En la Provenza prepararon con calma su boda, pero será en esta ciudad francesa donde este fin de semana se den el sí quiero Carlos Felipe de Orleans y su prometida Naomi-Valeska Kern. Una elección que no ha sido al azar, sino justificada por los lazos familiares del novio, hijo de la princesa Beatriz de Orleans, y porque el lugar elegido para la ceremonia es “uno de los ayuntamientos más bonitos de Francia”.
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Orleans tiene un lugar de honor en la historia de este país y una protagonista indiscutible en ella: Juana de Arco, la joven heroína que capitaneó el ejército que derrotó a los ingleses en la Guerra de los Cien Años y acabó condenada a morir en la hoguera. Por eso, quien llega a esta ciudad a 130 kilómetros de París empieza por descubrir sus huellas y acaba enamorado de su monumentalidad, de su arquitectura con entramados de madera, de sus animados bulevares, sus mercados y sus paseos junto al Loira, que no por nada es la capital de región de Centro-Valle del Loira y punto de partida de la ruta de los castillos del Loira.
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Cualquier paseo por Orleans debe comenzar por la gran plaza de Martroi, que preside la estatua ecuestre de Juana de Arco y desde ella adentrarse en el casco histórico de la ciudad por sus calles con soportales flanqueadas por mansiones burguesas y otras de trazado medieval con cientos de casas con entramados de madera.
A la heroína francesa también está dedicada la gran avenida que conduce a la catedral de la Santa Cruz, siempre decorada con pendones y recorrida por modernos tranvías.
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Detrás de la impresionante fachada de este gran templo gótico que sustituiría a otro románico y forma parte del Camino de Santiago, esconde un rico interior medieval iluminado por rosetones y espléndidas vidrieras alusivas a la epopeya de la patrona de Francia. Quien, cómo no, también tiene una capilla dedicada a ella.
Cerca de la catedral está el palacio Groslet, un magnífico edificio renacentista que hoy es la sede del Ayuntamiento, y el Museo de Bellas Artes, que guarda extraordinarias colecciones de pintura, escultura, dibujos y objetos de los siglos XV al XX.
La presencia de la figura de Juana de Arco es constante en esta ciudad a orillas del río Loira, donde se ofrecen itinerarios guiados temáticos desde la oficina de turismo, pero en ningún sitio se siente como en la casa que albergó a la heroína de Orléans, un lugar en el que se rememora el episodio de la liberación de la ciudad el 8 de mayo de 1429. En tiempos era la vivienda de Bailly Jacques Boucher, tesorero del duque de Orleans, y ahora reconstruida es un museo multimedia.
Los orleaneses pasan sus momentos de ocio con los amigos y ls familia a orillas del Loira, donde hacen pícnic y florecen las guinguettes, que es como se conoce en este entorno a los bares al aire libre tan típicos en la ribera del río. En La Paillote, además de comer y beber, también se puede disfrutar de un auténtico espacio cultural con espectáculos y, por supuesto, música.
Para disfrutar de otro modo del Loira se pueden dar paseos guiados en una barca tradicional o subir al Bateau Lavoir Orléans (bateaulavoir-orleans.fr), un restaurante-bar amarrado en el Quai de Chatelet de Orleans donde disfrutar de una cocina refinada inspirada en la región, tomar un cóctel o acudir a noches temáticas.
Del 20 al 24 de septiembre, Orleans celebra el 20º Festival del Loira, cuando su puerto se convierta en el mayor puerto fluvial de Europa. Más de 200 embarcaciones tradicionales de todo el mundo atracarán en sus muelles durante este evento que descubre la historia del Loira, su cultura y sus tradiciones. Conciertos, paseos en barco, talleres, exposiciones y mucha animación en las calles de la ciudad durante una de las grandes fiestas marineras del continente.