Montilla, una ciudad para rendir culto al vino andaluz

Antes de llegar a Montilla, la ciudad blanca elevada sobre una colina y coronada por una antigua fortaleza, una inmensidad de viñedos nos acompañan y escoltan hasta su misma entrada. Miles de cepas, cuyo fruto se recoge en el mes de septiembre, dan la bienvenida al viajero que la visita en sus mejores meses: los que abarca el otoño.

Los vinos de Montilla-Moriles, una de las denominaciones más antiguas de España, no se elaboran solo aquí. Son 17 los municipios que conforman este territorio de caldos mundialmente reconocidos, pero Montilla les presta el nombre y en ella se encuentra el Consejo Regulador.

Estamos en territorio Pedro Ximénez, una uva elegante, jugosa y con nombre propio, que parece que procede del Rhin, desde donde la trajo un soldado de los tercios de Flandes llamado en realidad Pedro de Siemens, al que los andaluces rebautizaron como Pedro Ximénez. Es la auténtica protagonista, ocupando más del 95% de la toda la superficie cultivada en esta DO, una uva polifacética con la que se elabora no solo el famoso vino con el que comparte nombre, sino también otras tipologías como finos, amontillados, olorosos y palo cortado.

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Una escapada en estas fechas a Montilla pasa irremediablemente por visitar sus bodegas y lagares, quizás no tan conocidas como las también andaluzas de Jerez de la Frontera, pero entre las que se encuentra la más antigua de todo Andalucía.

Si disponemos de algo más de un fin de semana conviene recorrer algún otro pueblo de la denominación, muchos entre los más bonitos de Córdoba: Cabra, Baena, Espejo, Lucena, Montemayor… y así unir patrimonio, vino y gastronomía para regresar a nuestro punto de partida con el mejor sabor de boca.

UNA BODEGA CON HISTORIA: ALVEAR

Son muchas las bodegas que ese visitan en Montilla-Moriles, pero hay si hubiera que quedarse con una no podríamos prescindir de Alvear, fundada en 1729, que tiene el reconocimiento como la más antigua de Andalucía (alvear.es). Una bodega de gran prestigio internacional que lleva en las manos de la misma familia desde sus orígenes, pasando generación tras generación y ya van por la octava. En sus viñedos, situados en la sierra de Montilla, reina la uva Pedro Ximénez con la que elaboran un vino dulce y suave.

Podemos hacer un tour por sus viñedos y el Lagar de las Puentes, o una visita a la bodega, con casi tres siglos de antigüedad, y conocer la historia detrás de sus muros. Siempre acompañadas de una cata, en algunos casos dirigidas por la sumiller de Alvear. Para descubrir la historia de esta casa centenaria y su legado se visita la bodega de la Casa, centro histórico de Montilla, o las bodegas del Escudo y Liceo, pasando por la sacristía.

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CRUZ CONDE, LA BODEGA SUBTERRÁNEA

Los premiados vinos Pedro Ximénez de Cruz Conde se catan en la bodega fundada en 1902 por Rafael Cruz Conde, un comandante del Ejército de Tierra empeñado en elaborar los mejores vinos de la zona. Para ello creó una bodega que hoy elabora una amplia y reconocida gama de vinos y soleras exclusivas, junto a brandies y licores.

La bodega subterránea de techos abovedados es única en la denominación de origen y se descubre en una visita junto a otras como la bodega de Tinajas, la de Arcos, la de Brandy y la Sacristía, donde finaliza la visita con una degustación de sus vinos más emblemáticos: bodegascruzconde.es.

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EL COMPROMISO ECOLÓGICO DE BODEGAS ROBLES

Elegida entre las mejores bodegas de España, Bodegas Robles lleva elaborando vino dentro de la misma familia -va por la tercera generación- desde 1927. Una bodega que teníamos que incluir entre nuestras visitas para conocer su tradición de vinos ecológicos, una producción que la han hecho merecedora de prestigiosos premios.

Desde finales de los 90 llevan elaborando los primeros vinos generosos ecológicos certificados que se producían en el mundo, un reto en el que aún continúan. Sus viñedos casi parecen un jardín natural y la fermentación de sus vinos se hace con levaduras autóctonas, presentes en la propia tierra del viñedo, algo que les otorga ese carácter especial.

Para aprender todo eso y mucho más sobre sus vinos hay que hacer una visita a la bodega y los viñedos, que también incluye una cata. Además aquí, las familias con niños son bienvenidas. Y lo mejor de todo, apadrinar una cepa gracias a su proyecto ‘Sigue tu cepa’, con el que te irán informando de su evolución a lo largo de un año.

VISITAR UNA TONELERÍA

Para ser original, hay que visitar una tonelería. Una actividad que aún se mantiene viva en esta localidad, donde realizan los barriles artesanales que luego conservarán sus mejores vinos. Barriles y botas realizados en roble americano por empresas montillanas con técnicas artesanales, como Tonelería del Sur (casknolia.es), elegida como la mejor tonelera del mundo este 2023 gracias a sus procesos artesanales, con los que doman la madera y el metal de manera magistral.

TAPAS Y VINOS QUE SE COMEN

Los vinos de Montilla no solo se beben, también se comen gracias a la presencia que tienen en las cocinas locales debido a su intensidad aromática. Restaurantes y tabernas los utilizan en recetas, como las berenjenas al Pedro Ximénez o las alcachofas a la montillana.

Para degustarlos, restaurantes como Las Camachas (restaurantelascamachas.com), uno de los más reconocidos de Córdoba, donde bordan las alcachofas. Para conocer una taberna montillana auténtica, taberna Bolero (tabernabolero.com), con espectaculares carnes a la brasa y pescados que se acompañan de vinos de Montilla, como no podía ser de otra forma.