Setúbal, la Cetóbriga romana, es el principio y el final de esta ruta circular alrededor del estuario del Sado. Aunque no es un simple estuario. Se trata de un destino lleno de historia, que baña las ruinas del mayor centro industrial de salazones del Imperio romano; y de naturaleza, en el que nadan y brincan a placer los delfines cerca de playas de ensueño.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Setúbal es una ciudad importante, la quinta de Portugal en habitantes, y que está a tan solo media hora de Lisboa, con lo que se convierte en una escapada sencilla para cualquiera que aterrice allí desde España o bien que acuda por carretera. Para localizarla más aún, la encontramos en la en la orilla norte del estuario, que no tiene nada que envidiar al del Tajo, con sus más de 100 kilómetros de contorno y su fabulosa naturaleza: 200 especies de aves diferentes y una colonia estable de delfines.
Para dar comienzo a la ruta lo hacemos en la Casa da Baía, un edificio del siglo XVIII que alberga la oficina de turismo de Setúbal, con su cafetería, su tienda de productos regionales (incluido el preciado moscatel local) y su centro de interpretación sobre los roazes. Así llaman aquí a los delfines. Para ver algunos de los 30 que viven en el estuario, hay barcos y lanchas que zarpan todos los días del puerto de Setúbal y de la cercana península de Troia. Mucho más chic será salir a verlos alquilando velero (samboat.es).
¿Qué visitar en Setúbal antes de continuar la ruta?:
- La antigua factoría de salazones romana, cuyos depósitos pueden verse a través del suelo acristalado.
- El Museo del Trabajo, en la plaza de los Defensores da República, que ocupa una de las 120 fábricas de conservas que llegó a haber en Setúbal, la de sardinas Bertha. El estado de conservación del lugar es impresionante.
- El convento de Jesús (en la imagen) joya del estilo manuelino.
- La Galería Municipal del Antiguo Banco de Portugal
- El Mercado do Livramento, con sus paredes alicatadas de azulejos típicos y sus puestos rebosantes de productos frescos del día que también se degustan es sus bares.
- Y el castillo de San Felipe, que vigila la ciudad desde un promontorio de la sierra de Arrábida y desde el que se contempla, con una posición privilegiada, todo el estuario y la península de Troia.
EL ESTUARIO DEL SADO
Es hora de salir en coche a rodear el estuario, empezando por el Moinho de Maré da Mourisca, un antiguo molino de mareas rehabilitado como centro de interpretación de la Reserva Natural do Estuário do Sado. Hay observatorios de aves, sendas, paseos en barco y una terraza donde pueden degustarse las finísimas ostras que se cultivan en el lugar.
SIGUIENTES PARADAS: ALCÁCER DO SAL Y CARRASQUEIRA
Al sureste se halla la antiquísima población de Alcácer do Sal, que tiene un alcázar en lo alto, hoy Pousada, y el recuerdo aún fresco de sus muchas salinas, ahora transformadas en arrozales. Siguiente parada, en Carrasqueira, para sorprenderse con sus viejas cabañas de colmo (con techo de paja) y su puerto palafítico.
COMPORTA, EL PORTUGAL MÁS CHIC
En Comporta se dobla hacia el norte para recorrer la alargada península arenosa de 17 kilómetros que separa el estuario del océano, el calmo río Sado del Atlántico. Este destino ha cogido fuerza en los últimos años gracias a que se ha convertido en refugio de unos cuantos famosos que buscan privacidad en sus inmensas playas y a su espíritu ecológico y deluxe. En la zona varios hoteles de espíritu eco-chic como Casas Na Areia (silentliving.pt/houses/casas-na-areia) o Cocoon Eco Design Lodges (cocoonlodges.com) ofrecen alojamientos perfectamente integrados en la naturaleza.
Una ruta por la costa del Alentejo, la más virgen de Europa
En la punta de la restinga está Troia, que en tiempos de los romanos era una isla, Ácala, y el mayor centro industrial de salazones del imperio, y ahora es un resort eco-chic rodeado de playas sensacionales (como la de Galé) y de las no menos sensacionales ruinas romanas.
Para cerrar el círculo, podemos cruzar el estuario en ferri y regresar a Setúbal, donde comenzó este periplo junto al mar.