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Cartagena de Indias: colonial y caribeña

De pasado heroico y alma africana, la ciudad de Cartagena de Indias cautiva por igual al viajero culto y elegante como al hedonista que solo busca fiesta. Todos los mundos tienen cabida en este precioso rincón del Caribe que inspiró a Gabriel García Márquez y él convirtió en escenario de algunas de sus grandes novelas


19 de julio de 2023 - 18:04 CEST

Tan codiciada fue Cartagena de Indias en el pasado que se ganó el sobrenombre de ‘la Heroica’. El eco de ese espíritu épico pervive todavía en la ciudad amurallada, de calles empedradas y fachadas de colores que la Unesco ha reconocido como Patrimonio de la Humanidad. Su casco histórico, resguardado del mar Caribe, posee el mayor conjunto de fortificaciones de Sudamérica. Construcciones defensivas levantadas entre los siglos xvi y xviii que permitieron que resistiera los ataques de los corsarios y preservara una arquitectura excepcional que celebra sin pesar la nostalgia.

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Esplendor colonial. Arriba, baluarte de la antigua muralla. Sobre estas líneas, la catedral de Cartagena sirvió de modelo para otros templos que se levantaron posteriormente en otras ciudades vecinas.

La Puerta del Reloj es la puerta de entrada. Tras cruzarla, aguarda un escenario tan verosímil –la herencia española es abrumadora– como mágico. Pura inspiración. Por eso, a nadie extraña que el nobel de Literatura Gabriel García Márquez, cuyos restos descansan en el claustro de La Merced, hiciera de esta ciudad de belleza tan elocuente su destino inevitable y escenario de algunas de sus novelas como Del amor y otros demonios y El amor en los tiempos del cólera.

El casco histórico de cartagena, resguardado del mar Caribe, posee el mayor conjunto de fortificaciones de Sudamérica
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Imprescindible recorrer los pasos del escritor por la ciudad –mejor contratar un tour, porque aquí realidad y ficción se confunden–, mientras se admiran iglesias coloniales como la del convento de Santo Domingo, la de San Pedro Claver, la de Santo Toribio y la catedral Santa Catalina de Alejandría. También sus museos, como el Naval y el del Oro Zenú, y antiguos palacios y palacetes: el de la Inquisición (hoy Archivo Histórico), el de Gobernación o la Casa Bolívar. Pero, sobre todo, hay que perderse por las calles, detenerse en sus plazas, de día y de noche, porque el esplendor de Cartagena de Indias se vive de verdad en su espíritu cotidiano.

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En Getsemaní, antigua barriada popular, se disfruta del ambiente festivo de la plaza de la Trinidad, con sus puestos de comida y terrazas, así como del aire bohemio de sus galerías de arte y su street art. Y entre el barrio de San Diego y la plaza de Santo Domingo, además de admirar el esplendor de las antiguas casonas, palacios e iglesias, embriaga el ritmo de la música callejera, con sus ecos africanos, la dulzura de sus quioscos y, sobre todo, la elegancia y la creatividad de Colombia, que aquí tienen su mejor escaparate.

La influencia española es muy visible en la ciudad amurallada, patrimonio de la humanidad
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Herencia africana. Las palenqueras caminan vestidas con ropa de vivos colores por las calles de Cartagena, ofreciendo a los transeúntes frutos exóticos y dulces de la tierra. Junto a estas líneas, carruajes por la plaza Santa Teresa. Debajo, el restaurante Celele, entre los 50 mejores del mundo por su cocina caribeña.

Tras este espíritu relajado y decadente, Cartagena de Indias también esconde direcciones sofisticadas. Desde hotelitos encantadores o restaurantes inolvidables a premiadas coctelerías que ofrecen un viaje sensorial a lo más íntimo de Colombia. Ahí está el restaurante Celele y su Proyecto Caribe Lab, con el que sus chefs investigan en la cultura gastronómica vernácula. O Alquímico, un cocktail-bar, con terraza en su azotea, que celebra los ingredientes naturales y las tradiciones del país.

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Una parada en la librería-café Ábaco, un helado de corozo en La Paletería, los atardeceres invencibles desde el Café del Mar, las antigüedades en la plaza de San Diego, los cestos y sombreros maravillosos de Claudia Akel, la joyería de Senda Nelly Rojas, las prendas de St. Dom, el valor de las piezas de Artesanías de Colombia... Las sorpresas son inagotables en Cartagena de Indias, y si alguna vez acaban, siempre podremos continuar el viaje por el Caribe y sus azules imposibles de las cercanas islas del Rosario y la península de Barú. Y así, como dijo Gabriel García Márquez, “vivir para contarla”.

El apunte experto

  • Despedir el día en la muralla desde el Café del Mar (cafedelmarcartagena.com.co) y disfrutar de la noche con los cócteles de El Barón(elbaron.co) y Alquímico (alquimico.com), elegido el décimo mejor bar del mundo.
  • Descansar en una playa desierta en Barú o entregarse a la diversión (tras hacer snorkel) en las islas del Rosario.
  • El centro comercial La Serrezuela, una antigua plaza de toros reconvertida con los años en teatro, que en la actualidad ofrece una amplia oferta de ocio en el centro histórico, donde descubrir la calidad de la industria creativa del país, como se puede apreciar en la tienda Malva y Artesanías de Colombia.

GUÍA DE VIAJE

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Cómo ir y cómo moverte

Desde Madrid se puede volar a Cartagena de Indias sin escalas con la compañía Plus Ultra o vía Bogotá, desde Barcelona, con Avianca. Logitravel (logitravel.com) propone estancias de ocho días y siete noches, en régimen de alojamiento y desayuno, con vuelos incluidos desde Madrid, a partir de 1200 €. En la ciudad antigua lo más recomendable es moverse caminando y, para trasladarse, tanto los taxis como los VTC funcionan perfectamente.

Cuándo ir

Con un clima tropical, cálido todo el año y sin apenas cambios de temperatura, la mejor época es de mayo a diciembre, la temporada seca. Si se quiere evitar la temporada alta, esta alcanza su pico entre el 24 de diciembre y el 15 de enero. A finales de este mes se celebra, además, desde hace 18 años el Hay Festival de Literatura.

Dónde dormir

Capellán de Getsemaní (hotelcapellandegetsemani.com) es un precioso hotel boutique, miembro de la prestigiosa colección de hoteles de lujo Preferred Hotels & Resort, emplazado en un caserón colonial restaurado. Cuenta con 30 habitaciones y destaca por su amable servicio y la privacidad de sus rincones mágicos, como la piscina en la azotea y su delicioso Pool Bar. Para familias, Bóvedas de Santa Clara (all.accor.com) ofrece suites en un amplio dúplex. Y de una estancia extraordinaria se disfruta en el hotel Casa San Agustín (hotelcasasanagustin.com).

Dónde comer

En el imprescindible Celele (celelerestaurante.com), entre los 50 mejores restaurantes del mundo, por su carta creativa con la que redescubren la biodiversidad y cultura gastronómica del Caribe colombiano. Juan del Mar (juandelmar.com), en la plaza de San Diego, es recomendable por su ambiente, sus platos de pescado y sus pizzas. Auténtico, para comer, La Mulata (Quero, 58). No defraudan: Pascal, por sus desayunos; Carmen (carmencartagena.com), por su propuesta contemporánea, y La Cocina de Pepina, por sus platos tradicionales. Y ya que estamos en Colombia, un clásico con buena música y diversión asegurada: Andrés Carne de Res (andrescarnederes.com), aquí llamado Andrés Cartagena.

Más info

Barco a la península de Barú e islas del Rosario (navegacolombia.com). Turismo de Cartagena (cartagenadeindias.travel).