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Roma en Vespa a lo Audrey Hepburn

La Ciudad Eterna es tan bella como infinita y para abarcarla en unas horas nos damos un paseo subidos en una de esas fotogénicas motos al estilo ‘Vacaciones en Roma’


Actualizado 21 de septiembre de 2023 - 15:56 CEST
© Cordon Press

Han pasado 70 años desde aquel inolvidable romance que vivieron Audrey Hepburn y Gregory Peck en la pantalla y tantas postales de la Ciudad Eterna nos dejara para el recuerdo. Ella, una joven y encantadora princesa de un pequeño país centroeuropeo de vacaciones en Roma tratando de eludir el protocolo y escapándose de palacio para visitar la ciudad de incógnito. Él, un joven periodista americano en busca de la exclusiva de su vida. Tan inolvidable como la aventura de la pareja resulta hoy hacer una ruta en Vespa emulando su recorrido.

 

Diez pistas para ser un auténtico romano en Roma

 

Provistos de casco y desafiando al caótico tráfico de Roma, nos hemos lanzado una mañana a recorrer la ciudad en moto y hemos caído rendidos ante tantas joyas arquitectónicas como pasan a cámara rápida por delante de los ojos. Vamos sin prisas, porque haremos paradas para recrear la vista y hasta para tomarnos una Peroni en un bar del Trastevere.

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Muy cerca del foro romano, donde tiene lugar el primer encuentro entre los protagonistas de la película –ella ganó un Oscar por su interpretación–, arranca el recorrido a bordo de las motos de la empresa On Movo. Un tour con modelos clásicos y tuneados de este vehículo de culto nacido en Italia cuyos conductores nos esperan a dos pasos de nuestro hotel para guiarnos por la ciudad.

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Adentrados en la marea del tráfico de la plaza Venecia, presidida por el descomunal monumento a Vittorio Emmanuel II, se tarda poco en apreciar que en Roma el caos y la armonía han hecho las paces. Un primer vistazo permite admirar este símbolo de la unidad del país que acoge el Altar de la Patria, la tumba del soldado desconocido –custodiada día y noche– y la terraza de las Cuádrigas, con una panorámica espectacular sobre la ciudad.

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Se tarda poco también en saber que en Roma todos los caminos conducen a alguna de sus colinas y que estas se alcanzan en moto sin ningún esfuerzo. La más famosa, el Palatino, tras cruzar la vía del foro Imperial y bordear el Coliseo, el mayor monumento de Roma que después de 2000 años continúa presidiendo la vida cotidiana de la ciudad, cómo no retratado en la película. Desde la colina, el foro despliega toda la fascinación que provoca la recurrente eternidad de Roma.

 

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Si el Circo Massimo tiene su mejor panorámica desde el monumento a Giuseppe Mazzini, en otra célebre colina, el Aventino, encontramos el Jardín de los Naranjos, en la que la familia Savelli construyó a finales del siglo XVIII una fortaleza medieval.

 

Hay visitas en Roma que te volverán verdaderamente loco

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Son bellísimas las vistas que regala este lugar a orillas del Tíber, y amplísimas, pues se alcanza a ver hasta la basílica de San Pedro. Justo al lado, habrá tiempo para entrar en Santa Sabina y admirar la armonía original de este modelo de basílica paleocristiana.

 

Excursiones muy apetecibles a menos de una hora de Roma

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De camino al Gionicolo, el tour pasa por la iglesia de Santa Maria in Cosmedin y, si no hay colas, se detiene para meter la mano, como hacían Peck y Hepburn, en la Bocca della Veritá y ver si mentimos. El Gianicolo no forma parte de las 7 famosas colinas de Roma, pero hay que subir para admirar sus vistas y disfrutar de su entorno natural. Arranca en el Trastevere y esconde tesoros como el Tempietto de Bramante, la Real Academia de España –fundada durante el reinado de Alfonso XII y con una terraza que es otro mirador privilegiado de la ciudad–, el monumento a Garibaldi y villas idílicas como Corsini, con un gran jardín botánico, o el palacio Pamphili. Es una delicia ascender estas cuestas atiborradas de mansiones y recordar otro famoso paseo cinematográfrico en Vespa, el de Nanni Moretti en Caro Diario.

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Sobre dos ruedas, la ruta se adentra por las estrechas calles adoquinadas del Trastevere, el barrio más popular de Roma, “al otro lado del río”, con sus fachadas desvencijadas y sus trattorias de toda la vida, hasta dar con la basílica de Santa Maria in Trastevere, la más antigua de la Ciudad Eterna, que tiene unos bellos mosaicos y artesonados y un singular suelo de estilo cosmatesco.

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Justo a la vuelta de la esquina queda la plaza San Calisto, donde nos sentaremos en el bar del mismo nombre para tomar una Peroni –la cerveza romana– o un spritz y descansar la vista de tanta belleza en este animado local que el paso del tiempo no ha cambiado ni un ápice.

 

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A bordo de la Vespa volveremos a cruzar el río para seguir descubriendo otro de los espacios imprescindibles de la ciudad, la piazza Navona, exponente de las rivalidades de Bernini y Borromini y en la que abre sus puertas el Museo de Roma. Aquí concluye el recorrido en moto, que remataremos almorzando en la Taverna Ágape (tavernagape.it).

 

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Por la tarde, ya a pie podremos seguir ensimismados por los encantos de Roma echando una moneda en la solicitada Fontana de Trevi, comprando en el mercado de la plaza del Campo di Fiori, tomando un gelato junto al Panteón, un capuccino en el centenario Café Greco de la via Condotti y palpando el ambiente de la colorida Piazza de España, con sus famosas escaleras y boutiques antes de cenar en la Antica Pizzeria Trevi (ristorantetrivioroma.com).

© H10 Hotels

Un día intenso que acabará en el espectacular Traiano Rooftop Bar del hotel H10 Palazzo Galla (h10hotels.com), el elegido para nuestra estancia, con una panorámica de 360º sobre los tejados y las cúpulas de Roma y ahí al lado, la columna de Trajano y la plaza Venecia, donde empezó la ruta en motorino. Una ubicación privilegiada la de este edificio burgués del siglo XIX en la Via Quattro Novembre, cuyo exquisito interiorismo empieza a descubrirse nada más cruzar la puerta de este exquisito refugio urbano en pleno centro histórico donde todo queda a mano.

© H10 Hotels

En la decoración del lobby, del comedor de desayunos y, especialmente, de las habitaciones de este cuatro estrellas superior, el clasicismo romano se fusiona con elementos contemporáneos y las referencias a la ciudad y su historia son constantes. Mármoles, terciopelos, latón y muebles lacados se mezclan en su decoración, y, aunque todas están equipadas con el máximo confort y todas las comodidades, las más especiales tienen el plus de contar con terrazas con vistas espectaculares de la ciudad.