La sierra del Segura rompe esa imagen de llanuras cerealistas y horizontes planos de la Mancha, un entorno al que da el nombre el río Segura, pero donde su afluente, el Mundo, acapara todo el protagonismo, pues nace en estas geografías. Y lo hace a lo grande, en una profunda cueva del Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima. Entre los meses de noviembre y enero –también en primavera– se produce espontáneamente una explosión extraordinaria conocida en la zona como el 'reventón' y la primera acaba de suceder. Los 60 litros por metro cuadrado que cayeron en la sierra en los últimos días, la presión, la temperatura del aire y las rachas de viento que ha traído a este rincón la borrasca Ciarán han provocado el fenómeno, multiplicando hasta mil veces su caudal medio y, a la vez, dejando imágenes espectaculares en el nacimiento.
El reventón se ha convertido en uno de los grandes reclamos turísticos de la sierra albaceteña, pues son muchos los que quieren ver cómo se desploman con fuerza en cascada las aguas del río desde un gran paredón de roca de 300 metros de altura formando numerosos chorros, colas de caballo y pozas que no pueden ser más vistosas.
Hay diferentes opciones para visitar el nacimiento del Mundo, pero el camino más fácil es llegar en coche hasta el pueblo de Riópar, donde hay un aparcamiento situado a menos de un kilómetro del nacedero. Para alcanzar la cascada, solo que hay que caminar 15 minutos por el sendero entre pinos que conduce hasta los dos miradores desde los que se ve brotar el río. Al desplomarse, sus aguas dan varios saltos consecutivos –el mayor alcanza 80 metros de altura–, para caer en las calderetas, como llaman por aquí a las pozas de agua cristalina.
Bajo este paraje conocido como calar del Mundo, donde las formaciones kársticas (dolinas, simas, poljes…), captan el agua procedente de las lluvias, discurren más de 50 kilómetros de galerías subterráneas, uno de los sistemas de cuevas más importantes de la península. La empresa Mundo Aventura Riópar (mundoaventurariopar.com) organiza visitas al nacimiento o espeleología, para distintos niveles, en la grandiosa cueva de los Chorros, con más de 40 kilómetros, y en la que llegar a su boca ya es una aventura.
Maravillas subterráneas (y no solo cuevas) para un viaje al centro de la tierra
Además de contemplar la cascada, el evocador paisaje kárstico del parque natural ofrece muchas posibilidades para el senderismo. Y también los pueblos del entorno, empezando por el de Riópar, que en realidad son dos: el viejo y el nuevo. El primero es una encantadora aldea fantasma que se esconde en lo alto del monte con su castillo en ruinas y sus casas de piedra y madera bien restauradas como alojamientos rurales. En el de abajo se fundaron en 1773 las Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz, un complejo industrial dedicado a producir objetos de bronce y latón que ahora es un museo.
Si se quiere seguir descubriendo el abrupto y montañoso sur de Albacete y los pueblos de la sierra hay que enlazar una ruta que empice por Alcaraz, con uno de los legados artísticos más sobresalientes de Albacete, y continúe después por Ayna, Bogarra, Paterna del Madera, Molinicos y Vianos, entre espesos mantos de pinares, encinas y alcornoques y acompañados siempre del sonido del agua como música de fondo.