Arrancan los meses favoritos de Estonia, cuando se embellece, sus días se visten de largo y se acicalan con flores de mil colores. De este a oeste y de norte a sur, el país báltico encierra ciudades rebosantes de cultura, pueblos recónditos, bosques magnéticos e islas sin tiempo que en esta época del año exhiben su poder exultante. El mismo que inspiró al afamado diseñador Juan Duyos para dar forma a su última colección, presentada el pasado 10 de mayo en la Academia Estonia de las Artes. Un moderno edificio premiado por su arquitectura y ubicado entre el centro histórico de Tallin y el vibrante distrito de Kalamaja, donde la ciudad se funde con las aguas del mar Báltico, allá a lo lejos.
La presentación tuvo lugar, oficialmente, durante la última edición de la Mercedes Benz Fashion Week de Madrid, el pasado mes de septiembre. Reinterpretando el folclore, la cultura y costumbres estonias de una forma contemporánea, dio comienzo con el emocionante canto polifónico leelo, tradicional del pueblo seto e inscrito como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Continuó con un original desfile dividido en tres partes y coreografiado por los bailarines de la Compañía Nacional de Danza. “Era una ocasión especial, mi 25 aniversario en la moda. Necesitaba contarlo de una forma diferente” explica Duyos a ¡HOLA! Viajes.
Con los ojos puestos en Tallin, la Capital Verde Europea de 2023
Esta colección, cuya gama cromática está hecha de bosques, lagos, flores y días sin fin es el resultado de un viaje que el diseñador realizó en junio de 2022, junto a la modelo y actriz Laura Sánchez, por algunas de las maravillas del país. El encanto medieval de Tallin, contrastando con el distrito moderno de Telliskivi; Tartu, la segunda ciudad más grande de Estonia; la romántica Haapsalu; la cautivadora Setomaa, con la minoría étnica y lingüística seto; los paseos a caballo en la isla de Muhu, o las tradicionales saunas de humo al sur de Estonia, cuyo uso está reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
“Los diseñadores necesitamos impulsos para inspirarnos, y Visit Estonia me ha dado esa oportunidad de crear tras un viaje que me hizo volar”. Trasladar a la moda todas esas sensaciones que Duyos percibió durante su viaje era la finalidad. “Una labor interesante porque Estonia es diferente a todos los lugares que he visto”.
En honor a este recorrido, la colección se llama Estonia y con ella el diseñador reivindica la moda lenta y hecha a medida para que prime la costura artesanal, elaborada con calma, pasión y dedicación. “La moda lenta es lo que me interesa porque intento que mis colecciones sean emocionales”.
Esta estupenda fusión de cultura, turismo, danza y moda fue premiada, tan solo dos días más tarde de su presentación en Tallin, con el Silver Egg Award 2023 en la categoría “marketing de influencers”, reconocimiento a la creatividad de Estonia. ¡Qué mejor forma que celebrar el 25 aniversario de Duyos en la industria!
Las flores de Estonia
Las flores de primavera captaron la atención de Duyos en su primer viaje al país, por ello son las protagonistas de la primera parte de la colección. “Llegamos en junio y había una explosión brutal de naturaleza” cuenta. Piezas vaporosas y luminosos tonos rosados y morados componen la paleta de color floral a la que acompaña la inspiración en la cultura seto, una minoría étnica y lingüística que habita en aldeas repletas de esencia al sureste de Estonia, en la frontera entre dos mundos. “Fue uno de los lugares que más me gustó, principalmente por el orgullo que tienen por lo suyo”.
Los blancos, rojos y negros de los trajes seto también están presentes en la colección. Tradicionalmente suelen combinarse con aparatosas joyas de plata que pueden pesar hasta 5 kilos y ejercen como improvisados instrumentos de acompañamiento al canto leelo. Esta región ha sido musa para artistas durante siglos debido, entre otros motivos, al encanto de los lugares sagrados que ocupan las extensas llanuras y bosques de abedules del territorio.
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Pero en cualquier itinerario por el país, las flores marcan los caminos durante estos meses. Una explosión de color y energía que estalla al inicio del verano.
Bosques magnéticos
El vínculo de la naturaleza y la vida estonia atrapa irremediablemente con su disipada melancolía, ya sea en el campo o en las ciudades, a las que envuelve de bosques vírgenes. “La relación entre la naturaleza y los estonios es muy estrecha” expresa Katri Kulm, guía y creadora de la empresa turística Taste & Feel Estonia. “Aunque seamos urbanitas, siempre buscamos encontrarnos con ella realizando actividades al aire libre tanto en invierno como, por supuesto, en verano” añade.
Los bosques cubren más de la mitad del territorio estonio. Los paseos de energía y magia que Duyos sintió por ellos los transformó en largos vestidos de líneas sencillas con tonalidades verdes. Verdes boscosos evocando lagunas y humedales como los del imprescindible Parque Nacional Soomaa, entre las ciudades de Pärnu y Vijandi. El momento de mayor esplendor del parque es cuando el agua de la nieve derretida inunda los bosques y es posible recorrerlos a bordo de una canoa de álamo después de presenciar cómo se mantiene viva su fabricación artesanal.
Los días eternos del Báltico
Durante los meses de mayo y junio, el sol se cuela entre las ramas de los árboles. Los infinitos días de luz contagian de alegría el país. Los atardeceres se niegan a acabarse para que esa hora mágica sea eterna.
Las breves noches estonias brillan de una forma especial. “En ese brillo me inspiré para la tercera parte de la colección” asegura Duyos. Las modelos se calzan las zapatillas de punta, o más bien, las bailarinas de la Compañía Nacional de Danza se convierten en las modelos perfectas para representar los interminables días de primavera en Estonia. Con una base clásica y toques contemporáneos, salen a escena prendas con plumas, lentejuelas y capas doradas simbolizando el brillo especial de estos meses.
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Aunque si hay un momento realmente especial en el calendario de Estonia es el solsticio de verano o Jaanipäev, cuando la oscuridad apenas existe. Arrancan entonces las conocidas como “noches blancas”, momento en el que los estonios se reúnen con familiares y amigos para fundirse, más que nunca, con la naturaleza.