Hay tantas maneras de viajar como gustos para hacerlo, pero en los últimos años hay una que está despegando con gran fuerza entre las tendencias viajeras. Hablamos del cicloturismo, una corriente que ha cogido fuerza y suma ya un 20% de éxito mayor que en los últimos años según datos de la Organización Mundial del Turismo.
Si resides en grandes urbes o, incluso, si conduces algún vehículo con frecuencia puede que ya te hayas dado cuenta de que el número de ciclistas ha crecido exponencialmente desde que la conciencia medioambiental y la sostenibilidad comenzaran a posicionarse entre los intereses de los gobiernos; pero también de la sociedad, siendo los millennials y, sobre todo, la generación Z los grupos más interesados en este ámbito. No es raro entonces confirmar que el viajar usando la bicicleta como transporte para moverse entre pueblos o ciudades se está consagrando ya como una manera, no solo favorita para conocer nuevos destinos, sino también para cuidar el planeta. De hecho, que cada vez haya más empresas dedicadas a la venta de e-bikes (bicicletas eléctricas) nada tiene de casualidad. Los viajeros ciclistas, esos que priorizan la bicicleta frente a cualquier otro transporte para viajar, se han duplicado en tan solo los tres últimos años y, suman ya, 44 millones de euros en la Unión Europea.
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La plataforma European Best Destinations, que promueve el turismo europeo y realiza ránkings de viajes en función de los votos que recoge de usuarios, ha concluido que entre los mejores destinos para recorrer en bicicleta se encuentran lugares como Tenerife, La Provenza francesa, Andalucía, Suiza, el Algarve o las Azores entre otros muchos nombres. ¿Los motivos? Los paisajes que ofrecen, la facilidad para moverse a través de sus rutas y senderos o la riqueza cultural que, al mismo tiempo, poseen. Requisitos comunes que busca siempre cualquier viajero aventurero. Si en cambio, hubiera que mencionar ciudades grandes para los más cosmopolitas, hay ejemplos que merece la pena mencionar, como Ámsterdam (donde lo extraño es que alguien no use la bicicleta como su medio de transporte habitual) o Barcelona, que cuenta con carril bici en casi todas sus arterias.
Como las necesidades cambian y las empresas deben adaptar sus propuestas a los nuevos tiempos, están siendo ya muchas las rutas que invitan a unirse al cicloturismo añadiendo comodidades que hace décadas parecerían impensables. El Miño wine experience es una iniciativa pontevedresa que anima a ir un paso más allá y practicar, ojo, enocicloturismo. La experiencia consiste en hacerlo después de recorrer 80 kilómetros a través de la geografía de diferentes ayuntamientos gallegos y portugueses. Es decir: pedaleas, y luego visitas diferentes bodegas como recompensa. Este es tan solo un ejemplo, pero hay muchos que ya están adaptando sus servicios o, protagonizando sus ideas, teniendo a la bicileta en el punto de mira.
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La ruta del Vino Ribera del Duero ha puesto en marcha un plan en el que contará con bicicletas eléctricas y puntos de recarga para vehículos con el objetivo de que todos sus visitantes puedan conocer sus enclaves, viñedos y bodegas de manera sostenible. Y aún hay más, porque deslizando en diferentes aplicaciones de actividades en grupo, como Meet Up, podemos encontrar grupos que realizan diferentes rutas por pueblos o ciudades agarrando el manillar.
Las mujeres viajan cada vez más en bicicleta
El éxito del cicloturismo no hace más que crecer, y debemos mencionar que está siendo, también, una de las opciones que gana cada vez más fanáticas mujeres. Si bien siempre se ha señalado este deporte como una actividad de hombres, ahora parece que por fin las mujeres comienzan a encontrar (y a tener) su espacio y a sentirse cómodas en este ámbito incluso practicándolo solas. De hecho, comunidades como Women In Bike, un proyecto impulsado por la Real Federación Española de Ciclismo, así lo demuestran. Éste, en concreto, se trata de un empujón de la federación por dar visibilidad y apoyar el deporte femenino que además, actúa como punto de unión de mujeres que comparten intereses y que se reúnen en torno a un hobbie -o estilo de vida para muchas- común.
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Los alojamientos renuevan sus propuestas
Basta también con contar los hoteles que ya incluyen aparcamientos de bicicletas para darse cuenta del crecimiento exponencial de esta tendencia que promete quedarse, al menos, durante unos cuantos años. Existen páginas webs, como BikeFriendly o Ruralka que señalan los alojamientos que más comodidades ofrecen a los que quieren viajar con su bicicleta o alquilar una una vez llegado al destino; y hay, también, hasta agencias de viajes especializadas en satisfacer las necesidades de ciclistas viajeros que organizan escapadas y excursiones tanto por senderos de montañas, como a orillas de costa o en mitad de las ciudades. Sí, el cicloturismo es ya un motor económico al que prestar atención.