De la punta de tierra de Cabo de Palos a la atalaya rocosa de Cabo Tiñoso, hay un tramo donde el Mediterráneo se muestra especialmente hospitalario. Por la calidez de sus aguas (unos cinco grados más que en parajes vecinos), pero también por la exuberancia de sus fondos y porque con su tentadora calma abre sus brazos a todo tipo de actividades náuticas. Hasta los cetáceos son bienvenidos en esta singular franja de la costa murciana.
Esta es una propuesta de planes que tienen al mar como protagonista con todas sus posibilidades. Empezando por la de navegarlo a bordo de una embarcación –velero, catamarán o una lancha motora–, con o sin patrón (dependiendo de la posesión o no del PER o Permiso de Embarcación de Recreo). Para ello hay empresas que facilitan esta aventura, ya sea durante un par de horas o unos días. Así, al paso de pronunciados barrancos y abruptos cortados de pizarra, podemos descubrir desde otra perspectiva arenales espectaculares y calas recónditas que, en ocasiones, resultan de difícil acceso por vía terrestre: playa Larga, Negrete, Parreño y Calblanque son algunas de las más recomendables, en el parque regional al que da nombre esta última.
Bucear en Cabo de Palos garantiza el maravilloso encuentro con posidonias, corales y bancos de peces
Igual de apasionante es explorar este tramo costero desde las profundidades. Especialmente en las inmediaciones de Cabo de Palos, donde se oculta uno de los ecosistemas de vida marina más generosos de la costa española. Y donde, además, se esconde un inmenso cementerio de barcos hundidos que han alumbrado hermosos arrecifes. Bucear en esta reserva marina protegida, ya sea con botella de oxígeno o con gafas y tubo, garantiza el maravilloso encuentro de posidonias, corales y bancos de peces. Más aún si se hace en el entorno de Islas Hormigas, refugio de casi todas las especies mediterráneas: meros gigantes, brótolas, salpas, corvinas, pulpos, morenas, barracudas e incluso águilas de mar.
Existen decenas de escuelas para aventurarse a hacer submarinismo (o, al menos, un bautismo o primera inmersión). Pero quienes no se atrevan tienen otros deportes náuticos a la carta en este territorio, como el kayak o el paddle surf si lo que se busca es ejercitar los brazos en rutas de unas dos horas de duración, que pueden hacerse en grupo, en pareja o de manera individual. Más adrenalina hay en los paseos en moto acuática, también muy populares en esta costa. Y relax absoluto en las experiencias de paddle yoga, que se ha puesto muy de moda. Para todo ello hay empresas en Cabo de Palos, Portmán y Cartagena que brindan todo tipo de actividades en el mar.
Dejando a un lado estos deportes, esta esquina del Mediterráneo es un escenario desde el que asistir a uno de los más privilegiados espectáculos de la naturaleza: el de la llegada, en los meses de mayo y junio, de dos grandes cetáceos, los rorcuales y los cachalotes, que acuden a estas aguas calentitas para reproducirse y permanecer un corto período con sus crías. Muy pocos lugares de Europa garantizan la emoción de avistar a estos colosos del mar en un lugar en el que, además, habitan durante todo el año hasta cinco especies de delfines (común, mular, listado, calderón gris y calderón común). Con tanta variedad, raro será no contemplar el despliegue acrobático de tan simpáticos ejemplares con sus saltos, piruetas y resoplidos.
El apunte experto
- La reserva marina de Cabo Tiñoso es el lugar perfecto para darse un chapuzón con gafas y tubo o para subirse a un kayak a los pies de un conjunto de vertiginosos acantilados.
- Dar un paseo por el agradable puerto pesquero de La Azohía, unido por una senda peatonal a la diminuta pedanía de Isla Plana.
- Navegar frente a la playa de Bolnuevo para maravillarse con la extraña belleza de las Gredas: un monumento geológico al que el sol tiñe de dorado.
- En el valioso Parque Regional de Calblanque hay un puñado de rutas señalizadas para hacer a pie o en bici, incluido el tramo del GR 92.
- Descubrir lo deliciosa que está la marinera, la tapa más típica de Murcia: una porción de ensaladilla sobre un colín o pan tostado, coronada por una anchoa.
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