En medio del campo andaluz, en grandes fincas que en otros tiempos fueron dedicadas al cultivo o la ganadería, se asientan encantadoras casas tradicionales hoy reconvertidas en alojamientos rurales donde se busca la desconexión, la belleza de la arquitectura y el contacto con el entorno. Un desayuno con productos de la tierra tomado en un patio blanco repleto de flores es la mejor manera de comenzar el día; una experiencia en el entorno para entrar en contacto con la naturaleza, el atardecer con un vino y un buen libro en la mano bajo una encina, una sesión de yoga frente a la dehesa, un paseo a caballo… son algunas de las experiencias que ofrecen estos cortijos malagueños, refugios de paz y hedonismo para vivir la esencia más pura de Andalucía.
FINCA CORTESÍN
Ubicado en una de las zonas más exclusivas y solicitadas de Málaga, en la localidad de Casares — entre Marbella y Sotogrande—, este refugio exquisito con vistas al Mediterráneo se ha convertido en uno de los hoteles más deseados de Andalucía (fincacortesin.com).
Considerado en los últimos años entre los mejores resorts de lujo de Europa, su hospitalidad, privacidad y emplazamiento han hecho que, desde su inauguración en 2009, se haya convertido en refugio de huéspedes tan distinguidos los Obama, entre otros muchos de quienes, por discreción, no conocemos sus nombres.
Construido al estilo de los cortijos andaluces (en este caso no existía previamente un edificio en la finca), sus habitaciones se enmarcan por dos patios de proporciones palaciegas. Suites que van desde los 50 a los 180 metros cuadrados con techos de hasta cuatro metros de altura, paredes blancas, galerías de arcos florales, suelos de terracota en el interior, puertas de madera tallada, los artesonados o el mobiliario elegido para aportarle un aire sofisticado hacen que quienes se alojan allí caigan rendidos a sus encantos. Y si alguien se enamora de cualquier cosa que ve, los artículos que se encuentran en las suites —desde el mobiliario hasta los accesorios— pueden ser adquiridos por los huéspedes y llevárselos a casa.
Casares, el pueblo que nos vuelve locos en la sierra malagueña
Podemos dar un paseo por los espléndidos jardines de estilo clásico, diseñados por el paisajista Gerald Huggan, relajarnos en el spa o en su Centro de Yoga y Meditación, situado en una colina con impresionantes vistas a las montañas. Un remanso de tranquilidad donde es fácil desconectar y relajarse.
Estamos en Andalucía, tierra de manjares, y aquí el capítulo gastro se ha cuidado al detalle. Seis espacios de restauración, dos de ellos con un Sol Repsol, lo demuestran. Don Giovani, con el chef Andrea Tumbarello al frente, nos deleita con recetas italianas, mientras que en REI, su restaurante gastronómico, lo hace con cocina nipona fusionada con la mediterránea.
¿Algún sitio más por descubrir? Sí, aunque Finca Cortesín se encuentra a un kilómetro de la costa cuenta con Club de Playa, alma de beach club y cocina mediterránea frente al azul Mediterráneo. Además, te acercan en un transfer, porque aquí cuidan todos los detalles.
EL CARLIGTO
En la Axarquía malagueña, sobre una colina con vistas al Mediterráneo y la costa de Marruecos, se asienta este alojamiento rural de esencia andaluza construido sobre un antiguo cortijo y rodeado de jardines y huertos (carligto.com). Aquí la sencillez y el lujo se dan la mano en estancias que mantienen el espíritu rural de cortijo andaluz, pero con un toque bohemio, junto a las comodidades de cualquier hotel de lujo. Sus estancias se decoran con tapices bordados a mano, antigüedades o chimeneas, con todo lujo de detalles.
Una ruta sorprendente de pueblos, paisaje y gastro por La Axarquía
En el exterior hay que disfrutar de sus jardines bajo la sombra de los eucaliptos, o en la piscina con una increíble panorámica. Quienes quieran mayor privacidad la tendrán en la villa El Refugio de Caza, separada a 150 metros de la casa principal, con su propia piscina privada y jardines con magníficas vistas. Por algo el periódico británico The Times ha elegido recientemente a este refugio malagueño entre las mejores villas de Andalucía en las que alojarse.
CORTIJO BRAVO
Relax y naturaleza se combinan en este alojamiento boutique en un antiguo cortijo andaluz del siglo XIX a las afueras de Vélez-Málaga (hotelcortijobravo.com), la capital de La Axarquía malagueña, a tan solo 30 kilómetros de la bella localidad costera de Nerja o los impresionantes acantilados de Maro.
El imprescindible patio andaluz, una piscina panorámica, terrazas y jardines son los espacios que se alían para poder disfrutar del encanto de este rincón andaluz. Pero si algo destaca en Cortijo Bravo es su gastronomía. Su restaurante es un referente de la cocina tradicional malagueña y ha sido reconocido en 2022, por la Academia Gastronómica de Málaga, como la Mejor Cocina Tradicional de la provincia. Platos sencillos llenos de sabor, sin que pierdan su esencia natural, producto de kilómetro cero y la búsqueda de las raíces de la cocina malagueña con un toque internacional marcan la cocina de Manolo Ramos, su chef ejecutivo.
LA DONAIRA
Para quienes buscan una reconexión consigo mismos y con la naturaleza, no hay lugar más idílico que el que ofrece este eco-resort de lujo, un cortijo andaluz en la serranía de Ronda, en pleno monte y alejado de cualquier cosa que no sea la más naturaleza, que aquí es la reina. Cuando te acercas a él tienes esa extraña sensación de saber que has llegado al lugar perfecto, ese en el que uno se encuentra y reconecta con uno mismo.
En realidad La Donaira (ladonaira.com) no es solo un alojamiento exquisito, que lo es, es todo un proyecto de filosofía ecológica y un destino en sí mismo. Los inmensos ventanales de sus nueve habitaciones —todas con nombre propio— dejan entrar la luz y el paisaje invade las estancias blancas decoradas con muebles de diseño.
Fuera nos esperan una granja orgánica, donde se practican la agricultura biodinámica y la permacultura y de donde salen la mayoría de los productos que luego se come en su restaurante; también jardines medicinales, senderos por los que pasear, una piscina al aire libre de agua de manantial en la que refrescarse del calor del sur o una yeguada de más de 80 caballos lusitanos que cabalgan libremente por las 700 hectáreas de la finca, criados con un 'susurrador de caballos', con los que practicar una equitación natural. Algo único.
Para quienes buscan más relajación, además de la que ya proporciona el entorno, La Donaira cuenta con spa, una plataforma de yoga y meditación y hasta la propia gastronomía está basada en la comida saludable, orgánica y principalmente vegetariana con productos procedentes de agricultura ecológica, al igual que sus vinos. Ya decíamos que aquí, lo ecológico va más allá de una moda, es toda una filosofía de negocio, y de vida.
EL MOLINO DEL SANTO
El Molino del Santo (molinodelsanto.com) explica sus orígenes en un antiguo molino de aceitunas y maíz (con más de 150 años) cuyas piedras de moler aún hoy se conservan en el salón de este hotel situado a las afueras de Benaoján, a 20 kilómetros de Ronda. Un acogedor alojamiento que ha sido premiado en varias ocasiones como mejor hotel rural de España, hotel más romántico o el que les ha situado entre los mejores hoteles de Europa para gourmets.
En medio de la naturaleza, junto a un río, el sonido del agua acompaña a quienes se alojan en alguna de sus 18 habitaciones, como las que ahora ocupan lo que fueran los cuartos donde se guardaba el maíz o los restos del horno donde se cocía el pan. Los salones siguen la estética del salón andaluz, con muebles típicos de la zona de Ronda. Y en su restaurante, la imaginación y creatividad se fusionan con las recetas tradicionales para ofrecernos una cocina de proximidad, y sobre todo, rica.
Un apunte más, aquí uno viene a relajarse, por lo que el hotel ha decidido que lo tengamos todo, excepto una televisión. A este rincón de Málaga se viene a disfrutar del entorno y la naturaleza. Una decisión acertada.