El despertador suena, y al otro lado de la ventana todo es oscuridad. El arranque de esta jornada, que se intuye intensa, comienza bien temprano en la madrugada. El sueño y los nervios acompañan a lo largo del camino que conduce hasta el punto de encuentro a las afueras de Winterton, a los pies de las montañas Drakensberg, uno de los tesoros naturales más desconocidos de Sudáfrica. Al salir del coche, el calor de una hoguera reconforta; también una taza de café recién hecho. De frente, dos inmensos globos aerostáticos comienzan a hacerse gigantes. La fiesta está a punto de empezar.
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Las Drakensberg son unos de los tesoros naturales más desconocidos de Sudáfrica
Al amanecer, cuando la tímida luz del sol ya va haciéndose fuerte en el horizonte, llega el momento del despegue. Y ocurre envuelto en una suave bruma y en un silencio roto solo por la llama de la bombona que, a cada poco, impulsa a flotar en el aire con suavidad. A partir de aquí se desarrolla una hora inolvidable, que alcanza su cénit cuando se desvelan los paisajes más sobrecogedores. Allá abajo, extensos campos de cultivo, presas, lagos y ríos hacen su aparición. A lo lejos, las majestuosas Drakensberg y sus picos de más de 3000 metros de altura. Cuando el globo toma de nuevo tierra, toca celebrar la hazaña con champán y un suculento desayuno.
Aquí está la mayor concentración de pinturas rupestres del África subsahariana
Después, será hora de adentrarse, esta vez por tierra, en este paraíso natural repleto de montañas y desafiantes acantilados de arenisca y basalto. Los colores tornan entonces de ocres a marrones, de rojos a grises, en un absoluto festival visual. Muchas de las cuevas ocultas entre las rocas son el lienzo sobre el que los san, antiguos pobladores de esta increíble tierra, plasmaron 4000 años atrás la mayor concentración de pinturas rupestres del África subsahariana. Más de 35.000 figuras sirven para conocer su historia. No en vano, fue una de las razones por las que en el año 2000 las Drakensberg fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad.
Desde el Injisuthi Camp of Ezemvelo KZN Wildlife parte una pequeña ruta a pie de seis kilómetros que se adentra en las montañas hasta alcanzar la Battle Cave, uno de los escenarios de arte rupestre mejor conservados, y de las escasas muestras accesibles al turismo. Así se logra velar por su conservación. Salpicados, sobre las paredes de arenisca, singulares dibujos que representan mujeres y guerreros, heridos y chamanes, en un fascinante ejemplo de pintura prehistórica.
Con 3482 metros de altura, el pico del Thabana Ntlenyana es el más alto de la cordillera
Sin embargo, es el montañismo la actividad más aclamada en la zona. Este espectáculo natural cuyas cimas se escalaron por primera vez hace apenas 50 años y que inspiró al mismísimo J. R. R. Tolkien al escribir El Señor de los Anillos, invita a ser explorado con detenimiento. ¿Por ejemplo? Ascendiendo hasta la cima de Giants Castle, llamado así por su apariencia de un gigante tumbado sobre su espalda, o animándose con la subida hasta los escarpados Cathedral’s Peak o Mont-aux-Sources, cuyas vertiginosas cumbres despuntan decididas a tocar las nubes. Es fácil entender por qué los holandeses las bautizaron como ‘las montañas del Dragón’.
La increíble orografía del Golden Gate Highlands National Park y la multitud de especies que lo habitan son excusas suficientes para recorrerlo. Aunque solo los más valientes se atreverán con el pico del Thabana Ntlenyana, que, con sus 3482 metros de altura, es el más alto de la cordillera. Si se prefiere más adrenalina, Clarens Xtreme ofrece actividades como tirolina, rafting, escalada o rutas en quad. A propuestas aventureras, no hay quien les supere.
El descanso llega al alcanzar la pequeña ciudad de Clarens, un oasis a modo de refugio entre montañas con un incomparable telón de fondo: las Maluti Mountains. Su escueto entramado urbano, colmado de negocios especializados en la equipación de montaña, refinadas galerías de arte y boutiques de diseño, son el destino ideal para desconectar tras una jornada de turismo activo. El Windmill Centre ocupa un antiguo molino de viento y alberga un mercado artesanal de lo más tentador, mientras que The Purple Onion ofrece delicatessen gastronómicas.
Al amanecer, el despegue del globo ocurre en silencio y envueltoen una suave bruma
Pero si lo que apetece es acabar la ruta como se inició, nada como regresar hasta Winterton para visitar la bodega Cathedral Peak Wine Estate, una institución en las Drakensberg. En sus 29 hectáreas de terreno, y gracias a las particularidades del clima, con abundantes lluvias en verano, altas temperaturas y el viento frío de la montaña, se cultivan cuatro variedades de uva: cabernet sauvignon, pinotage, sauvignon blanc y petit verdot. Recorrer las instalaciones y asistir a una de sus catas maridadas es un final por todo lo alto.
El apunte experto
- Visitar el Nelson Mandela Capture Site, el centro de visitantes a las afueras de Howick, dedicado al político.
- Recorrer la senda Long Walk to Freedom, en cuyo extremo se alza Release, la icónica escultura de Mandela elaborada con 50 barrotes de acero por Marco Cianfanelli.
- Alcanzar la Battle Cave, uno de los escenarios de arte rupestre mejor conservados de Sudáfrica.
- Asistir a un concierto del Drakensberg Boys Choir School.
- Dar un paseo en quad con vistas a los bellos paisajes montañosos de Golden Gate.
- Tomar un vino al atardecer con vistas a los viñedos de la bodega Cathedral Peak Wine Estate.
GUÍA DE VIAJE