Es sábado por la mañana y la vida fluye en las calles de Montjuic. Desde temprano el trasiego de vecinos con el pan recién hecho bajo el brazo se hace notar en sus cuestas y estrechas vías. La ropa tendida en los balcones. No tardan demasiado las terrazas de algunas de sus cafeterías en comenzar a llenarse. Pronto las mesas se colman de cruasanes y tostadas con aguacate y burrata, café de especialidad y algún zumo natural. El sol abraza a quienes se preparan para disfrutar de un fin de semana pleno en Sec Brunch (secbrunch.com), mientras algunos apuran a dar el primer bocado. En este contexto de deleite máximo iniciamos una ruta que nos lleva a descubrir por qué Montjuic, este histórico barrio barcelonés fusionado con los de Poble Sec y Sant Antoni, vuelve a estar en boca de todos.
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CHECK-IN EN EL LUJO URBANO MÁS NOVEDOSO
Empecemos por lo importante, ¿dónde nos alojamos? El asunto es sencillo de resolver: precisamente en 2021 abrió sus puertas en pleno Montjuic el Intercontinental Barcelona (intercontinental.com), un templo al lujo y la elegancia combinado con las modernas líneas en diseño y arquitectura. Un oasis en pleno corazón de la Ciudad Condal de 273 habitaciones, todas decoradas con colores neutros y detalles en cuero que le aportan un marcado estilo contemporáneo. El rincón ideal para desconectar.
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Pero la oferta es bien amplia en este singular hotel. ¿Qué tal disfrutar de un delicioso cóctel en Gebre, su bellísimo bar? ¿O darnos un chapuzón en su piscina en las alturas mientras admiramos las fascinantes vistas 360 de Barcelona? Mucho mejor: dejémonos mimar en la zona de aguas de su completo spa, de 1200 metros cuadrados.
Para rematar la estadía, nada como una experiencia culinaria de las que marcan: en su gastronómico, Quirat (quilate en catalán), optamos por uno de sus dos menús degustación para saborear platos envolventes como el crujiente de maíz relleno de parpatana de atún con chutney de pimiento, la alcachofa confitada con base de beurre blanc y ralladura de nuez de macadamia o el civet de ciervo con crumble de chocolate. Todo, claro, maridado a base de vinos y espumosos de la tierra. Detrás de la propuesta, Víctor Torres que, con una estrella Michelin en su haber, es la cabeza pensante del proyecto gastronómico.
CON EL ARTE HEMOS TOPADO
Nada como salir a pasear para empaparnos de la esencia de este histórico barrio. Si de algo va sobrado Montjuic, es de acontecimientos que han marcado su idiosincrasia. Retrocedemos a comienzos del siglo XX para empezar a entender: fue por aquel entonces cuando este pedacito de Barcelona acogió la Feria Mundial de 1929. Más tarde, en 1992, llegarían los Juegos Olímpicos. Casi nada.
En Barcelona, el modernismo no solo se visita, ¡se vive!
¿Y qué supusieron estos grandes eventos para el vecindario? Heredar grandes iconos de la arquitectura de la talla del Palacio Nacional de Montjuic, sede del MNAC (museonacional.cat), que cuenta con la mayor colección de pintura romántica del mundo, además de con muestras de los artistas más representativos del modernismo catalán. Entre el magnánimo edificio y la Plaza de Catalunya, la Fuente Mágica lleva décadas ofreciendo un llamativo espectáculo de agua y luces, aunque en la actualidad, por motivos de sequía, se ha paralizado el show.
El carácter más cosmopolita de la ciudad toma forma en el Pabellón de Alemania, diseñado por van der Rohe y Lilly Reich para la Exposición Internacional del 1929: uno de los mayores exponentes de la arquitectura moderna. Y continúa en los vecinos Jardins de Laribal, donde dejarnos llevar por sus serpenteantes senderos. Allí nos embriagamos de la Barcelona más verde mientras nos cruzamos con runners, familias e incluso yoguis: el vetusto Teatro Griego –que resulta que no es griego, sino también del 29– acoge en su escenario a una veintena de jóvenes que, acompañados de la música de un exótico hang, acuden a su clase matutina en el exterior.
Tomamos aire y subimos las Escaleras del Generalife, un vergel desde el que el agua nos conduce hasta la Fundación Miró (fmirobcn.org). Tras sus puertas y nos dejamos abrazar por la obra de uno de los grandes referentes artísticos de la urbe. Abierta en junio de 1975, y creada por el propio Miró con intención de establecer en Barcelona un espacio para su arte que se convirtiera en referente internacional, no solo hacemos un recorrido por su vida a través de su obra –pertenecientes tanto a su propia colección, como a la de fieles amantes de su arte y su familia–, sino también conocemos de cerca la creación artística más contemporánea de la mano de figuras actuales. ¿De premio por haber llegado hasta aquí? Unas vistas de la Ciudad Condal insuperables.
HORA DE SENTARSE A LA MESA
Es el panorama gastronómico, en muchas ocasiones, el que nos advierte de que un barrio está comenzando a latir bien fuerte, y en Montjuic está sucediendo esto mismo. Desde hace años, la apertura de nuevos locales donde se toman muy en serio el tema culinario ha proliferado. Uno de esos proyectos es Casa Xica (casa-xica.es), donde Marc y Raquel proponen platillos irreverentes y creativos con los que disfrutar de su manera de entender la cocina asiática.
También arrancó en Montjuic hace tres años, de la mano de Javier San Vicente, coruñés, y David López, salmantino, Taberna Noroeste (tabernanoroeste.com), una oda a la gastronomía que cree en las raíces pero que juega, con delicadeza y sabiduría, ingredientes y recetario, para dar lugar a propuestas innovadoras. Con ellos, en el 67 de Carrer de Radas, nos entregamos sin miramientos a su saber tras los fogones a través del menú degustación (recientemente han incorporado también platos a la carta).
Frente a una cocina abierta que permite participar del espectáculo, llegan ante nosotros delicias de la talla de su moluscada gallega y panna cotta de algas, el sándwich de rabito de cerdo ibérico relleno de papada ibérica con mojo verde o la col a la brasa con salsa de cocido, mostaza casera e hinojo marino encurtido. Para acabar, una imperdible tarta de Santiago que es pura cremosidad. Para chuparse los dedos. Para querer regresar, por siempre jamás, a Montjuic.