ve lo mismo. Que cada uno elija el la forma, porque se haga como se haga, nunca defrauda.
POR LA VÍA VERDE DEL OJA
DE CASALARREINA A SANTO DOMINGO DE LA CALZADA
Rectísima, así es esta vía que arranca en Casalarreina, a siete kilómetros de Haro, que recorre 28 kilómetros (principalmente asfalta) y permite pedalear casi sin esfuerzo hasta el mismo pie de la sierra.
Los 12 primeros kilómetros hasta alcanzar Santo Domingo de la Calzada son pura llanura, con unos pocos viñedos que acompañan el camino. En Santo Domingo, la vía verde se cruza con el Camino de Santiago, por donde nos cruzaremos con un río de peregrinos que avanzan en dirección a la Catedral. Frente a la tumba del santo está el famoso gallinero que desde el siglo XV mantiene en su interior un gallo y una gallina vivos en recuerdo del milagro que dio pie al dicho popular: “Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada”.
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ARTE EN EZCARAY: ARQUITECTÓNICO, TEXTIL Y GASTRONÓMICO
Poco a poco, la sierra va creciendo en el horizonte y los sembrados dando paso a las laderas tapizadas de pinos, robles y hayas. Donde acaba la vía y empieza la montaña de verdad, está Ezcaray. Su iglesia de Santa María la Mayor es un buen ejemplo de templo-fortaleza. Otro edificio llamativo es la Real Fábrica de Paños fundada por Carlos III, hoy albergue y teatro.
Pero no es a ver monumentos a lo que viene la gente a Ezcaray. La gente viene de lejos a comprar las mantas, echarpes, bufandas y hasta bolsos que elabora desde 1930 la familia Valgañón, usando los mejores productos naturales -mohair, cashmere, alpaca y lana- y manteniendo las artes tradicionales artesanales en el lavado, teñido y acabado (mantasezcaray.com). Sería un pecado salir de Ezcaray sin haberse llevado alguno.
También viene la gente a Ezcaray a probar lo que se cuece en el Echaurren: las croquetas, las alubias y la cocina imaginativa de Francis Paniego. Además del restaurante tradicional, Echaurren Tradición, y del moderno, El Portal de Echaurren -dos estrellas Michelin-, están el Bistrot y el Tapas Bar. Por haber, hay hasta platos para llevar o para regalar, con el servicio Echaurren A-Casa (echaurren.com).
Se coma donde se coma, el café es mejor tomarlo en la antigua estación, que ahora es un bar-restaurante con fotos del ferrocarril y terraza en el viejo andén, con vistas a un parque encantador. Aquí, donde muere la Vía Verde, nace como prolongación lógica y muy apetecible de la misma el sendero GR-93, un camino bien señalizado que conduce a través de la montaña hasta San Millán de la Cogolla, la cuna del castellano.
CASALARREINA: MARIDANDO ARTE, VINO Y GASTRONOMÍA
A Casalarreina el nombre le viene de antiguo. En el palacio de los Condestables de Castilla (del siglo XVI), el más emblemático de esta localidad (hoy permanece cerrado tras un derrumbe), dicen que se alojó la reina Juana la Loca. Y de ahí parece que le vendría el nombre, aunque lo cierto es no hay documentos que lo corroboren.
Sea como sea, esta localidad merece un alto en nuestro camino antes (o después) de comenzar el recorrido por la vía verde, para visitar, entre otras cosas, el monasterio de Nuestra Señora de la Piedad, una joya del gótico isabelino que deja con la boca abierta a quienes se acercan hasta él. Un gran complejo monacal con una majestuosa portada plateresca, la iglesia con bóvedas de crucerías estrelladas, un magnífico claustro, el convento propiamente dicho y la huerta amurallada de 30.000 metros cuadrados, que ocupan medio pueblo. Junto al monasterio hay una hospedería (hospederiacasalarreina.com) para quienes se quieran alojar, con 15 grandes habitaciones, tanto como los baños.
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Estamos en tierra de vino -Casalarreina pertenece a la Ruta del Vino de La Rioja Alta- y puesto que durante el mes de noviembre se celebra el Día Mundial del Enoturismo (el día 12), los que se acerquen a ella en estas fechas pueden sumar a la escapada la visita a una bodega e incluso un bonito paseo por los llamados Senderos del Vino, hay hasta 15, como el que une esta localidad con Haro (5 horas andando y 1,7 horas en bicicleta).
Para vivir una experiencia gastronómica única hay que reservar en el restaurante Lumbre (lumbrerestaurante.com), bajo la batuta del chef Sergio Hernando Diez. Situado en una antigua bodega del siglo XVII, la propuesta de Lumbre se basa en el producto de temporada, una cocina que mezcla tradición e innovación a través de sus menús (70€ y 100€, maridaje aparte). También ofrecen cenas maridadas, como la que organiza este mes de noviembre junto con las bodegas Finca la Emperatriz, de Haro.