Paraíso de montañeros, este país pirenaico tiene muchas más razones que el esquí para pasarse unos días en la montaña, cómo no, en época estival. Aunque pequeño, posee un conjunto de localidades preciosas y con una arquitectura popular protagonizada por la piedra y la pizarra. Para empezar a descubrirlas, ningún lugar mejor que Ordino, que, además, es la más animada ejerce de capital cultural de Andorra. Cuenta con uno de los mejores cascos históricos y su historia se descubre en sus diferentes museos, como las Casas Areny-Plandoli y Rossell, o el Postal.
En la parroquia de La Massana está Pal, que es conjunto histórico y cuenta con calles y grandes casonas bien conservadas, además de la iglesia de Sant Climent, joya del románico.
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También las tiene Llorts, en la parroquia de Ordino, un pueblo minúsculo y con una de las mejores vistas de Andorra, pues se encuentra a 1400 metros de altitud. A sus viviendas y rincones adornados por flores suma el atractivo de que es el inicio de la ruta del Ferro, una agradable y sencilla excursión que discurre siempre al lado del río.
Siglos de historia tiene Les Bones, otro conjunto histórico que merece una visita. Como Juberri y sus inspiradores Jardines Contemporáneos, un sorprendente conjunto de esculturas y arte vegetal de visita libre. Dos más que añadir a la lista son Fontaneda, apenas dos o tres calles que tiene el encanto de ser de los más aislados, de estar a casi 2000 metros de altitud y de su pequeño templo y el menos conocido pueblo de Bixessarri, con un precioso casco antiguo y con el paso del río Os. Ambos se encuentran en la ruta del Coll de la Gallina, muy popular entre los ciclistas que buscan en andorra carreteras estrechas y con curvas cerradas.
En la lista de los pueblos más bonitos de Andorra también tiene su lugar Auvinyà, en la parroquia de San Julià de Lòria, cuyos orígenes se remontan al siglo IX, aunque lo que hoy se admira es la recreación de un pueblo medieval andorrano lleno de rincones con encanto. Y Arinsal, que, aunque es conocida por la estación de esquí, posee un bonito casco histórico junto al río.
CANILLO Y EL MIRADOR ROC DEL QUER
Un paseo muy agradable se da por Canillo, que como tantos otros es pequeño, pero precioso, con sus callecitas de piedra, las vistas del río, la iglesia de Sant Serni, la de Sant Joan de Caselles, una joya románica importante de Andorra, y uno de los miradores más sorprendentes del país de las montañas. Más que un mirador más con una excelente panorámica, Roc del Quer de Canillo es una experiencia única, la de sentir que uno está volando cuando recorre esta pasarela de 20 metros de largo de vidrio transparente, de los cuales 12 están suspendidos en el aire. Además de la bonita panorámica de los valles de Montaup y del Valira d’Orient, en el acceso se contempla un conjunto escultórico con tres tótems que son un símbolo de la voluntad del hombre frente a la inmensidad de las montañas. En un extremo también llama la atención la figura de un pensador sentado impertérrito sobre una viga.
MÁS EMOCIÓN EN EL PUENTE TIBETANO
La visita al mirador del Roc del Quer se puede combinar con otra de las atracciones de Canillo: la pasarela minimalista que sobrevuela el valle del Riu y donde desafiar al vértigo, pues se sitúa a 158 metros del suelo. Sus 603 metros lo convierten en el segundo puente tibetano más largo del mundo. Para acceder a él hay que hacer uso del autobús oficial que sube desde el pueblo de Canillo y cuyo precio está incluido en la entrada del puente (12 €).
MIRADOR SOLAR DE TRISTAINA
En Ordino Arcalís hay otro mirado excepcional. Está a nada menos que a 2701 metros de altitud, y desde él se contemplan una barbaridad de cumbres, desde los picos del circo de Tristaina, como el Costa Rodona, el Tristaina, el Creussans y el Cabanyó.
Consta de una esfera metálica en suspensión de 25 metros de diámetro con vistas a los lagos de Tristaina y al valle de Ordino. Para llegar a él hay que hacer un paseo panorámico en telecabina, después en telesilla y luego 15-20 minutos a pie.
UNA TIROLINA INTERMINABLE
Las estaciones de Andorra no cierran sus puertas cuando acaba la temporada invernal y proponen actividades también en verano: desde rutas guiadas hasta viajes en funicular, tirolina o tiro con arco. En Grandvalira, dos auténticas aventuras para disfrutar son el divertido tobogán Magic Gliss, de 555 metros de bajada que va sobre raíles y alcanza hasta los 40 kilómetros por hora, o la interminable tirolina de Mon(t) Magic, más de medio kilómetro de longitud a toda velocidad por un entorno natural espectacular.
EL TOBOGÁN ALPINO MÁS LARGO DEL MUNDO
Un lugar para disfrutar a tope y pasárselo en grande es Naturlandia (naturlandia.ad), un parque de aventuras rodeado de bosques, a más de 1600 metros de altitud, para divertirse en la naturaleza. Emoción, diversión y adrenalina deparan sus tirolinas, el tiro con arco, los paseos en poni y, sobre todo, el Tobotronc, el tobogán de naturaleza más largo del mundo (5,3 kilómetros), un trepidante viaje de 20 minutos por el bosque a toda velocidad a bordo de un trineo biplaza, y a 1600 metros de altitud.