Después de asistir a la cena de gala por el 18º cumpleaños de Christian de Dinamarca, la hija mayor de los príncipes Haakon y Mette-Marit vuelve a ser noticia porque, a sus 19 años, ha decidido abandonar el palacio de Skaugum e independizarse. ¿El lugar elegido? El barrio más alternativo de Oslo, donde se ha instalado en un apartamento. Si la capital noruega es ya en sí una ciudad moderna, el barrio de Grünerløkka es la máxima expresión. Calles comerciales animadas con música, arte urbano en cada esquina, encantadores cafés y restaurantes, pubs alternativos, mercadillos, galerías que combinan las obras de artistas locales con ropa de segunda mano y un bullicioso ambiente juvenil que nada tiene que ver con el que fuera en otro tiempo barrio obrero.
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Grünerløkka, el distrito que lleva dando que hablar ya algunos años por su infinita oferta cultural y de ocio, se encuentra a tan solo a 20 minutos a pie del centro de Oslo. Poco o nada queda ya del pasado industrial y obrero de esta zona del noreste de la ciudad, la misma donde nació y crio el joven Edvard Munch. Los inmensos edificios de ladrillo rojo visto, los mismos que durante el siglo XIX alojaron fábricas y residencias obreras, siguen ahí, al menos sus fachadas originales, porque ahora alojan negocios de todo tipo.
La transformación de Grünerløkka sucedió a lo largo del siglo XX, cuando las calles se llenaron de arte urbano, empezaron a abrir tiendas de ropa vintage y el barrio se animó con músicos callejeros y gente joven. Hoy es un referente para ir de comprar, conseguir artículos de segunda mano, tomar algo en sus numerosas cafeterías y tabernas y disfrutar del ocio nocturno. Y si apetece un plan más tranquilo, caminar por la ribera del río.
Un buen lugar para empezar el día en el barrio más trendy de la capital es Nord (nordoslo.no), donde huele a pan y dulces noruegos y a café recién hecho, cuyo grano tuestan sus propietarios. Los auténticos sibaritas del café tienen su templo en Tim Wendelboe (timwendelboe.no), en el número 1 de Grünersgate. Se trata del local de uno de los mejores baristas de toda la ciudad y hasta del país, quien decidió transformar su amor por este arte en un negocio dedicado en exclusiva a su gran pasión. Aquí se muele y tuesta el grano del café que antes ha sido minuciosamente escogido en los países productores. Sus menús preparados al momento cambian según la temporada de cosecha de café y el clima local y, además podemos llevárnoslos a casa o dejarnos aconsejar por sus baristas de cómo prepararlos.
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La larga calle Thornald Meyer, la misma en la que vivió la familia Munch y el empresario y filántropo noruego que le da nombre, es el eje del barrio. En ella los negocios de restauración son los grandes protagonistas, aunque no faltan galerías de arte, tiendas de diseño y algún que otro local en el que hacerse con prendas de estilo retro, como Velouria Vintage (velouriavintage.no) o Carlings (carlings.com), que abrió sus puertas en el barrio en los años 60 y está especializada en ropa vaquera y cuenta con su propia marca. Más ropa vintage se puede encontrar en el mercadillo al aire libre que se monta los domingos en la plaza Birkelunden, donde, además de prendas y objetos de segunda mano, se pueden comprar vinilos.
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En la misma calle Thornald Meyer se encuentra uno de los referentes gastronómicos del barrio: el exitoso mexicano Mucho Más (muchomas.no), reconocible por el colorido mural de su fachada y el lugar para probar las mejores fajitas, burritos y enchiladas. Los que prefieren hamburguesas tienen que pasar por Munchie´s (munchies.no) y dejarse caer en la tentación de sus variedades, que van acompañadas de crujientes patatas fritas.
Si hablamos de diseñadores y creadores nórdicos, atención a Granit (granit.com), las propuestas de interiorismo de los diseñadores locales en FRAMA Collected By (kollektedby.no) y los originales artículos en Skaperverket (skaperverket.no). Y, por supuesto, también está el centro de diseño y arquitectura DogA (doga.no), instalado en una antigua estación abandonada junto al río Akerselva.
Precisamente, muchos de los que pasean por el barrio siguen la ribera del río para contemplar el arte urbano presente en algunas las fachadas que se asoman a él. Otros se acercan al Jardín Botánico –uno de los pulmones verdes de Oslo– o siguen la ruta de Edvard Munch, que recorre los lugares vinculados al artista precursor del expresionismo, incluyendo el Museo Munch (munchmuseet.no), en el que se exponen muchas de las obras que el artista legó a la ciudad.
Cuando llega la noche tampoco faltan propuestas, por supuesto, como los conciertos de Vulkan Arena (vulkanarena.no) o los mejores cócteles de la ciudad del Bar Boca (Thorvald Meyers, 30), donde trasladarse 60 años atrás y despedirse del barrio más alternativo de Oslo.