Cualquier ruta por las maravillas de La Laguna debe empezar, sí o sí, en su casco histórico, asentado en una de las escasas planicies de la isla. Antes aquí había una laguna, en torno a la cual se establecieron los guanches, primigenios pobladores de la zona. Más tarde, el gobernador Alonso Fernández de Lugo, que ha pasado a la historia como el Adelantado, fundó en este mismo lugar la primera ciudad-territorio ideal, inspirada en principios filosóficos. Era también la primera ciudad colonial sin murallas (toda una rareza), con una plaza principal desde la que se fue extendiendo una amplia cuadrícula de calles y residencias palaciegas.
Muchas de estas residencias son hoy sedes de todo tipo de instituciones, de lo administrativo a lo cultural y social. De hecho, puede presumir de unas 600 construcciones amparadas por algún tipo de protección patrimonial, varias de ellas ocupadas por todo un referente de la cultura canaria: la Universidad de La Laguna.
Entre los palacios visitables destacan el de Nava, en la propia plaza del Adelantado, con su imponente fachada; la Casa de los Capitanes, del siglo xvii, que hoy acoge varias dependencias municipales; el Palacio de Lercaro, que alberga el más que recomendable Museo de Historia y Antropología de Tenerife; o el Palacio Salazar, con unos armónicos patios, que, además de sede episcopal, es uno de los exponentes más claros de la arquitectura típica del archipiélago.
San Agustín, Bencomo, Deán Palahi, Obispo Rey Redondo y Herradores son sus calles principales. Y al final de las dos últimas, en la plaza de la Concepción, se encuentra la construcción religiosa más notable de La Laguna, con permiso de la ecléctica catedral, el templo que da nombre a la plaza. Construida entre los siglos xv-xvi, la conocida como iglesia matriz fue la primera de la isla y su torre-campanario es un símbolo de la ciudad.
La visita a La Laguna puede continuar luego por el macizo de Anaga, subiendo en taxi hasta el mirador de la Cruz del Carmen. Desde aquí, en medio de impresionantes laurisilvas y vistas al Teide, parten varios senderos. El más conocido es el de Los Sentidos, llamado así porque en sus 1500 metros de recorrido se pueden experimentar las sensaciones más diversas y gratificantes.
La Laguna fue la primera ciudad colonial sin murallas (toda una rareza) y, además, está inspirada en principios filosóficos
Otra propuesta es animarse con algo un poco más exigente, como el sendero pr-tf-10, que llega hasta la Punta del Hidalgo, localidad en la que Anaga entra en contacto con el océano Atlántico. Algo más de diez kilómetros, casi siempre en bajada, perfectamente señalizados, y que pasa por lugares de especial espiritualidad y belleza para la desaparecida cultura guanche. Por ejemplo, el roque Dos Hermanos, recortado sobre el mar, que ofrece una de las imágenes más impresionantes del municipio.
En Punta del Hidalgo es casi obligado un baño en la piscina natural de mar. Aunque también se puede prolongar la ruta, unos dos kilómetros, y llegar hasta Bajamar para hacer lo propio en las piscinas de esta localidad, la más vacacional de La Laguna.
De vuelta al casco histórico de San Cristóbal en taxi o en la guagua, se deben explorar las tiendas de una ciudad donde el arte y la cultura están siempre presentes, como Plastic People, que vende moda original y complementos vintage junto a objetos decorativos diferentes y pequeños muebles. Muy similar es el concepto de Fiammetta, con una historia tan interesante como la moda, bisutería y calzado exclusivos que se venden en ella y que tienen el color siempre como protagonista.
El sendero El Pijaral, conocido como el Bosque Encantado, hace honor a los misteriosos paisajes que ofrece
Piezas originalísimas elabora la ceramista Pilar González Concepción en su taller Jicara. Combinando materiales, como barros de diversos colores, cenizas del volcán de La Palma o tintes de una amplia gama cromática, crea obras que han enamorado a los restaurantes locales. Ver alguna de las creaciones de Pilar en ellos es una buena excusa para visitarlos y, de paso, llevarse en el recuerdo gustativo los sabores más auténticos de la cocina lagunera.
Algunos de los ingredientes de sus platos llegan de la mano de Komelocal, cuya propietaria, Guaci Correa, se ha propuesto una encomiable misión: poner en su justo valor las frutas, verduras, papas, quesos, vinos y otros manjares de los mejores productores agrícolas y ganaderos locales. Un magnífico ejemplo de economía circular y de amor a esta bellísima tierra.
El apunte experto
- Contemplar el atardecer desde la cafetería Palmelita, entre Bajamar y Punta del Hidalgo.
- Visitar el claustro del instituto Cabrera Pinto, donde estudiaron muchos canarios notables, como Pérez Galdós.
- Probar las cervezas de la marca Chutney, una innovadora cervecería artesanal afincada en San Cristóbal de La Laguna.
- Un baño en las piscinas naturales de Bajamar o Punta del Hidalgo, alimentadas y renovadas por el propio océano.
- Una excursión hasta El Batán para admirar los bancales donde se practica la agricultura heroica.
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