Muchos son los que sueñan con vivir la experiencia única de darse un baño en el mar Muerto al ver las típicas imágenes de gente flotando plácidamente en él, sin el menor esfuerzo, incluso mientras leen un libro o el periódico del día. Eso sí, para hacerlo hay que viajar hasta Israel o Jordania, algo que ni está al alcance de todos, ni a la vuelta de la esquina.
Más fácil es viajar al vecino Portugal y vivir una experiencia similar en las salinas del Algarve, con una concentración de sal similar a la de el famoso mar, que en realidad no es tal sino un lago salado ubicado en el punto más bajo de nuestro planeta, en el que es imposible sumergirse.
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LAS SALINAS DE BARQUINHA
En el corazón de la Reserva Natural del Sapal de Castro Marim, la primera de Portugal, se encuentran estas salinas en medio de un paisaje inhóspito. Un terreno árido -y a la vez muy próspero- donde se cosecha sal de manera artesanal desde que los romanos hace casi 2000 años se establecieran en estas tierras y posteriormente árabes y lusitanos.
En el spa a cielo abierto puedes tomar un baño tan relajante como terapéutico y flotar en sus aguas salinas a 30º, ricas en minerales. La concentración de sal ronda los 250 gramos por litro (en el mar lo habitual es de entre 35-45 gramos por litro y entre 350-370 en el mar Muerto) lo que aumenta la flotabilidad y el cuerpo se sostiene en una sensación placentera que es realmente incomparable.
La experiencia va más allá de flotar en sus aguas, los estanques están construidos con un tipo de arcilla rica en minerales (con 80 diferentes) que es perfecta para aplicarte en la piel. Después podrás exfoliarte con la flor de sal y completar la jornada con un masaje y hasta con una sesión de yoga en este maravilloso entorno.
El Algarve en un puñado de secretos
Pero las salinas de Castro Marim no solo son reconocidas por sus propiedades y sus baños, también lo son por su modo de extraer este ‘oro blanco’ de las lagunas naturales. Un método que mantiene intacta su pureza, de ahí su gran valor en el mercado. La superficie de las salinas se llena de cristales de sal cuando el sol evapora el agua y es cuando da comienzo la recogida. Entran en escena los rodos, unos instrumentos de madera de los que se ayudan para arrastrar la sal limpia hasta la orilla de los talhos (piscinas). Luego se dejará secar. Todo de forma completamente artesanal, desde los cestos en los que se almacena la sal hasta los propios aperos junto al proceso de extracción. La belleza de este momento puede vivirse en primera persona, previa reserva, a través de las visitas guiadas: aguamae.pt.
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LAS SALINAS DE GRELHA
Otro baño nos espera un poco mas allá de Castro Marim, en Olhão, en las salinas de Grelha (salinasdogrelha.pt) situadas en un plácido entorno presidido por un antiguo molino de mar del siglo XVIII que nos recuerda al Algarve más tradicional.
Aquí la producción de sal marina empezó a trabajarse en los años 20 del pasado siglo desarrollando desde entonces una importante actividad turística, con visitas guiadas que permiten descubrir el proceso de extracción de sal marina de la famosa flor de sal algarvía, además de disfrutar del precioso paisaje del Parque Natural de Ría Formosa.
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Para vivir la experiencia de darte un baño como en el mismísimo mar Muerto se hace en un lago de cerca de 2.000 metros cuadrados con una elevadísima concentración de sal. Relajamiento total de los músculos, una activación de la circulación sanguínea y una clara disminución de los dolores musculares serán los beneficios que experimentarán quienes se sumerjan en él. Por supuesto, cero estrés que se diluye en el agua, como lo hace la propia sal.
Después de la experiencia queda continuar una visita por esta costa sur portuguesa que posee otra magnífica concentración, la de algunas de la playas más bonitas del continente, por algo recibió el galardón, a finales de 2022, como Mejor destino de Playa de Europa. Ahora es su momento.