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Museo Chillida Leku: un día en el bosque de esculturas

Tras ver el Peine del Viento batiéndose con el mar en San Sebastián, una corta excursión conduce a Hernani para descubrir el Chillida Leku. Arte y naturaleza se funden en este dinámico museo que Eduardo Chillida concibió como una de sus grandes obras y donde en verano hay conciertos y óperas al aire libre. Lo visitamos de la mano de su nieto Mikel, que cuenta con pasión la historia de un lugar que se prepara para celebrar el centenario del nacimiento del artista


10 de agosto de 2023 - 19:32 CEST

No hay un itinerario marcado para visitar Chillida Leku. La voluntad del escultor era que cuando llegues a él te dejes guiar por la intuición, vayas donde te apetezca, toques las obras y crees un vínculo con ellas. Así lo explica Mikel Chillida, nieto y director de desarrollo de este museo fundado en vida por el creador del Peine del Viento, quien descansa, fundido con la tierra y bajo una cruz de piedra, junto a su mujer Pilar Belzunce, madre de sus ocho hijos y verdadero pilar de su vida. “Gracias a ella todo esto existe; sin ella, la historia de mi abuelo sería otra, totalmente diferente”.

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VIAJES PAÍS VASCO© Alamy Stock Photo

Eduardo Chillida, que el 10 de enero de 2024 cumpliría 100 años, buscaba en los años 80 un hogar para sus obras y se sintió atraído por este lugar (en euskera, leku) de Hernani, a solo unos kilómetros de San Sebastián. El espacio abierto y bien comunicado le pareció perfecto para que “maduraran” sus voluminosas obras. Y, pese a estar en ruinas, se enamoró de su caserío, que llevaba 500 años en la finca. El mismo arraigo que él sentía por sus orígenes. “Mi aitona (abuelo) decía que era como un árbol, con las raíces en su tierra y los brazos abiertos al mundo”.

© Mikel Chillida
Materia y espacio. Entre los árboles del Chillida Leku se descubren obras monumentales de acero corten, como Arco de la Libertad

Chillida Leku no es un museo al uso, es el proyecto personal del artista donostiarra, en el que trabajó intensamente los útimos 20 años de su vida para dar a sus obras la casa de un padre. Ahora su hijo Luis, su nieto Mikel y otros miembros de la familia, junto a la prestigiosa galería suiza   Hauser & Wirth  , son los encargados de su gestión.

© Eneko Santiago Saracho
Caserío con historia. Quinientos años tiene el caserío de la finca, que el artista convirtió en un espacio absolutamente contemporáneo manteniendo la belleza original

Diseminadas por un inmenso jardín de 11 hectáreas vemos aquí y allí 40 obras de gran formato que se integran en el paisaje como si siempre hubieran formado parte de él. Algunas están plantadas en la campa, donde antes pastaban los rebaños, otras, escondidas entre los bosques de hayas, robles y magnolios. Mikel, que guarda un gran parecido físico con su aitona, se emociona durante el paseo: “Este espacio es un tesoro, una maravilla que cambia con las estaciones. La obra forma parte de la naturaleza, la rodea y la hace viva”.

La primera escultura que se colocó en el museo es una de las más fotografiadas y pesa ¡64 toneladas!
© Mikel Chillida
© Eneko Santiago Saracho
Dos de las obras expuestas en el Chillida Leku

En este inmenso jardín-museo se pueden pasar un par de horas o todo un día, adentrándose en el universo del artista, en el que todo tiene su sentido. Así se entiende su concepción del espacio, la importancia del tiempo en sus creaciones, su interés por las preguntas, el respeto por la materia, su firma, el diálogo entre lo lleno y lo vacío, su trabajo por series…

© Eduardo Chillida
El Peine del Viento batiéndose con las olas al final de la playa de Ondarreta, en San Sebastián

Aunque no hay orden para ir viendo las obras, la orografía del terreno lleva de forma espontánea a seguir un recorrido en forma de espiral, que pasa por la casa de estilo inglés que habitaron los Zabalaga, sus anteriores propietarios, y acaba en el caserío. Son las obras y la atracción que ejercen estas desde la distancia las que guían los pasos. “Cuando se está ante ellas, se rodean, se admiran desde distintas perspectivas y se tocan, nos decía mi abuelo cuando veníamos a la finca a pasar los fines de semana”. Es la manera de que el acero corten, con el que están creadas la mayoría de las esculturas exteriores, un material de fuertes resonancias del pasado industrial de la región, siga su proceso natural.Todas son únicas –Chillida no hace la misma escultura dos veces– y macizas. Muchos visitantes se fotografían con Buscando la luz I, realizada por el artista vasco en 1997 y la primera colocada en este museo al aire libre, pesa ¡64 toneladas! Hay muchas más de tamaño colosal, como Arco de la libertad y Lotura XXXII (1998). Y otras dedicadas a personalidades que tuvieron especial interés para el artista: el poeta Jorge Guillén, el modisto Balenciaga

Chillida Leku es el proyecto personal del artista, en el que trabajó los últimos 20 años de su vida
© Mikel Chillida
Obras retenidas. Casi un centenar de obras conviven entre el jardín y el caserío de Zabalaga. Las primeras que llegaron lo hicieron con la intención de pasar aquí el primer periodo de oxidación y luego irse a su ubicación final. Pero, poco a poco, el escultor donostiarra se iba dando cuenta de que lo que estaba pasando en este lugar era especial y no quería que se marcharan. En el interior del caserío, un espacio diáfano y lleno de luz que preserva las vigas centenarias, se exponen las obras más pequeñas y también dibujos, grabados y fotografías

En el centro y en alto se alza el caserío de la familia Zabalaga, en cuya restauración trabajó Chillida durante 14 años mano a mano con el arquitecto donostiarra Joaquín Montero. Sin planos, sin marcarse fechas, eliminando todo lo que le sobraba a esta rotunda obra de mampostería y sillería y llenándola de luz natural. La estructura es la original, con pilares y vigas de madera, pero el espacio es absolutamente contemporáneo. “He comenzado a guardar obras en él, pero este maravilloso caserío no será un museo, sino la señal de que soy de allí”, decía.

© Mikel Chillida

En el interior de la construcción se exponen las obras de menor tamaño. Nada más entrar vemos Forma, la primera escultura de Eduardo Chillida. La hizo en el año 1948, durante su etapa en la capital francesa. Está cerca de los preclásicos, porque le fascinaba la escultura griega, Fidias especialmente. Tras cruzar un gran arco de piedra, en un diáfano espacio con un altillo, se admira Monumento a la tolerancia y Homenaje a la mar IV, en alabastro, y otras piezas de hierro, hormigón, madera…, también hay dibujos, grabados, fotografías…

© Mikel Chillida

Como lugar de encuentro que siempre ha sido, más desde 2019, año en que volvió a abrir sus puertas con la nueva gestión, Chillida Leku es un museo muy dinámico donde pasan muchas otras cosas: exposiciones temporales en el caserío, conciertos, óperas, cine y espectáculos de danza en el jardín… Aunque a Mikel lo que le apasiona es el perfil de visitante “que viene y se trae su libro, se tira a la sombra de un árbol, pinta, lee, escucha música y lo convierte en su lugar. Esos son los que clavan realmente lo que es Chillida Leku”.

El apunte experto

© LURRA CAFÉ
  • Otras esculturas de Chillida en San Sebastián: Abrazo, en la playa de Ondarreta; Monumento a Fleming, en la de La Concha; Torso, en el monte Urgull, la Cruz de la Paz, en la catedral del Buen Pastor.
  • La intervención artística de la reconocida escultora donostiarra Cristina Iglesias en el faro de la isla de Santa Clara.
  • Una visita al taller del escultor Íñigo Manterola en Zarautz para admirar sus obras en movimiento.
  • Tabakalera, la antigua fábrica de tabaco de San Sebastián reciclada en el Centro Internacional de Cultura Contemporánea.
  • El vanguardista Museo de San Telmo, ubicado en un antiguo convento dominico.

GUÍA DE VIAJE

© Mikel Chillida
Homenaje a la mar IV, en alabastro
Cómo ir y cómo moverte

Chillida Leku está en el barrio Jauregi de Hernani, a cinco minutos en coche de San Sebastián.

Cuándo ir

El museo abre todo el año y su programación anual incluye exposiciones temáticas y, en verano, desde conciertos a cine al aire libre.

Dónde dormir

Heredad de Unanue (hotelunanue.com) es un pequeño hotel boutique en un entorno rural que aúna historia y naturaleza con diseño, estilo y todas las comodidades. Ocupa un edificio del siglo xv y resulta ideal para quienes deseen paz y tranquilidad. En un emblemático edificio frente a la catedral del Buen Pastor de San Sebastián está Arbaso (hotelarbaso.com), moderno alojamiento del siglo xxi que es un homenaje a la cultura y las tradiciones vascas. En la planta baja se sitúa su reconocido restaurante Narru.

Dónde comer

Además de un centro de bienvenida de visitantes, parking y tienda, Chillida Leku cuenta con Lurra Café (museochillidaleku.com/museo/lurra-cafe), un espacio gastronómico centrado en el producto kilómetro 0. Pan artesanal, tomate ecológico, quesos de la tierra… En Lasarte está Txitxardin (casahumada.com), que ofrece cocina tradicional y de producto con las brasas como hilo conductor en un bonito parque. Cuenta con terraza de verano y son recomendables sus dos menús degustación. Las numerosas sidrerías de Astigarra (sagardoa.eus) son otra buena elección próxima al museo. A la mesa, chorizo, tortilla de bacalao, chuletón, queso, membrillo, y todo ello acompañado de sidra.

Más info

Chillida Leku (museochillidaleku.com) abre de jueves a lunes de 10 a 17 horas. Entrada: 14 € adultos y 7 € menores de 18 años. Existe un pase anual por 30 € y también se hacen visitas guiadas (20 €), y los domingos, familiares (7 €). Cuenta con una tienda-librería. Hondalea, la Casa del Faro de Cristina Iglesias, abre de junio a septiembre (donostia.eus/ataria/es/web/hondalea). Taller de Íñigo Manterola (inigomanterola.com). Tabakalera (tabakalera.eus). Museo de San Telmo (santelmomuseoa.eus). Turismo de San Sebastián (sansebastianturismoa.eus).

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.