Este recorrido por el sur de Mallorca comienza en el Salobrar de Campos, un espacio natural protegido donde el agua del mar, el sol, la brisa marina, el clima templado y el trabajo artesanal del hombre han creado un singular paisaje que los romanos no pasaron por alto cuando merodeaban por estas costas. En el kilómetro 8 de la carretera de Campos a la Colonia de Sant Jordi está el desvío a las salinas, formadas por un conjunto de 700 balsas cristalizadoras en las que se produce el condimento más antiguo del mundo. Las visitas guiadas por las salinas desvelan paso a paso todo el proceso de su obtención, desde que el agua entra por un canal procedente de la cercana playa de Es Trenc y llena los estanques que cambian de color, del blanco al rosa, hasta la cosecha o sus diferentes variedades.
La última playa virgen (y la más salada) de Mallorca se llama Es Trenc
A lo largo del recorrido (salinasdestrenc.com) también se aprende cómo, gracias a la actividad salinera, en este extenso humedal han encontrado su hábitat una diversidad de plantas y de aves. Sin prismáticos es fácil ver desde sus observatorios garzas, chorlitejos, fochas o flamencos en sus marismas. Y como recuerdo, nada mejor que adquirir en la tienda sal común o la más reputada flor de sal, ese producto gourmet tan demandado por los grandes chefs.
Telas de lenguas, flor de sal y otros descubrimientos más allá de Palma
ES TRENC
Después de tan didáctica parada espera la playa de Es Trenc, que se disputa ser la más bella de Mallorca, algo nada fácil entre el extenso catálogo de arenales de la isla. Pero esta es única, virgen, 3 kilómetros de arena fina y blanca bordeando unas aguas cristalinas de color turquesa que parecen irreales a los que se accede por diferentes caminos a pie. Sin construcciones a la vista, solo se ven a sus espaldas matorrales y bosques de pinos y los restos de varios búnkers que algunos aprovechan para descansar a su sombra.
COLONIA DE SANT JORDI
Un placer es caminar descalzo por la arena de Es Trenc y llegar hasta este antiguo pueblo de pescadores del municipio de Ses Salinas donde reina la vida tranquila. Un sendero fácil y bien acondicionado de 10 kilómetros desde el que se observa Cabrera y que muchos disfrutan corriendo, recorre su costa y pasa por el emblemático faro de la Puntassa, inolvidable mirador a la hora de la puesta de sol y trampolín para algunos osados que se lanzan desde este punto al mar.
Muy cerca, está la Gelateria Colonial (gelateriacolonial.com), regentada por la tercera generación de una misma familia de heladeros que, desde hace 50 años, es toda una institución en Baleares. Hay de fresa de Mallorca, de limón de la huerta, de mandarina de Sóller…, aunque nuestra recomendación es probar el que lleva el nombre de la marca de la casa, con biscottino, flor de naranja y cobertura de chocolate 70%. Delicioso, lo hemos probado.
HONUCAI, LA TORTUGA DE MAR
En el mismo paseo de la Colonia de Sant Jordi abre sus puertas el hotel boutique Honucai, del grupo Gallery Hoteles (hotelhonucai.com), perfecto para alojarse en este road trip por el sur de Mallorca. Su nombre procede del hawaiano y hace referencia a la tortuga de mar, una especie autóctona que se está recuperando en la isla. Las vistas a la playa desde sus habitaciones, la esencia mallorquina en la decoración, el restaurante, el rooftop The Top con piscina infinita, cócteles de autor, música en directo, sesiones de yoga y una gastronomía que reinventa la parrilla japonesa con productos locales… Todo en este cuatro estrellas de espíritu slow life.
SALICORNIA
Así se llama un alga utilizada en la cocina que crece en zonas de alta salinidad, como las playas de Mallorca, y así también el restaurante más exquisito de la Colonia de Sant Jordi, que ocupa la planta baja de Honucai. Estando como está frente al antiguo puerto pesquero, la cocina de Salicornia (salicorniarestaurant.com) no podía saber a otra cosa que a mar y se degusta en un agradable espacio de gusto mediterráneo con terraza abierta en el paseo marítimo.
Las propuestas del chef Pablo Tomás varían según lo que haya en el mercado y en ella encontramos desde cabrachos y bogavantes hasta gamba roja de Sóller, arroces, calderetas, huevos fritos con langosta o el pescado del día a la brasa presentado en un original cap-roig (pez de color anaranjado y aspecto feo pero de exquisito sabor) de grandes dimensiones que sorprende cuanto menos al entrar al comedor.
EXCURSIÓN A CABRERA
En el mismo puerto pesquero se contratan las excursiones para pasar unas horas en el Parque Nacional de Cabrera, ya sea una ruta de alrededor de 2,5 horas navegando alrededor de este archipiélago formado por 19 islas e islotes o, más completa, desembarcando en él para recorrer sin prisas la isla principal (marcabrera.com), desde 66 € (adultos). Para entender este valioso territorio insular antes hay que visitar el centro de interpretación de la Colonia de Sant Jordi. Si se desea pernotar, la isla principal cuenta con un refugio.
CALAS Y MÁS CALAS Y EL MIRADOR DE ES PONTÀS
Siguiendo el perfil recortado de la costa desde la Colonia de Sant Jordi hasta el sureste, un paseo de 10 kilómetros entre pinos y rocas recorre las playas de Es Dolç, Es Dofí, Es Carbó, En Tugores y Es Cargol hasta llegar al cabo y faro de Ses Salines, el extremo más al sur de Mallorca. Más allá surgen otros desvíos hacia las calas Marmols, Caló des Moro y cala Llombards, más próximas ya al mirador de Es Pontàs, un arco de piedra natural dentro del mar que no puede ser más inspirador. Después de aparcar el coche, hay que caminar unos minutos a pie y asomarse a este singular roquedo que otros disfrutan observando a bordo de una moto acuática o de hidropedales.
MERCADO DE SANTANYÍ
La siguiente parada nos lleva a Santanyí, con un buen muestrario de edificios construidos con la piedra local trabajada a manos del cantero en su casco antiguo.
Hay que visitarlo los miércoles o sábados, cuando en torno a su plaza Mayor y a las calles estrechas que parten de ella acoge un mercado semanal donde se puede comprar artesanía, sobrasada, quesos, cocas d’albercoc, cerámica, telas de lenguas, productos elaborados con esparto… Coincidiendo con él, estos mismos días en la iglesia de Sant Andreu acoge conciertos de órgano.
CALA FIGUERA
Seis kilómetros separan Santanyí de este pequeño puerto natural en un entrante rocoso de la costa que no puede ser más de postal. Una ruta fotográfica recorre sus dos brazos en forma de ‘y’ mientras se ven los llaüts tradicionales, las casas de los pescadores, las redes secándose al sol, los varaderos artesanales…