La belleza y la importancia del puerto de Mahón divide la ciudad en dos: la que se vive al borde del agua y la del centro histórico elevado, cuyo trasiego cotidiano se puede empezar a descubrir desde la terraza del café Es Dineret, abierto en 1854. Es una esquina estratégica que da a la plaza de la Constitución y a la casa consistorial, en cuya fachada destaca un reloj de 1731. Este espacio es también la puerta de entrada a la iglesia neogótica de Santa María, cuya parte trasera da a otra plaza, la de la Conquista, siempre tranquila.
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Mahón permaneció bajo dominio inglés en el siglo XVIII. De aquella época se conservan vestigios arquitectónicos como los boinders (balcones acristalados), tan presentes en la calle Hannover. Pero para entender la importancia de la ciudad durante los siglos de ocupación británica conviene visitar, además, el centro cultural Ca n’Oliver, que expone las colecciones de pintura de Hernández Sanz y Hernández Mora.
Modelo de patrimonio arquitectónico (Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes) es el Teatro Principal de Mahón, el más antiguo de España, erigido en el año 1829 según las directrices de los teatros italianos del XVIII.
En el centro conviven locales de productos tradicionales –ensaimadas, sobrasada, gin o abarcas– con comercios más recientes, como la afrancesada panadería La Manon o el café Pipet & Co, tan healthy.
Destellos de modernidad que enriquecen Mahón son el nuevo hotel boutique Cristine Bedfor y Ses Forquilles, la referencia gastronómica. También lo es el Mercat del Peix (o Pescadería), mitad mercado de pescado, mitad restaurante. El edificio en el que se ubica data de 1927 y es obra de Francesc Femenías, quien rediseñó la plaza en la que se levanta la modernista Casa Mir. La ciudad conecta con el puerto a través de la Costa de ses Voltes, una avenida llena de curvas en cuyos pasos de cebra intervino ese gran pensador del color que fue el artista venezolano Carlos Cruz-Diez.
El Mercat del Peix (o pescadería) es el espacio gastronómico más concurrido en Mahón
En sus seis kilómetros de largo, el puerto de Mahón reúne una lonja de pescado, propuestas gastronómicas de todo tipo (no falta la clásica caldereta de langosta), varios islotes, la isla del Lazareto, la fortaleza de la Mola y otro puerto de menores proporciones, pero igual de auténtico: Cales Fonts, en Es Castell. Ambos puertos ofrecen paseos evocadores. Al atardecer, cuando la claridad se templa y empieza a difuminarse, entre la cantidad de embarcaciones que atracan, aún se ve la ciudad reflejada en el espejo del mar.
La apertura del centro de arte Hauser & Wirth en 2021 en la isla del Rey ha situado a Menorca en el mapa del arte contemporáneo. El acceso es sencillo, basta con tomar un ferri en el muelle de Levante y navegar durante 15 minutos. Aquí, en la Isla del Rey, desembarcó el rey Alfonso III en 1237 para conquistársela a los musulmanes. Y, en el siglo XVIII, los ingleses construyeron un hospital militar del que se conservan ciertas estancias.
Además de la calidad de las exposiciones de este centro de arte, cautiva el jardín con esculturas de Chillida o Louise Bourgeois. Es un espacio acogedor y luminoso en el que sobresale la intervención del paisajista holandés Piet Oudolf.
Si lo permite el viento, entre las playas cercanas a Mahón y pasado el pueblo de Sa Mesquida se encuentra cala Mesquida. Reconocida por su belleza natural, su apariencia salvaje y sus olas le otorgan un aire paradisíaco a dos pasos de la ciudad. Además, aquí se encuentra Cap Roig, de los restaurantes con mejores vistas al mar de la isla.
Lugares como la Galería Cayón, la tienda-taller de Blanca Madruga (dedicada a la cerámica orgánica) y los estudios de Pol Marban y de Rafel Vidal (pintura) explican que Mahón sea el motor cultural de la isla.
Como al puerto siempre se vuelve, será recomendable dar un paseo nocturno para disfrutar del cielo Starlight de Menorca desde alguna de sus terrazas, o dejarse tentar por otros placeres, como los que venden en la heladería italiana La Casa del Gelato, en la que siempre, incluso de madrugada, hay gente.
El apunte experto
- Pasear por el puerto de Mahón, desde la lonja al muelle de Levante, pura esencia mediterránea.
- La Isla del Rey, donde el antiguo hospital naval ha sido transformado en el reciente centro de arte Hauser & Wirth.
- Visitar Cales Fonts, un puerto dentro de otro puerto.
- El mercado del Claustro y el mirador de Sa Plaça, con las mejores vistas del puerto. También el Mercat del Peix (o Pescadería), transformado en espacio gastronómico.
- Una excursión a cala Mesquida, a dos pasos de la ciudad, la playa salvaje que regala la sensación de estar en otro mundo.
GUÍA DE VIAJE