Se acerca la semana grande para los almonteños: en la aldea de El Rocío, a los pies de las mismísimas marismas de Doñana, ya se respira un aire especial. ¿La razón? La romería madre, la que hace que un pequeño pueblo de apenas 900 habitantes de Huelva se transforme cada año en la cuarta localidad más habitada del país durante los días que dura la fiesta que este 2023 será entre el viernes 26 al lunes 29 de mayo —hablando en cifras, más de un millón y medio de personas se da cita aquí durante la semana previa al lunes de Pentecostés, cuando se produce el famoso salto de la reja—. En apenas unos días caminos milenarios se poblarán de hermandades y feligreses en peregrinación hasta el santuario de la Blanca Paloma, el icono por excelencia de este rincón andaluz.
Lugares únicos de Huelva que quizá no conoces
Sin embargo, más allá de las motivaciones religiosas que mueven a tantísimos devotos a vivir en primera persona la veneración a la virgen, El Rocío cuenta con otras muchas razones por las que dedicarle una escapada. Así que, ¿qué tal si descubrimos, con los ojos bien abiertos y el sentir a flor de piel, todo lo bonito que tiene para ofrecernos este pedacito de sur?
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Hacer check-in en una joya de la hotelería
Tiene la suerte El Rocío —y nosotros, que lo vamos a disfrutar— de contar, entre sus singulares calles, esas en las que el asfalto ha sido sustituido por el albero y donde las casas rocieras de fachadas blancas y macetas floreadas nos tientan con su belleza, con uno de los hoteles boutique más coquetos, exclusivos y especiales de toda la provincia de Huelva. Hablamos de La Malvasía (hotellamalvasia.com), un maravilloso alojamiento tras el que se halla el grupo Kaizen Hoteles, liderado por la empresaria Marisa C. de Azcárate, quien apuesta por recuperar edificios que son patrimonio de Andalucía para reconvertirlos en renombrados hoteles de lujo.
Huelva serrana: pueblos bonitos, dehesas y mucha historia
Fue eso lo que ocurrió con La Malvasía 1, al que se le sumó hace ya dos años un segundo edificio —una antigua casa rociera alberga el primero, y una nueva construcción levantada en exclusiva, el segundo— en los que se reparten 35 deliciosas habitaciones que son el lugar ideal para deleitarnos con El Rocío. Un edén a pocos metros del Parque Nacional en el que dejarnos mimar y desconectar, descansar, admirar y, sobre todo, disfrutar de sus múltiples bondades.
Alejandra Pombo ha sido la diseñadora de interiores encargada de la decoración, un estilo marcado, en cada habitación, por los cuatro tonos diferentes en los que han sido pintadas sus vigas: el añil, verde menta, fresa o albero marcan las líneas. Espacios comunes como sus patios empedrados, su terraza con piscina infinity y vistas a Doñana, su bar-coctelería o su restaurante, LaBoca, en el que catar los sabores de este rincón del sur, ayudan a asegurar una experiencia de aquellas que no se olvidan. Para rematar, arte: el que se despliega en cada una de las estancias del hotel para las que el sevillano Mundi Martín Iglesia ha elaborado exclusivas piezas. También hay múltiples guiños al pato malvasía, de pico azul, originario de Doñana y que otorga el nombre al exclusivo hotel.
Un paseo diferente
Un plan que no puede faltar es el de caminar por las peculiares calles de El Rocío para empaparnos de la esencia de esta tierra de gran arraigo y poderío. Avanzar por las calles cubiertas de albero como si, de repente, nos encontráramos en el lejano Oeste. Y es que verdaderamente nos encontramos en otro mundo: las innumerables casas rocieras que se reparten por la aldea lucen esbeltas en torno al edificio que, sin duda alguna, marca la diferencia aquí. Porque no hay quien pise El Rocío y no visite el Santuario de la Blanca Paloma, abierto de lunes a sábado desde que sale el sol, hasta que se pone.
La antigua Ermita de Santa María de Las Rocianas fue mandada construir por el mismísimo Alfonso X El Sabio entre finales del siglo XIII e inicios del XIV, tras conquistar la tierra a los árabes. En sus orígenes fue de estilo mudéjar, aunque ya en el siglo XX se levantó una nueva construcción de línea regionalista, uno de los mayores epicentros de devoción mariana del mundo. Su hermosa espadaña, rematada por una cruz de cerrajería, nos regala una bella postal. En el interior, la imagen de la adorada Virgen del Rocío data de finales del siglo XIII y es de estilo gótico, aunque fue bastante retocada ya en el sigo XVII. Un lugar que desprende una energía especial, distinta. Y una parada obligada en una visita al sur.
Un paseo único a caballo
Resulta que son las calles cubiertas de albero de El Rocío ideales para el paseo a caballo. No en vano, no resultará nada extraño que nos topemos con los propios almonteños moviéndose por la aldea subidos al lomo de sus equinos. Un animal muy vinculado, también, a la festividad: son miles los fieles que hacen el camino de esta manera. ¿Por qué no animarnos con una experiencia similar?
Flecha del Rompido, kilómetros de playas naturales en Huelva
Hay en Almonte diferentes empresas que se dedican a ofrecer la oportunidad de vivir El Rocío y, por extensión, el vecino paraíso de Doñana, a caballo. De respirar el aire puro de ese tesoro colmado de belleza y vida —aunque, actualmente, no esté pasando por su mejor momento— mientras avanzamos lentamente, al suave trote, por los paisajes más increíbles que podamos imaginar. Turismo Ecuestre Doñana (turismoecuestredonana.com) es una de ellas. De todas las opciones a las que podemos optar, una muy especial es la de recorrer durante todo un fin de semana los diferentes ecosistemas del Parque Nacional. Safaris a Caballo (safarisacaballo.com) cuenta también con una propuesta para aquellos jinetes experimentados: hacer una ruta de 4 días por Doñana realizando saltos en la naturaleza y sintiendo la adrenalina de galopar por unos de los entornos naturales más espectaculares del mundo.
¿Una última tentación? Acercarnos a El Rocío el 26 de junio, fecha que, cada año, se celebra la famosa Saca de las Yeguas. Los almonteños recorren las marismas de Doñana en busca de todas las yeguas que pacen en libertad, y de sus potrillos nacidos en primavera, para trasladarlos hasta El Rocío y, posteriormente, al pueblo de Almonte, donde se tusa y hierran los potros nuevos y se inscriben, para llevar un control, los ejemplares marismeños, raza originaria de Doñana. Un espectáculo visual con más de 500 años de tradición, pues se inició durante el Califato de Córdoba. Ahí es nada.
Explorar el Parque Nacional de Doñana
Y es que no hace falta ser un ágil jinete para disfrutar de una excursión única al paraíso de Doñana: solo 16 kilómetros separan El Rocío del Centro de Recepción El Acebuche (en la imagen), un cortijo que hace las veces de centro de interpretación sobre el Parque Nacional, desde el que parten dos veces al día los camiones 4x4 en los que visitar, de manera controlada y guiada y a lo largo de dos horas, los cuatro ecosistemas que componen el parque. Nos esperan las dunas, el bosque mediterráneo, las playas y las marismas.
¿En la ruta? Nada como llevar los ojos bien abiertos —quizás, también, unos prismáticos—, ya que pueden suceder mil cosas a lo largo del camino. Desde contemplar a animales en total libertad, ya sean ciervos y jabalíes, gatos monteses o, por qué no, linces ibéricos —sería todo un milagro, pero estamos en su territorio—, a descubrir todo un universo relacionado con la ornitología que se desenvuelve en sus 54 mil hectáreas protegidas: hasta 270 especies diferentes de aves migran hasta aquí a lo largo del año. No en vano, al hallarse a dos pasos del Atlántico y del Mediterráneo, y a medio camino entre Europa y África, Doñana es elegida anualmente por miles de aves que hacen parada en sus procesos migratorios. Entre ellas, el águila imperial ibérica, por supuesto.
¿Una última curiosidad? hemos de saber que no estamos en un parque virgen, todo lo contrario. Doñana ha estado habitada desde hace siglos por aquellas familias que aprovechaban los recursos naturales de la zona para desarrollar una economía de subsistencia con actividades como la pesca, el corcho o el carbón. Un lugar único, un verdadero paraíso terrenal, al que bien merece la pena dedicarle todo nuestro tiempo.
¿Un chapuzón para acabar?
Exacto, llegó la hora del baño. Y es que El Rocío se encuentra a apenas 10 minutos de carretera de algunas de las playas más veneradas y visitadas, no solo de la provincia onubense, sino de toda Andalucía. Hablamos, por ejemplo, de Matalascañas, que nos regala otro de esos paisajes mil veces recordados en los anuncios de Andalucía como destino turístico, en postales, documentales y fotografías de Instagram.
Isla Cristina, un verano a remojo en la costa de Huelva
Precedida por un extenso pinar piñonero, y abrazada por el apetecible clima mediterráneo presente por estos lares, cuando nos encontremos cara a cara con las aguas del Atlántico, frías, límpidas, de color azul intenso, no tendremos más remedio que tirarnos de cabeza. Una refrescante experiencia con la que poner punto y final a nuestra visita a El Rocío, aunque quedarnos para contemplar el atardecer… qué podemos decir: nunca estará de más.