El otoño en una época que invita al senderismo, a buscar nuevas rutas que nos hagan desconectar junto a la naturaleza (o a reconectar con ella, que es lo mismo). Esta que os proponemos, junto al pantano de Buendía, en la Alcarria conquense, recorre un bello paraje natural adentrándonos entre pinares y descubriendo un conjunto de esculturas y bajo relieves que sorprenden por su tamaño y originalidad. Es una ruta para cualquier época del año, porque los pinares no cambian su color, además de ser perfecta para realizar en familia, porque tienen un nivel bajo de dificultad (rutadelascaras.com).
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CÓMO IR A LA RUTA DE LAS CARAS
Para acceder a la ruta hay que acercarse a la localidad de Buendía (a 4 kilómetros) y el pantano del mismo nombre. Estamos a 140 km de Madrid (unas dos horas en coche) y a 85 kilómetros de la ciudad de Cuenca (una hora en coche, aproximadamente). A la entrada encontraréis habilitado un parking para dejar el coche y comenzar el camino, a pie, por un sendero bien señalizado. La ruta es sencilla -apenas 2 kilómetros- e ideal para ir con niños, que se divertirán buscando la siguiente cara y tratando de adivinar lo que representa (no es apropiada para carritos, no olvidemos que estamos en el campo). Es gratuita y de acceso libre.
LAS ESCULTURAS
¿Quiénes han hecho estas esculturas ahí?, os preguntaréis. Les ponemos nombre propio, el de los artistas Eulogio Reguillo y Jorge Juan Maldonado, quienes visitaban a menudo la zona, hasta que en el año 1992 deciden comenzar a esculpir las hoy famosas caras en piedra arenisca (una roca fácil de trabajar para las esculturas), dejándose llevar por la propia orografía del terreno. Martillos, cinceles y rascadores artesanales, junto con una buena dosis de imaginación, han acompañado durante años (algunas han tardado varias en completarse) a los escultores, además de arneses y escaleras para alcanzar a las partes más altas.
Así surgió la primera de las esculturas, la llamada La Monja, de más de 1 metro de alto, y poco a poco fueron haciendo el resto hasta llegar a las 15 que hay en la actualidad.
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EL RECORRIDO
Un sendero circular de dos kilómetros se adentra en los pinares donde el pino carrasco nos acompaña hasta la primera de las esculturas: Moneda de la Vida, un símbolo de la gestación de una vida nueva. Este primer grupo escultórico lo forman también La Cruz Templaria, Krishna -una figura de cuatro metros inspirada en el dios hindú-, Maitreya -con tres metros e inspirada en el budismo-, Arjuna, Espiral del Brujo y Chemary -que representa a un gigante con capucha en medio de la quietud del bosque-.
Avanzando en el camino llegamos a un segundo grupo donde se encuentra La Monja, la primera de las obras realizadas en este paraje. Junto a ella, el Duende Negro, Chamán -una de las de mayor tamaño-, Beethoven -dedicada al compositor- o el Duende Indio.
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El tercer grupo, el más pegado al pantano de Buendía y con unas vistas excepcionales (incluso con acceso a una de las playas), lo forman la espectacular De Muerte, una inmensa calavera (con 2,6 metros) esculpida en roca, y la Dama del Pantano, a la que casi llega el agua a su base.
Aún nos queda un último conjunto, donde aparecen el relieve de la Cruz del Temple, las figuras talladas de Virgen de Lis o la Virgen de las Caras, patrona de pueblo de Buendía.
El recorrido es circular, por lo que terminaremos en el mismo sito donde comenzamos, pero embriagados por el olor del tomillo, el romero, la salvia o el espliego que hemos iremos encontrando por el camino y seguro que sorprendidos por este descubrimiento.
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LA VILLA DE BUENDÍA
Esta bonita villa de origen medieval, que aún conserva restos de su antigua muralla perimetral de la que aún se conservan tres puertas, completa la excursión de las Caras. Un paseo por sus intrincadas calles concéntricas nos lleva hasta la plaza Mayor porticada, la más concurrida donde se encuentra el Ayuntamiento y la Cámara del Duque. También cuenta con un Museo del Carro, con una importante colección de carruajes.
LOS EMBALSES DEL MAR DE CASTILLA
La construcción del embalse de Buendía, que se hizo junto con el de Entrepeñas (con el que está comunicado por un túnel), y de su presa inaugurada en 1958 con 78 metros de altura, dejó bajo las aguas del Guadiela el antiguo pueblo de Santa María de Poyos. Hoy atrae a cientos de visitantes a esta zona conocida como el Mar de Castilla, junto a otros embalses de Cuenca y Guadalajara, como Almoguera, Estremera, Zorita o el de Bolarque, que ofrece un montón de planes en su costa, lo mismo que el de Entrepeñas o Buendía. Kayak, esquí acuático, paddle surf, paseos en barca y baños en sus playas (están señalizadas) cuando llega el buen tiempo.
En el entorno, no solo se hacen caminatas. Rutas a caballo, en bici, escalada y vías ferratas -en el cañón del río Guadiela- son otras de la actividades que se pueden hacer en la zona.