Namibia es uno de los países más bellos e inéditos de África y lo empezamos a desvelar nada más aterrizar en el aeropuerto de Windhoek y subir al camión todoterreno que nos lleva desde la capital hasta el Parque Nacional de Etosha, primera parada de esta gran aventura. El vehículo tiene capacidad para un máximo de 18 personas y va equipado con todo lo necesario para hacer kilómetros y kilómetros: nevera y otros útiles para preparar las comidas y montar las acampadas, enchufes para cargar dispositivos móviles y hasta un chill out con almohadones en el que tomarse un descanso en los recorridos, que no suelen durar más de tres o cuatro horas.
Maravillas naturales de África para, al menos, una vez en la vida
A cierta altura, con el techo abierto y 360 grados de visibilidad, todo parece al alcance de la mano en el espacio protegido más grande del país. Las cebras suelen ser las encargadas de dar la bienvenida a los visitantes, pero una vez acampados junto al charco de Halali, el atardecer se convierte en una película en tres dimensiones que muestra la grandiosidad del elefante o el misterio milenario del rinoceronte.
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EL SEGUNDO SALAR MÁS GRANDE DEL MUNDO
El gigantesco salar de Etosha, el segundo mayor del mundo, resulta inmenso, inesperado. Su nombre significa «el gran lugar blanco» y en sus charcas se agrupan impalas, kudus, ñus, cebras... Sí, la fauna es abundante y variada y uno pronto se familiariza con las cebras y el juego de las gacelas, con las esbeltas jirafas y las ardillas que corretean por la carretera de tierra por la que avanza el camión, pero hay animales más difíciles de avistar, como el antílope hartebeest, con su curiosa cornamenta que tiene forma de corazón. Si la estancia en Etosha se amplía a dos días, el avistamiento de leones también está garantizado.
Los lugares más maravillosos del mundo en versión española
Ponemos rumbo oeste hacia el desierto de Damara, donde habita la tribu de los himba, originaria del país y de las más bellas de África. Pueden verse concentraciones de la etnia al norte del país, pero en ningún lugar como en la zona de Kamanjab, donde viven como sus antepasados, porque el turismo no ha viciado su modus vivendi. Son polígamos, construyen sus pequeñas y circulares viviendas con excrementos de vaca y termiteros, el hombre caza y cuida el ganado, la mujer, de la familia y cubre su cuerpo y su cabello con una mezcla de ocre pulverizado con grasa animal para protegerse del sol y los insectos. Otro mundo, otra realidad.
Pero Kamanjab también es zona de guepardos, el mamífero más veloz de la tierra y para verlos muy de cerca, en su hábitat, basta acampar una noche en Cheetah Park.
EL BOSQUE PETRIFICADO, PATRIMONIO MUNDIAL
Viajando hacia el sur cambiamos de registro, porque a 200 kilómetros, cerca de Khorixas y Twyfelfontein aguarda otro misterio escondido en las profundidades del país: el Bosque Petrificado, declarado Patrimonio de la Humanidad. Hace 280 millones de años una gran riada trajo miles de árboles desde Angola, el lodo los cubrió y quedaron petrificados a consecuencia de los minerales de las arcillas. La erosión los hizo reaparecer y hoy son auténticas piedras con forma de árbol, algunas de más de 30 metros de longitud.
También en la lista de la Unesco está el sitio arqueológico Twyfelfontein, en la región de Kunene, donde los más sabios de la tribu de los san tallaban piedras para enseñar a los jóvenes 2000 años antes de Cristo, por ejemplo, cómo encontrar agua. Actualmente forman la mayor concentración de petroglifos y restos arqueológicos de la Edad de Piedra de Namibia.
LA COSTA DE LOS ESQUELETOS
Para recorrer la costa de los Esqueletos, el camión va bien provisto de gasolina, mantas, agua y comida, porque son 800 kilómetros de puro desierto lo que tiene de longitud. Aquí vienen a morir los elefantes, pero también barcos que durante años encallaban en sus fondos irregulares de arena. Pocos saben que en algún punto de esta costa se encuentra la mejor ola del mundo para surfear y en Cape Cross habita la comunidad de leones marinos más grande del continente.
Quedan kilómetros de costa y de desierto hasta llegar a la ciudad de Swakopmund, fundada a principios de siglo XX por alemanes y donde se impone recorrer en quads las dunas al amanecer. Después, en dirección al desierto del Namib, que da nombre al país, el paisaje cambia en suave progresión. Las dunas pasan a ser llanuras infinitas y luego montañas de aspecto lunar para transformarse más tarde en las grandiosas dunas de fuego por las que es conocido este lugar.
EN AVIONETA O GLOBO SOBRE EL DESIERTO DE NAMIB
Ningún momento mejor que el alba, ni mejor panorámica, que la que ofrece un vuelo en avioneta sobre este desierto. Desde arriba se contempla la duna 45 –llamada así porque se encuentra en ese mismo punto kilométrico de la carretera que conecta la entrada a Sesriem y Sossusvlei–, el Deadvlei, el cañón de Sesriem, el salar Sossusvlei, los misteriosos e inexplicables fairy circles (esos singulares parches circulares de tierra estéril de plantas) y hasta las dunas de la costa, donde se visualizan focas y los restos del carguero alemán Eduard Bohlen, que encalló en la costa de los esqueletos en 1909. La empresa Desert Air (desertair.com/na) ofrece diferentes rutas y tiene su pista de aterrizaje junto a la entrada al salar.
Los mejores destinos del mundo para montar en globo
Otra grata experiencia es contemplar el amanecer desde la duna 45 alojándose en el campamento de Sesriem. Es el lugar perfecto para despedir esta emocionante aventura en camión todoterreno por Namibia, no sin antes haber visualizado otra maravilla natural, Deadvlei, el Valle de la Muerte, un lago milenario que al secarse dejó su suelo pintado de blanco y petrificados un conjunto de árboles que han dado origen a un lugar inquietante.
MUY PRÁCTICO
Cómo llegar
No hay vuelo directo desde España a Windhoek, la capital de Namibia, sí con escalas con compañías como British Airways, KLM, Lufthansa y Qatar. La experiencia de recorrer el país en camión todoterreno la organiza Ankawa Safari (ankawasafari.com) y comienza nada más aterrizar en el aeropuerto Hosea Kutako. Los recorridos son personalizados. Un viaje de 12 días puede costar a partir de 1990 €, incluyendo alojamiento y pensión completa.
Todos los traslados están incluidos en el viaje organizado, para el que es recomendable llevar ropa de abrigo y de verano, linterna, zapatos cómodos y chanclas para los baños de los camp. Pero Namibia también es un país seguro para moverse por libre. No hacen falta ni visados ni vacunas.
Cuándo ir
La mejor época para viajar a Namibia es en temporada seca, de junio a octubre, porque los animales se acercan a las charcas a beber y es más fácil contemplarlos.
Las comidas
El viaje en camión incluye pensión completa, con algunas de las comidas en restaurantes como Joes Beerhouse (joesbeerhouse.com), de los mejores de Windhoek, la capital, donde saborear la auténtica comida de Namibia: pescados, pero también sus carnes de oryx, antílopes, cebra o cocodrilo. O, en la ciudad costera de Swakopmund, Khuki´s Pub Seafood and grill (kuckispub.com) que sirve, desde principios del siglo XX, comida tradicional con reminiscencias germanas. Entre las dunas en Sossusvlei y la costa de Walvis Bay, una parada para desayunar es Solitaire, la que durante años fue la única gasolinera del desierto de Namib.
Cómo viajar de manera diferente
El alojamiento
Como el viaje en camión por Namibia es a la carta y en grupos reducidos, los hoteles incluidos en el itinerario se conocen de antemano, aunque en algunas ocasiones hay opción de up grade. En Etosha y con todas las comodidades están Halali Camp y Okaukuejo Camp (etoshanationalpark.org). Y en la zona de Kamanjab, Cheetah Park (cheetahparknamibia.com), donde se puede optar por acampar en tiendas o descansar en las pequeñas cabañas del lodge rural. Lo más recomendable cuando se visita el desierto del Namib es dormir dentro del parque, en campamentos como Sesriem Camp (nwrnamibia.com/sesriem.htm), para así poder ver amanecer desde la duna 45. Ideal para quienes prefieran dormir con las comodidades de un hotel de lujo, Sossusvlei Lodge (sossusvleilodge.com). En el centro de la ciudad de Swakopmund está el Hotel A la Mer (hotelalamer.com-namibia.com), sin pretensiones, pero con todo lo necesario para descansar en plena costa de los Esqueletos. Y ya en la capital y cerca de los mejores restaurantes, Kubata City Hotel (kubata.com.na), con una veintena de habitaciones alrededor de su piscina.