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Vila Real de Santo Antonio: el secreto mejor guardado del Algarve

Escondida en la frontera entre España y Portugal, esta bonita aldea portuguesa, tradicionalmente famosa por las toallas, se mantiene al margen del turismo de masas, a pesar de su apacible esencia marinera


8 de junio de 2023 - 17:53 CEST
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Es el poderoso Guadiana, en la inmensidad de su desembocadura, el que lo separa de España. Concretamente de la localidad onubense de Ayamonte, a la que mira desde el otro lado del río Vila Real de Santo Antonio, un pequeño pueblo marinero que sigue siendo un diamante en bruto dentro de la belleza (a veces un tanto sobresaturada) del Algarve portugués.

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Aquí, en la que está considerada la última villa del país vecino (aunque a sus habitantes les gusta decir que se trata de la primera), el turismo no ha causado estragos. Por eso mantiene la autenticidad de sus orígenes, cuando tuvo que ser construida desde cero (y en tan solo dos años) tras el fatídico terremoto de Lisboa de 1755.   

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Fue el mismo Marqués de Pombal quien ideó este perfil que hoy nos trae reminiscencias a Lisboa, con un estilo sobrio y funcional en el que no faltan los robustos edificios de hermoso corte neoclásico. Así, a lo largo de sus calles encaladas, se extiende esta arquitectura pombalina en un perfecto conjunto homogéneo. 

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Vila Real de Santo Antonio es, definitivamente, el otro Algarve. El que se aleja de la roca dorada, con sus alocadas formaciones, para mostrar en contrapartida kilométricas playas de arena. El que renuncia al ajetreo de la temporada estival para exhibir una mayor naturaleza. Porque este pueblo, aunque quisiera, nunca podría crecer, puesto que está rodeado de un entorno salvaje. 

panoramica© Grand House

EL ICÓNICO GRAND HOUSE   

Sí ganó, sin embargo, en esplendor, a principios del pasado siglo, cuando llegó a ser la capital del atún gracias a su posición estratégica. Esta actividad, que trajo la profusión inmediata de salinas y conserveras, dotó al pueblo de una prosperidad que se tradujo en un alarde de buen gusto. Así nació, en 1926, el primer hotel de cinco estrellas de la región: el fabuloso Grand House (grandhousealgarve.com/es), que enseguida se convirtió en el epicentro portugués de vida social, alcanzando su punto álgido en el periodo de entreguerras. Nadie quería dejar de ser visto en este espectacular edificio con estética de la Belle Époque. 

grand house   interior   rooms 2 tiago paula de carvalho© Grand House

Reabierto en 2018, tras una remodelación integral, este establecimiento que lleva el prestigioso sello de Relais & Châteaux nos transporta a los felices años 20 a través de su decoración art déco, su piano-bar de caoba y su piscina infinita con vistas tanto a las aguas del Guadiana como a las del Atlántico. Y en sus apenas 26 habitaciones, que combinan elementos modernistas con glamurosos muebles contemporáneos, el pintoresco puerto moteado de barcos de vela se cuela por los ventanales. 

restaurante© Grand House

Grand House es hoy el símbolo de esta localidad, precisamente porque rinde homenaje a la tradición portuguesa. Pero también porque representa en sí mismo todo un destino gastronómico. Su restaurante Grand Salon, comandado por el chef Jan Stechemesser, atrae a los foodies más exigentes, que completan la velada en el Grand Salon Bar, ideal para tomar un cóctel aireados por la brisa nocturna. 

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PASEOS CON ENCANTO 

Pero a Vila Real de Santo Antonio hay que andarlo (y desandarlo también) a plena luz del día. Solo así se descubren sus rincones llenos de encanto. Empezando por la plaza del Marqués de Pombal, el centro neurálgico, animadísima siempre en sus tiendas, restaurantes y cafés, además de en los múltiples eventos que se organizan asiduamente. Entre ellos, la Feira de Velharias, el segundo y cuarto sábado de cada mes, que es un maravilloso mercadillo de antigüedades.  

También conviene conocer el Centro Cultural António Aleixo, que antes funcionaba como mercado y hoy acoge buenas exposiciones. Y descubrir el Museu Galeria Manuel Cabanas, donde dicen que descansa la mayor colección de grabados en madera que existe en todo el país. Pero lo más interesante es perderse entre sus callejuelas para admirar las bonitas fachadas decoradas con azulejos.  

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COMPRAS (NO SOLO) DE TOALLAS  

 Es otra de las actividades estrellas: la del shopping. En primer lugar, porque esta villa es famosa por la venta de las toallas. ¿Qué infancia no ha contado con un viaje en familia en busca de este producto? Hoy en Vila Real de Santo Antonio se mantiene esta tradición que deriva de unos excelentes tejidos. Y por aquí y por allá se encuentran tiendas especializadas en todo tipo de ropa de baño. 

No son, claro, las únicas. A lo largo de la rua Dr. Teofilo Braga, el principal eje comercial, se suceden coquetas boutiques de artesanía (especialmente de cerámica y corcho) y bonitos locales de ropa donde hacerse a sí mismo un buen regalo a precios de lo más asequible.  

grand beach club 18© Grand House

Y, POR SUPUESTO, PLAYAS 

No podían faltar los arenales en este rincón del Algarve. Así, muy cerquita, hay todo un catálogo de playas (nada menos que 16 kilómetros) que presumen de unas aguas más cálidas que las del resto de la región. A saber: Santo António, Monte Gordo o Manta Rota, a las que se suman las que conforman Cacela Velha, ya en pleno Parque Natural de la Ría Formosa.  

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grand beach club 21© Grand Beach Club

Y justo donde el río se junta con en el mar, no hay que perderse el beach club de moda, perteneciente al hotel Grand House: Grand Beach Club, una gran terraza cubierta con hamacas, tumbonas de madera blanca y una piscina infinita, donde comer (entre otras delicias) una parrillada de pescado recién capturado, con unas vistas increíbles y suave música de fondo.