Con más de 1000 rosales y 4000 plantas perennes adornando calles y fachadas, Chédigny es el único pueblo francés con la denominación Jardin Remarquable (jardín notable) otorgada por el Ministerio de Cultura. Un dinámico exalcalde apasionado por las rosas antiguas plantó los primeros rosales, los vecinos siguieron su ejemplo y la iniciativa desembocó en el popular Festival des Roses, que se celebra a finales de mayo. Imprescindible resulta la visita al Jardin du Curé, del siglo xix, repleto de plantas medicinales, árboles frutales y un pequeño viñedo.
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A 20 minutos de camino, Montrésor presume de estar en la lista de los pueblos más bonitos de Francia, con su castillo renacentista rodeado por murallas medievales.
Construido en el siglo xi por Fulco Nerra, conde de Anjou, su decoración corresponde a su último propietario, Xavier Branicki, un conde polaco en el exilio que compró la fortaleza en 1846. Si en el interior las pinturas flamencas se mezclan con los trofeos de caza, en el jardín romántico descansa una escultura del ángel caído esculpido por el italiano Constantino Corti. Dicen que Mick Jagger quiso comprarla.
Hasta el siglo xix, el comercio de la lana fue clave en la economía de Montrésor, y prueba de ello es el Halle des Cardeux (mercado de cardadores), de 1700, que aún conserva sus pilares de madera y, en la actualidad, alberga una sala de exposiciones.
Tras reponer fuerzas en el Café de la Ville, el camino continúa en dirección a la ciudad medieval de Loches, estratégicamente situada en la ruta que unía París con el norte de España. En su ciudadela, con más de 1000 años de historia, dejaron su huella personajes como Ricardo Corazón de León, Juana de Arco o Àgnes Sorel, la favorita de Carlos VII. Sobre ella se eleva la torre del homenaje más antigua y alta de Europa, que con sus 36 metros domina el bucólico valle del Indre con el norte de España. En su ciudadela, con más de 1000 años de historia, dejaron su huella personajes como Ricardo Corazón de León, Juana de Arco o Àgnes Sorel, la favorita de Carlos VII. Sobre ella se eleva la torre del homenaje más antigua y alta de Europa, que con sus 36 metros domina el bucólico valle del Indre.
Dos supuestos Caravaggios se exhiben en la galería de arte Saint-Antoine, pero es más estimulante el Musée Lansyer, dedicado al paisajista del siglo xix Emmanuele Lansyer. Para comprar artesanía local, Les Ateliers du coin despacha objetos hechos a mano por artistas del Loira. Y para despedirse de Loches con buen sabor de boca está el hotel-restaurante Le George.
El château de Villandry es una parada imprescindible en una ruta por los castillos del Loira. A comienzos del siglo xx fue rescatado de las ruinas por el científico extremeño Joaquín Carballo y su mujer, y de su legado se encarga hoy un bisnieto del matrimonio. Solo 17 kilómetros separan el castillo de Tours, la que fuera capital de Francia bajo el reinado de Luis XI. Tras visitar la catedral y pasear por el barrio antiguo, con sus típicas casas de entramado de madera, esperan las tapas de Chez Madie, en la bulliciosa plaza Plumereau.
El científico extremeño Joaquín Carballo rescató de las ruinas el Castillo de Villandry a principios del siglo xx
Desde el muelle de La Chapelle-sur-Loire parte el crucero gourmand por el Loira a bordo de una toue (embarcación tradicional). Una agradable travesía hasta Candes-Saint-Martin que se hace corta mientras se degustan patés, quesos y vinos locales.
En el corazón de la denominación de origen de Saint Nicolas de Bourgueil (1000 hectáreas de viñedo en un solo pueblo), la bodega Vignoble de la Jarnoterie ofrece una sorprendente experiencia de enoturismo: descender a las cuevas excavadas en la piedra caliza donde se almacenan las barricas. Linterna en mano se recorre este laberinto de dos kilómetros a 25 metros bajo tierra para catar allí su mejor vino: Improvisation, elaborado con uva cabernet franc y envejecido de 12 a 15 meses en las cuevas.
La ruta concluye en el priorato Saint-Cosme, fundado en el siglo xii y última residencia del poeta Pierre de Ronsard. El bardo dedicó encendidos versos a la rosa, su flor preferida, predominante en los jardines de este antiguo monasterio. En 1985, un famoso rosalista creó una variedad híbrida que lleva su nombre.
El apunte experto
- El arte urbano que se descubre paseando por el bucólico paisaje de la ribera del Indre, en Montrésor.
- El espectáculo visual del castillo de Langeais, sobre la boda secreta de Carlos VIII con Ana de Bretaña, cuyo enlace marcó la unión del ducado a la corona de Francia.
- Recorrer en bicicleta un tramo de La Loire à Vélo, que atraviesa el valle del Loira a lo largo de sus 900 kilómetros de recorrido.
- Tapear en la Guinguette de Tours, a orillas del Loira. Las guinguettes son animadas terrazas que forman parte del arte de vivir local.
- El Centro de Arte Contemporáneo Olivier Debré, en el corazón de Tours, alberga tres espacios: sala de exposición, biblioteca y restaurante.
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