LAS PANORÁMICAS, LO PRIMERO
Solo hay una fotografía de La Concha que supera a la de la barandilla histórica de su paseo marítimo y esa es la de la bahía desde las alturas. La brindan los tres montes que la enmarcan: al Ulía, al este, se accede desde la playa de la Zurriola en una hora de paseo panorámico por este tramo del Camino de Santiago, que se puede alargar hasta el pueblo de Pasaia. La perspectiva opuesta la ofrece, al oeste, el monte Igueldo, también accesible a pie, pero más cómodo tomando el histórico funicular que sube hasta su cumbre y corona un parque de atracciones. El castillo de la Mota domina el tercero, el monte Urgull, que es un paraje natural con caminos asfaltados rodeados de vegetación y miradores de postal. Menos conocido y más tranquilo es el mirador del Duque de Baena, en un enclave precioso.
El camino más panorámico de San Sebastián lleva a Pasaia, un pueblo de postal
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UN RESPIRO: LOS JARDINES DE LA REINA MARÍA CRISTINA
Buscando un clima más fresco y marítimo para su hijo Alfonso XIII, la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena llegó a San Sebastián por primera vez en 1887, rompiendo así con la tradición borbónica de veranear en los Reales Sitios. Un año después compraría con su propio patrimonio unos terrenos en el barrio del Antiguo para construir el palacio de Miramar, donde veranearía durante 40 años. Tiene el estilo de una casa de campo inglesa, con muros de ladrillo rojo y techos de terracota y, aunque no se puede visitar por dentro –está reservado para eventos– sí pasear por sus jardines, en una ubicación privilegiada para contemplar la bahía.
LA EXPERIENCIA: VIAJAR AL FONDO DEL MAR EN LA ISLA DE SANTA CATALINA
La isla que queda frente a la bahía de La Concha está dedicada a Santa Catalina, coronada por la casa del faro en el que la reconocida escultora donostiarra Cristina Iglesias ha creado su obra más importante y personal, una intervención artística alusiva a las profundidades marinas que lleva por título Hondalea, que significa “fondo del mar”. Para visitarla hay que apuntarse a una corta travesía guiada y comentada por la isla y su entorno. Hay salidas cada 30 minutos en los meses estivales y son gratuitas, solo es necesario reservar la entrada (donostia.eus/ataria/es/web/hondalea/visita).
Excursiones a menos de una hora de San Sebastián
A bordo de un catamarán también se puede contemplar los bellos paisajes del litoral donostiarra desde otro punto de vista: el mar. El barco (civitatis.com) navega en dirección a los montes que enmarcan la ciudad para admirar la escultura de Jorge Oteiza titulada Construcción vacía, el icónico rompeolas del paseo Nuevo, la desembocadura del río Urumea o la obra más conocida de Eduardo Chillida, el Peine del viento
LA COMIDA: EN EL KURSAAL
Lleva el sello del chef Andorni L. Aduriz y eso ya es una buena pista. La segunda la da su nombre, Muka (muka.eus), que significa pavesa, ceniza del fuego, y es que la brasa es la especialidad de este restaurante abierto en el mismo edificio del Palacio del Kursaal. Un gran local informal con vistas a orillas del río Urumea en el que hay que tomarse su tiempo para ir poco a poco probando todos los bocados que componen su exquisito menú degustación (56 €), empezando por un pan a la brasa, berenjena y piñones que está delicioso (en la imagen). También lo está el calabacín quemado y majado de sésamo, las piparras con anchoas en salazón, las navajas con salsa verde y rábano picante, las anchoas marinadas y todo lo que viene después.
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SOBREMESA: EL CAFÉ DE LA CONCHA
En el mismo centro de ese ida y vuelta de paseantes y deportistas por la más icónica de las playas de San Sebastián (hay otras dos: Ondarreta y La Zurriola) está el café que lleva su nombre, con grandes ventanales al mar para los días más frescos y dos amplias terrazas con unas vistas inigualables de la ciudad, porque La Concha se disfruta en verano y en invierno, con sol y con lluvia. A cualquier hora del día y del desayuno a la cena, siempre tiene reservada la postal perfecta.
TOUR GASTRO: LAS GILDAS DE AYER Y HOY
La gilda se inventó en 1946 en el popular bar Casa Vallés (barvalles.com), en la calle Reyes Católicos, y adoptó su nombre por la película homónima de Rita Hayworth, pues, como su protagonista, era verde, salada y un poco picante. En Mimo (mimo.eus) enseñan a elaborar el pintxo más famoso de San Sebastián y muchos otros en los talleres, cursos, showcookings y tours gastronómicos que ofrecen en esta escuela de cocina ubicada en el edificio del hotel María Cristina. Sus experiencias van acompañadas de visitas al mercado, paradas para degustar algunas de estas creaciones en miniatura y degustación en clases 100% prácticas.
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EL DESCANSO: CULTO A LAS RAÍCES VASCAS
Para descansar cerca de La Concha, ningún lugar que evoque la esencia vasca como el hotel Arbaso, empezando por su nombre, que en euskera significa antepasado. Tras un edificio neoclásico del siglo XIX situado frente a la catedral del Buen Pastor y en el barrio más señorial, un alojamiento boutique con mucho estilo donde la naturaleza y la tierra están presentes en todos sus detalles, empezando por el vestuario del personal encargado de dar la cálida bienvenida al huésped.
Luego están los acabados en materiales de primera calidad tratados de manera artesanal por los proveedores locales, el tono verde bosque de las paredes, la iluminación tenue, las piezas de decoración con firma, el suelo de mármol que recuerda al pavimento de las calles donostiarras, las mesillas a las piedras que levantan los harrijasotzailes...
En sus habitaciones –algunas áticos dúplex–, los últimos avances tecnológicos y todas las comodidades, como las bañeras exentas de los baños, espaciosos y con paredes de piedra, y las vistas privilegiadas.
Esa experiencia local y auténtica del Arbaso continúa en el restaurante Narru (narru.es), que ocupa la planta baja del hotel y está abierto de la mañana a la noche a los clientes y al público. La base de su cocina es el producto local en su esencia y sin florituras, no podía ser de otro modo. En su carta todo está rico: las croquetas de jamón ibérico, el ravioli de rabo, las kokotxas de merluza…
EL RECUERDO: DONISTIBAY
La bahía de La Concha es la foto de San Sebastián y la morriña de los donostiarras por el mundo. En la joyería Casa Muroa, uno de los comercios históricos de la ciudad, han creado una joya inspirada en ella llamada Donistibay para llevarla como recuerdo. Un colgante realizado en latón macizo recubierto de oro de 18k y la isla de Santa Clara decorada en cristal verde (35 €) o en plata maciza (50 €).
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LA DESPEDIDA: ATARDECER EN EL MUELLE
La última foto del día de esta playa con estilo está reservada para el muelle del puerto de San Sebastián, donde se mezclan veleros modernos con pescadores tradicionales. En la pasarela del Naútico se sitúan parejas de enamorados, cazadores de atardeceres inolvidables y artistas que ponen la música a la escena.