En coche o mejor andando, más saludable, se alcanza la colina redondeada que corona la capital asturiana, en cuya cima se encuentra la descomunal escultura del Sagrado Coracón de Jesús que recibe a sus visitantes con los brazos abiertos. Un monte a 637 metros de altitud donde los oventenses pasan sus horas al aire libre y se recrean con las vistas que regala el mejor mirador de la ciudad, que queda a los pies, y el verde paisaje que la rodea. Hasta se puede llegar a ver el mar. Frente a él, en la sierra del Aramo, está el Montsacro, donde, según cuenta la leyenda, se guardaron en el Arca Santa las reliquias que hoy se exponen en la catedral.
Si viajas a Oviedo, haz un hueco a estas escapadas sin alejarte mucho
Como la Casa de Campo para los madrileños o el monte Igueldo para los donostiarras, los que suben al Monte Naranco tienen aquí senderos para caminar, montar en bicicleta, praderas para hacen pícnic y patrimonio, pues aquí se encuentran dos joyas del arte prerrománico.
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CÓMO SUBIR AL NARANCO
Numerosas indicaciones por toda la ciudad marcan el camino hacia el monte Naranco. En coche son 15 minutos desde el centro de Oviedo; andando, alrededor de una hora y media. La subida arranca en la avenida de los Monumentos, que asciende por la falda del monte dejando atrás la zona residencial Ciudad Naranco, un lugar tranquilo y agradable con modernas casas unifamiliares. Cuando desaparecen las cosas el monte asoma. Más cómodo es conducir hasta el aparcamiento de los monumentos prerrománicos y desde allí continuar a pie.
EL CENTRO DE INTERPRETACIÓN DEL PRERROMÁNICO
Muy cerca del aparcamiento, en unas antiguas escuelas, se encuentra el Centro de Interpretación del Prerrománico Asturiano, donde a través de paneles interpretativos, piezas, mapas, cronogramas y maquetas se explica de manera rigurosa este arte declarado Patrimonio de la Humanidad y los 15 monumentos de esta arquitectura en la región. En Oviedo, la Cámara Santa de la catedral, Santuyano, San Tirso el Real… y los dos que se descubren en este entorno y quedan a un paso: Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo. Desde el centro también se organizan visitas guiadas y actividades.
SANTA MARÍA DEL NARANCO
La primera de las joyas prerrománicas que adornan la ladera del monte Naranco, y una de las más representativas de este arte, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la mandó construir Ramiro I como palacio, y nada tiene que ver con la austeridad que imperaba en la época. Cuando se está ante ella sorprenden sus esbeltas proporciones, con dos pisos, uno inferior con una estancia cuyo uso se desconoce y, en el superior, una gran sala para las audiencias con dos miradores, uno a cada lado. Y sus capiteles ricamente labrados y elementos decorativos por doquier. Difícil no recrearse.
Lugares que son Patrimonio de la Humanidad y quizás no lo sabías
SAN MIGUEL DE LILLO
A un centenar de metros se encuentra la iglesia palatina que el mismo rey astur consagró en el 848, que fue tres veces más grande de lo que se puede ver en la actualidad pero que le basta y le sobra, para ser otra de las maravillas de este arte. En ella destaca una interesante labor escultórica, especialmente en las jambas de la entrada y en sus basas, capiteles y columnas. Los dos templos se visitan por fuera, pero si se quiere acceder al interior hay que reservar la entrada.
LOS CAMINOS DEL NARANCO
Por el monte Naranco discurren 6 itinerarios señalizados que discurren por antiguas sendas que recorrían la sierra uniendo aldeas, fuentes y lavaderos, viejas minas y canteras de calizas, zonas de pasto y tierras agrícolas. Hoy por estos caminos se aprende de historia mientras se disfruta de la naturaleza, el paisaje y la flora y la fauna, pues en este entorno hay robles carbayos, castaños, frescnos, sauces, entre los que se vez corzos, jabaliés y más de 80 especies de aves. Todo ello a las puertas de la ciudad.
Entre los caminos está la senda de los Neveros (10 kilómetros), el que descubre las trincheras del Pico Paisano (7,3 kilómetros) o el que pasa por la Fuente de los Pastores, un recorrido circular de 7,6 kilómetros que arranca en el aparcamiento de los monumentos prerrománicos, muy cerca del centro de interpretación, para ascender al alto de la sierra. Apetecible también el que lleva a la peña Llampaya, después de recorrer 6,3 kilómetros tomando como punto de partida y final el área recreativa de Ules y atravesando prados y bosquetes de robles y castaños.
DÓNDE COMER EN EL MONTE NARANCO
Y si la panorámica desde el Sagrado Corazón no tiene precio, atención a la que se disfruta desde el merendero Bella Vista tomando una sidra. O la de la Parrilla Buenos Aires, especializado en carnes a la brasa a buen precio. En la falda del monte otra referencia gastronómica es Casa Lobato (casalobato.es), hoy al frente de la cuarta generación de este restaurante fundado a finales del siglo XIX. En su carta, pescados y mariscos del Cantábrico, carnes IGP asturianas, lechazo, chocolates, quesos... El pixín alagostado es una de sus leyendas.