¿Qué nos apetece mar o montaña? La eterna pregunta que nos hacemos cuando pensamos en una escapada. Aquí las dudas se resuelven sin estridencias porque estos dos pueblos guipuzcoanos ofrecen lo mejor de cada uno de los dos planes.
Deba es una de esas localidades de la costa cantábrica de playas batidas por un mar con carácter. Fuera de temporada, y más allá de sus arenales, esta villa situada sobre la ría del mismo nombre, fue un puerto comercial importante dedicado al comercio de la lana en tiempos de los Reyes Católicos. De ese pasado lustroso conserva buenas muestras arquitectónicas, como el templo de Santa María la Real, de hechuras catedralicias. Hay que detenerse ante su magnífica portada gótica y en el claustro del siglo XVI.
Pero no es el único edificio ante el que detenerse. El Ayuntamiento, en pleno casco histórico, el palacio de Aguirre -conocido también como la Casa Valmar- o la Casa Aldazabal-Murgi también merecen una visita.
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PLAYAS DE DEBA FUERA DE TEMPORADA
También más allá del verano se disfruta en Deba de sus playas, espacios únicos para el paseo fuera de temporada. La de Santiago, la principal de la localidad, es ideal para esto gracias a los paseos marítimos que la rodean. También hay que acercarse a la rocosa de Lapari y sobre todo a la salvaje de Sakoneta, en la Ruta del Flysch del Geoparque de la Costa Vasca (geoparkea.eus/es).
Sakoneta es un espacio único en forma de concha, rodeado de magníficos acantilados cortados en blanco que nos recuerdan a los famosos acantilados de tiza del Parque Nacional de South Downs en Inglaterra. Son varias opciones para contemplar Sakoneta: desde lo alto del acantilado hay una ruta señalizada (PR GI 5001) de algo menos de cinco kilómetros y dificultad media. También se puede dejar el coche junto al mirador de Mendatagaina y desde allí caminar unos dos kilómetros. La tercera, y más cómoda de todas, es en un barco que parte del puerto de Zumaia y recorre los acantialdos del flysch entre esta localidad y Deba. Un agradable paseo para conocer este fenómeno geológico tan característico de la costa vasca.
EXCURSIÓN AL INTERIOR
Desde Deba resulta imprescindible tomar la carretera de la costa para subir hasta el cerro de Santa Catalina, privilegiado mirador con vistas al mar y la montaña. Más allá se encuentra el santuario de Itziar -“estrella del mar”-, del siglo XVI, pero con muestras de otro anterior. Itziar, nombre muy habitual entre las gipuzcoanas, era un punto de referencia para los marinos que sorteaban la costa, no en vano es la patrona de los Mareantes.
Profundizando hacia el interior se llega a Lastur a través de una serpenteante carretera encajada entre las verdes lomas del valle homónimo (lastur.eus/es). Un pequeño núcleo que pertenece a Deba y que está formado por varios caseríos, la taberna -el lugar ideal para degustar la gastronomía de la zona- y una singular iglesita. En Lastur es famosa la suelta de vacas bravas -la habitual sokamuturra-, y todavía funcionan dos molinos de agua con más de doscientos años bajo sus palas. También es lugar idóneo para hacerse con productos de caserío, como el queso y la miel, o participar en alguna de las actividades de la zona como paseos a caballo por los campos y bosques que rodean Lastur.
DE DEBA A MUTRIKU
Viajar de Deba hasta Mutriku por la carretera de la costa es meterse de nuevo Cantábrico en vena. Dispuesta sobre una ladera, Mutriku aprovecha un entrante del mar para abrigar su puerto. Situada ya en la frontera con Vizcaya, las calles de esta villa marinera se adaptan como pueden al terreno, componiendo un caprichoso trazado urbano en el que son frecuentes los tramos de escalera.
Mutriku es la cuna del almirante Cosme Damián Churruca y Elorza, el héroe de Trafalgar. La plaza Churruca guarda la memoria de este almirante, y en la calle Conde de Motrico se encuentra un pétreo edificio, el palacio Gaztañeta, conocido vulgarmente como la Casa de Churruca, solar donde nació y vivió.
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La arquitectura popular marinera de esta localidad se da la mano con numerosos palacios renacentistas y barrocos. En la ya mencionada plaza de Churruca destacan la arquitectura neoclásica de Nuestra Señora de la Asunción, el Ayuntamiento barroco y la casa Palacio Galdona, de finales del siglo XVII. Otros palacios son el de Zabiel, del siglo XVI y actual casa de cultura, y la casa Palacio de Montalivet, señorial edificio barroco. Casi en el puerto, nos encontramos la torre de Berriatua o Sulengua, testimonio del pasado medieval de esta villa.
LAS OBLIGADAS PLAYAS
Como Deba, Mutriku también tiene buenas playas de obligado paseo. La arena negra de Ondarbeltz da cara a la vecina Deba y casi parece una playa de esta localidad. Saturraran, la más famosa y de más fina arena, está ya casi en Ondarroa. Tiene el especial encanto que le da la barra de rocas que la separa del mar abierto.
También imprescindible un paseo por el puerto, uno de los más antiguos de Euskadi, de pasado ballenero y junto a él, la antigua lonja de pescado.
Para conocer el interior, puede llegarse hasta Olatz, en un valle, uno más y especialmente hermoso, de los muchos que se vuelcan desde la montaña al Cantábrico.
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