1carlosreinoso© Carlos Reinoso

Escapada al genuino Marruecos para disfrutar de su competición hípica más ancestral

El Festival Ecuestre Internacional de la Mata, que se celebra cada año en Zniyed (región de Beni Arús) a 50 kilómetros de Tánger, es un evento singular en el que se combina la competición hípica con el folclore y la artesanía local


Actualizado 23 de junio de 2023 - 14:17 CEST

A poco más de una hora de Tánger, ciudad mitificada por escritores y artistas, es posible descubrir en este 2023 parte de la esencia de un Marruecos que busca ser escaparate al mundo poniendo las riendas en lo ancestral, lo genuino. Si tu interés por las culturas extrañas es “ávido y obsesivo” como el de Paul Bowles que transitó estas tierras en un tiempo que nos parece ya muy lejano, apunta en tu agenda viajera el Festival Ecuestre Internacional de la Mata, que se celebra cada año en Zniyed (región de Beni Arús).

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© Ramiro Sánchez

El festival nació del compromiso de la familia de Nabil Baraka y su hermana Nabila por promover esta tradición del norte de Marruecos, preservada por su padre, el difunto Abdelhadi Baraka, que falleció hace un año. Abogado de formación, cursó sus estudios de bachillerato en el Ramiro de Maeztu de Madrid. Entre los objetivos de la organización está poner en valor la importancia del caballo en la región y que la competición equina sea reconocida por la UNESCO como patrimonio inmaterial de la Humanidad.

© Guillermo López

LA TRADICIÓN

Los lugareños dan la bienvenida a la primavera practicando un juego que los Jbalas- grupo étnico de origen bereber y morisco - han llamado "MATA". Después de la siega de los campos de trigo, las niñas y mujeres de la tribu fabrican con la ayuda de cañas y telas la muñeca por la que competirán los jinetes más “bravos” del país Jebala, que deben montar a pelo, vestidos con las ancestrales jellabas y amamas. En el origen las reglas dictaban que el ganador podía casarse con la chica más bella de la tribu. Un premio en metálico nos transporta a la realidad presente. “Eso es lo que pasa con los viajes en el tiempo siempre estás avanzando, incluso cuando regresas”, decía James A Owen.

El juego "MATA" se inspira en el bouzkachi, practicado en Afganistán y que fue importado, según cuenta la leyenda, por el poeta y santo sufí Moulay Abdeslam lbn Mashich durante uno de sus viajes a Asia. “Pero aquí la mujer participa más y tiene más poder”, nos explica en perfecto español Nabila Baraka, empeñada en dar a conocer al mundo una tradición ancestral que ella ha disfrutado desde niña, como antes hicieron sus antepasados. El festival contó con el impulsó de la tía de Mohamed VI, la fallecida princesa Lalla Amina, que fue presidenta de la Real Federación Marroquí de Deportes Ecuestres entre los años 1999 y 2012.

© Guillermo López
© Ramiro Sánchez

EL PRESENTE

El bullicio y los sonidos locales nos dan la bienvenida al llegar a la explanada de Zniyed durante los tres días que se celebra el festival. Entre cánticos y vestidas con prendas tradicionales, las mujeres, apartadas en una jaima confeccionan la muñeca, esa “joya de la corona” por la que los más de 300 jinetes lucharán en una carrera frenética en la que todo puede pasar. Durante siglos, los hombres han protagonizado y siguen dominando esta competición, en la que en los últimos años consiguió “colarse” una amazona, convertida ya en todo un símbolo de MATA. Se llama Zohra y ahora, cumplidos ya los 60 años y retirada de las carreras, puedes verla paseando orgullosa sobre su caballo. Fundar una escuela para que las niñas de la zona sigan su estela es uno de los sueños de los organizadores.

© Guillermo López

La competición ecuestre se completa con una serie de noches de canto sufí, y una feria en la que poder comprar productos y artesanía local. En ese entorno es fácil que algún joven te hablé en castellano y recuerde sus años en España antes de retornar a Marruecos para asentarse y reconstruir una nueva vida apegado a sus raíces. En palabras del presidente del festival, Nabil Baraka, "Mata es hoy un espacio de convivencia y de intercambio cultural, social y económico”. Y eso es lo que encontramos al llegar a región de Beni Arús, un espacio de convivencia con el sabor de lo auténtico.