El último refugio de la familia Gere está en la costa mexicana de Jalisco, donde han puesto en marcha un proyecto respetuoso con la naturaleza y la comunidad local y pasan cada vez más tiempo. Pero Alejandra Silva también es feliz en Galicia, su tierra, bañándose en la playa de Bastiagueiro con su marido o sus hijos o comiendo en algún restaurante del municipio coruñés de Oleiros. Un lugar al que regresa con frecuencia pues aquí está su casa familiar, una finca a pie de playa con unas vistas inmejorables sobre la bahía.
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Mucha más desconocida que otras gallegas, la de Alejandra Gere es una gran playa abierta de medio kilómetro de longitud y rodeada de zona verde que a muchos atrae para pasear y a otros tantos para hacer surf o bodyboard en sus aguas. El paseo costero que la escolta la comunica con las de Santa Cristina, una gran lengua de arena fina y dorada de casi 2 kilómetros de largo con aguas tranquilas, dunas y eucaliptos en su zona más ancha, y Santa Cruz, que tiene unas inmejorables vistas al castillo del mismo nombre.
No son los únicos arenales de Oleiros, pues, aunque pequeño, este municipio a 20 minutos de la ciudad de A Coruña tiene unos cuantos más para pasar el día en época estival: Naval, un semicírculo de cantos y arena y aguas muy cálidas ideales para el baño; Mera, bordeado por un paseo y una de las más concurridas; o, unida a esta por una pasarela de madera, la resguardada de Espiñeiro.
Otras son la pequeña ensenada agreste de Canabal; la recóndita y bella de As Margaridas, de aguas verdosas, y la de Bastiagueiro Pequeño, que con la marea baja deja al descubierto una extensa zona de rocas en las que se forman charcas.
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Después del momento playa, aún queda mucho por ver y hacer en Oleiros si se quiere desvelar toda su esencia, empezando por conocer el castillo de Santa Cruz, su monumento más importante, que está enclavado en un islote unido al puerto por una pasarela peatonal. Se levantó en el siglo XV tras el ataque de la Armada inglesa comandada por Sir Francis Drake al puerto de A Coruña, fue propiedad de la escritora Emilio Pardo Bazán, más tarde residencia de huérfanos y ahora un centro donde se celebran exposiciones y actividades.
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Cincuenta minutos se deben reservar para visitar el Museo Os Oleiros-José María Kaydeda que ocupa un edificio emblemático –el Pazo do Coruxo– y está dedicado a la alfarería. Y algo menos a ver la exposición interactiva del Aula do Mar, que hace de centro de recepción de los visitantes del Monumento Natural Costa de Dexo-Serantes, un valioso tramo de costa que se extiende entre los faros de Mera y el puerto de Lorbé a lo largo de 11 kilómetros y permite disfrutar de la bravura del mar en impresionantes acantilados, observar aves y flora autóctona y practicar senderismo.
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Oleiros puede presumir de buenos ejemplos de patrimonio cultural que dan idea de que desde siglos pasados era un lugar de veraneo en la costa de A Coruña: la Casa do Arxentino de Mera, los pazos de Xaz (Dorneda) y das Torres (Santa Cruz), la Casa Charry (en la imagen)…, el templo de Santa María de Dexo o de San Cosme de Maianca…
Pero también un conjunto de miradores y parques para relajarse, como el romántico jardín del pazo de A Capela, en la parroquia de Montrove-Liáns; A Lagoa, frente a la playa de Mera, y en Bastiaguero-Liáns, el parque de As Trece Rosas, que enlaza la playa familiar de Alejandra Gere con el paseo marítimo de Santa Cruz y disfruta de unas inmejorables vistas al mar.