El valle del Jerte, al norte de la provincia, es un lugar bendecido por una exuberante naturaleza repleto de aguas frescas y cristalinas que descienden veloces desde las montañas. Un valle salpicado de gargantas formadas por la erosión del río cuyo generoso cauce forma estupendas piscinas naturales.
Muchos pequeños pueblecitos -son 11 los municipios que se extienden a lo largo del valle acompañados por el susurro del río Jerte - a los que pertenecen estos baños presumen de la gran calidad de sus aguas, de magníficas instalaciones para darse un chapuzón refrescante y de entornos naturales fabulosos (turismovalledeljerte.com).
Algunas de esas piscinas son más conocidas y otras grandes secretos, nos vamos a descubrirlas y a darnos el mejor baño del verano.
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BAÑO Y OTRAS ACTIVIDADES
Junto al baño, en varias también es posible practicar barranquismo, piragüismo y otros deportes de aventura. Empresas como Gecko (aventurajerte.es, en la imagen), Garganta de los Infiernos (gargantadelosinfiernos.com), o Monfragüe Natural (monfraguenatural.com) las ofrecen.
EL NACIMIENTO DEL JERTE
Partimos desde Tornavacas, límite con Castilla y León, que, a 871 metros de altitud, nos deleita con una de las mejores panorámicas de la zona. Vistas de las que también disfruta su piscina natural Los Pingueros, a escasos kilómetros del nacimiento del río Jerte. Además de contar con dos niveles a distinta profundidad, dispone de parque infantil y chiringuito.
Descendiendo hasta Jerte, siguiente población y capital de esta atractiva comarca extremeña, encontramos El Nogalón (en la imagen), una de las piscinas más concurridas, gracias al bonito entorno de fresnos y nogales que lo envuelve. Está abierta desde mediados de junio a mediados de septiembre y ofrece servicios como chiringuito, parque infantil, merendero o zona de arenero.
Los que busquen combinar relajantes baños y turismo de aventura, podremos practicar barranquismo en la garganta de los Hoyos y en la de los Papúos, frente a la localidad.
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PISCINAS NATURALES EN CABEZUELA DEL VALLE
Antes de continuar la ruta, será interesante perderse por las callejuelas de Jerte, de las más bonitas de la comarca junto a las del laberíntico y empinado casco antiguo de Cabezuela del Valle, declarado conjunto histórico. Es precisamente aquí donde haremos el siguiente alto en el camino para visitar el Museo de la Cereza y lanzarnos a sus piscinas. Entre ellas destaca la de La Pesquerona, por ser la más grande. Está ubicada al lado a la oficina de Turismo del valle del Jerte, en plena naturaleza, y comparte chiringuito con la de El Simón, inmediatamente a continuación.
Las de La Picaza y El Vao (en la imagen) se encuentran en el pueblo de Cabezuela del Valle y están menos adaptadas que las anteriores, pero sus aguas son igual de cristalinas y disponen de terrazas de césped y playas de tierra junto a sus orillas en las que podemos extender la toalla.
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GARGANTA DE LOS INFIERNOS
Llegamos a la conocida piscina natural de Los Pilones, considerado uno de los mejores baños naturales de España y dentro de la Reserva Natural Garganta de los Infiernos, nos regala las fotografías más especiales del recorrido.
Para llegar hasta ellos hay que hacerlo caminando a través de un sendero de 3 kilómetros que parte desde el Centro de Interpretación, a otros 3 kilómetros de Cabezuela del Valle. Saltar a las gélidas aguas de estas espectaculares pozas moldeadas en piedra granítica, será la mejor recompensa a la caminata.
En la reserva hay charcos más desconocidos, como el de la Rehata y el de la Majadilla, a los que es posible llegar alternando rutas en todoterreno y paseos.
El río Jerte cruza Navaconcejo, dotando a este municipio de varias piscinas salvajes: El Chamizo o El Benidorm, El Cristo, La Mora y El Pilar. Estas dos últimas, seguidas una tras otra, son un buen punto de partida para realizar la ruta de las Nogaledas (en la imagen), donde varias cascadas se abren paso entre gargantas –en las que se practica barranquismo– dando lugar al charco del Paraíso, un verdadero edén para remojarse al abrigo de alisos, robles y fresnos.
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VALDASTILLAS, EL MEJOR MIRADOR DEL VALLE
El empinado pueblecito de Valdastillas, con casas blancas con balconadas de madera, es un estupendo mirador sobre el valle. Cerca de él, las aguas crean bellas estampas en la cascada del Caozo (en la imagen), un salto de agua de 30 metros de altura; en la garganta de Marta, que se contempla desde un mirador al que hay que acceder a través de una vertiginosa pasarela de hierro, y en la garganta Bonal, donde se asienta la tranquila piscina natural de Valdastillas, con un merendero y una amplia zona de césped.
CASCADAS Y GARGANTAS EN LA SIERRA DE TORMANTOS
Entre el Jerte y la Vera, llegamos a Piornal, donde aprenderemos sobre su popular fiesta del Jarramplas, de interés turístico y que se celebra cada 20 de enero, y pasearemos entre sus edificios de granito admirando sus coloridas fachadas de uralita que los protege del frío. Pintadas por estudiantes de la facultad de Bellas Artes de Sevilla, otorgan al pueblo más alto de Extremadura (a 1175 metros) un curioso toque artístico.
A las afueras del municipio, visitamos la cascada de la Desesperá y nos refrescaremos en la cascada del Calderón (en la imagen), una apacible y pequeña piscina oculta entre los bosques de castaños y robles de la garganta Bohonal, que dan sombra durante las mañanas.
Perteneciente a la villa de Barrado, la garganta del Obispo brinda para chapuzones silvestres la piscina natural de Las Camellas. Mientras que, a 10 minutos, quedan los siguientes pueblos del recorrido: Casas del Castañar y Cabrero, con seductores remojones en las pequeñas piscinas semiartificiales del Puerto del Rabanillo y el Charco el Benidorm, de vuelta al río Jerte y a sus chiringuitos.
Desde allí ascenderemos a El Torno, último pueblo de la ruta y uno de los más antiguos del valle. En su abrupto relieve se contonean varias gargantas y arroyos de aguas cristalinas, como la del Neblillo (sin zona para baño). El Charco la Tabla, poco concurrido, y la piscina natural Los Pozos, conocida como Garganta del Lugar (abierta de junio a septiembre, sin servicio de socorrista). Muy cerca, el Mirador de la Memoria (en la imagen) nos despide de esta refrescante ruta ante la magnitud y belleza del valle.
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