Durante siglos el ser humano ha buscado el secreto de la eterna juventud. Desde alquimistas a científicos han dedicado su tiempo a dar con el elixir que nos asegure una vida más larga, una longevidad que incluso nos lleve a la inmortalidad.
En la actualidad, muchos investigadores han analizado hábitos de vida que nos ayuden a prolongar nuestro tiempo en la Tierra, estudiando a personas centenarias que han alcanzado una mayor esperanza de vida. De esta manera se han identificado varios lugares del mundo con características similares, donde se encuentran las personas más longevas -que superan los 100 años de edad-. Se trata de las denominadas “zonas azules”, cuyos habitantes viven más años que la media de su entorno y lo hacen sin haber tenido un especial cuidado con su salud, o al menos, no uno tan diferente al resto de los mortales.
Fue el periodista y explorador americano Dan Buettner, miembro de National Geographic, quien habló por primera vez de estas zonas a raíz de un estudio de los científicos Gianni Pes y Michel Poulain, quienes empezaron a identificarlas. Su libro, Secrets of long life y el documental recién estrenado en Netflix: Vivir 100 años: los secretos de las zonas azules nos descubren estos lugares únicos en el mundo. Menos enfermedades coronarias, menos cáncer y mayor longevidad con buena salud física y mental ¿son o no el paraíso?
¿Qué tienen en común las “zonas azules”?
Por aquello del “donde fueres haz lo que vieres” antes de emprender un viaje a estos paraísos terrenales vamos a ver qué hace que guarden el secreto de la juventud. Lo primero factores genéticos. Pero no desesperemos, porque también es importante el entorno junto con buenas decisiones sobre hábitos de vida: un clima agradable, contar con importantes zonas naturales, una alimentación sana basada en fibra y variedad de vegetales (frutas y verduras, cereales, legumbres...), que sea un lugar donde se vive en paz, que se viva en comunidad, movimiento constante y un acceso a un buen sistema sanitario.
Naturaleza, clima, tranquilidad… lo ponen los destinos. Nosotros nos encargaremos de mezclarnos con sus habitantes para hacer comunidad y de degustar su deliciosa (y sana) gastronomía. Nos vamos de viaje a descubrir las “zonas azules”, a ver si con suerte algo se nos pega.
PENÍNSULA DE NICOYA, COSTA RICA
Presencia del mar, un clima muy agradable, un etilo de vida activo, una alimentación basada principalmente en frutas y maíz junto a otros vegetales, unos fuertes lazos familiares y sobre todo una forma de entender la vida que es feliz. Eso es lo que caracteriza a los centenarios habitantes de esta península costarricense en la región de Guanacaste, la más grande del país, situada en la costa del Pacífico.
Aquí se encuentran las playas de Malpaís, un paraíso de gran belleza natural con algunas de los mejores arenales de Costa Rica, al que llegan surfistas de todo el mundo para disfrutar de sus olas. También se pueden practicar otras actividades deportivas como montar a caballo por las playas de arena blanca o bucear y nadar en sus aguas cálidas o pasear en bici por los senderos. Sobredosis de vida.
Si la naturaleza es un factor importante para la longevidad aquí es más que generosa. Hay playas donde anidan tortugas, como las del Parque Nacional Marino de Las Baulas, y se observan otras especies animales en la Reserva de Vida Silvestre Ostional o la de Curú.
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La zona de Nosara está dedicada al turismo sostenible, donde se puede practicar yoga y surf. Y para visitar pueblos hay que pasar por Tamarindo o Montezuma, de ambiente bohemio y relajado. Para probar auténtica gastronomía local, El Sito de Don Pedro (@elsitiodedonpedro).
LOMA LINDA, CALIFORNIA
Los habitantes de Loma Linda, en el estado de California, gozan de una extraordinaria longevidad, viviendo muy por encima de la media de la mayoría de los estadounidenses. Según los estudios el motivo no es otro que su fe. Muchos de sus habitantes forman parte de la iglesia Adventista de Séptimo Día, una comunidad cristiana en la que ni se fuma, ni se bebe alcohol y basan su dieta en el vegetarianismo. También fomentan las relaciones sociales, la familia, el contacto con la naturaleza y la práctica de ejercicio de forma regular. Para visitar Loma Linda hay que dirigirse a Los Ángeles y de allí unos 100 kilómetros al interior se encuentra esta ciudad en la que pasear por sus parques y disfrutar de la vida al aire libre, y sobre todo: evitar las famosas hamburguesas con patatas fritas tan americanas.
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CERDEÑA, ITALIA
Es curioso que mientras que en otras zonas del mundo la relación de mujeres que viven más que los hombres es bastante mayor, en la isla italiana de Cerdeña esta relación es de 1 a 1. Es decir, tantos hombres como mujeres centenarias. Así que viajeros, este es vuestro destino.
Y no solo lo son, es que presumen de ello. Cuando uno se acerca al pueblo de Perdasdefogu, situado al sureste de la isla, un letrero avisar de su increíble récord: el pueblo más longevo del mundo. ¿El secreto? De nuevo la alimentación (muchos vegetales y poca carne), un estilo de vida lento y relajado, son grandes caminantes y poseen un profundo sentido de comunidad. Allí nadie se queda solo.
Para visitar esta zona sur de Cerdeña, sin duda la más auténtica, hay que comenzar por sus playas de aguas cristalinas, donde no hay aglomeraciones, como cala Doméstica o cala Giunco; pasar por Cagliari, donde sorprende a las puertas de la ciudad su colonia de más de 20.000 parejas de flamencos que viven y anidan en el Parque Natural Molentargius-Saline; y acercarse a la isla de Sant’Anticoo, el puerto pesquero más activo del sur para probar pescados frescos en sus restaurantes. Y para buscar el contraste, descubrir Cabonia, la que ostenta el título de la ciudad más joven de Italia.
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OKINAWA, JAPÓN
Muchos estudios se han hecho acerca de la longevidad de Okinawa: 68 centenarios por cada 100.000 habitantes. Una cifra más que envidiable, porque además la alcanzan en condiciones de salud que muchos quisieran decenas de años antes. Científicos desde diferentes áreas (como la psicología o la nutrición) han estudiado a sus habitantes y han concluido que factores como su dieta (ojo que aquí el alimento básico, a diferencia de otras zonas de Asia, no es el arroz, sino la batata junto a muchos otros vegetales y pescado) o la práctica del ikigai (tener un propósito en la vida), además de crear comunidades muy unidas, son determinantes.
Si vuestro ikigai es conocer Japón y Okinawa, la prefectura más meridional del país, encontraréis magníficas playas en un archipiélago formado por más de 150 islas, y mucha naturaleza. Un destino auténtico al que se desplazan muchos otros japoneses a veranear, más que turistas extranjeros.
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ISLA DE ICARIA, GRECIA
Icaria, una de las islas más aisladas del Egeo, lo que ha propiciado un estilo de vida sencillo, con poca contaminación del exterior. Su ritmo de vida lento, el sol, el mar, la vida comunitaria y su dieta saludable y mediterránea -donde el aceite de oliva y los vegetales son protagonistas- son algunos de los factores que hacen de Icaria tierra de hombres y mujeres centenarias.
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En las últimas décadas, con la inauguración de un aeropuerto en el año 1995, ha hecho que la isla haya cambiado su estilo de vida por la llegada de turistas. Aún así, afortunadamente sigue formando parte de las “zonas azules”. Visitarla, respetando al máximo la tranquilidad de sus habitantes, nos llevará a descubrir playas tranquilas, pueblos blancos, campos de vides y olivos o las aguas termales de Therma, un paraíso que seguro tiene mucho que ver con llegar de manera saludable a alcanzar esa longevidad.