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La península de Anaga de mirador en mirador: así es el Tenerife más verde

Situada en el extremo noreste de la isla, esta península es una suerte de Central Park del senderismo, uno de los enclaves de Europa que concentra más biodiversidad en menos espacio. Nos vamos a descubrirla por sus panorámicas únicas.


4 de mayo de 2023 - 19:04 CEST
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Acantilados, barrancos de compleja morfología, montañas elevadas de forma abrupta junto a la costa, playas volcánicas, bosque húmedo, roques picudos (antiguas chimeneas volcánicas) de asombrosa verticalidad… todo cautiva en esta península de verde tapiz vegetal que nos espera a pocos kilómetros de Santa Cruz de Tenerife y de la ciudad de La Laguna, puerta de entrada a la isla por el norte.

 

¿CÓMO LLEGAR AL PARQUE RURAL DE ANAGA?

El aeropuerto Tenerife-Norte se encuentra a solo dos kilómetros del comienzo de la ruta por Anaga. La península es propensa a las carreteras angostas y sinuosas, por lo que las distancias se miden por tiempo antes que en kilómetros. La ruta que os proponemos lleva desde La Laguna hasta Benijo y recorre el interior de este parque rural declarado Reserva de la Biosfera en la que caer rendidos ante sus grandes dosis de belleza. El Tenerife más desconocido.

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SAN CRISTÓBAL DE LA LAGUNA, LA CIUDAD PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

Lo mejor para empezar a descubrir la zona es hacerlo por San Cristóbal de la Laguna, la única ciudad de las islas Canarias que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad. Paseando por su casco antiguo, la ciudad colonial se difumina por calles empedradas y encantadoras plazas, como la del Adelantado, el principal punto de encuentro de la ciudad. Más de 600 casas protegidas dan testimonio de la riqueza de sus antiguos propietarios. Hoy, algunas acogen edificios públicos como la del Corregidor, actual Ayuntamiento, la casona de Lercano, hoy Museo de Historia, o la de los Capitanes. La mejor forma de no dejarse nada es hacer una ruta guiada por su casco histórico que se realizan desde el Ayuntamiento.

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DE MIRADOR EN MIRADOR

Una vez recorrida San Cristóbal de la Laguna continuamos ascendiendo por el espeso monte de las Mercedes, porque la cantidad de miradores que se van descubriendo es extensa. En el de la Jardina se contempla la vega lagunera, y, si las nubes lo permiten, el Teide despuntando.

 

Florece el tajinaste, El Teide se viste de rojo

 

Tres kilómetros más adelante, rozando ya los mil metros de altura, se asienta la encrucijada conocida por Cruz del Carmen, donde encontramos el Centro de Visitantes para informarse sobre los valores naturales del Parque Rural de Anaga y al lado el mirador que acerca a buena parte del norte insular (y con suerte también de la isla de La Palma). Pero para disfrutar de una de las panorámicas más bellas de Tenerife –si lo quieren las nieblas persistentes- está el mirador del pico del Inglés, situado a dos kilómetros de la Cruz del Carmen. Y ya van tres.

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Continuamos, si las curvas no asustan (que aquí son muchas), bajando hacia Las Carboneras y de ahí a Chinamada, un caserío del macizo de Anaga de casas-cueva al que se accede sin perder de vista el roque de Taborno. Frente al restaurante La Cueva sale el camino que en 10 minutos deja en el mirador de Aguaide, a 500 metros sobre el mar y delante del estético roque de los Pinos y del faro de Punta del Hidalgo. A mano derecha aparece el picudo roque de las Ánimas, señalando Taganana.

 

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Seguimos nuestra ruta descubriendo nuevos miradores hacia la zona conocida como El Bailadero, la encrucijada más importante de Anaga. A la salida del túnel, ya deslumbra la magnificencia del barranco de Taganana, donde es fácil sentirse recorrido por un escalofrío visto lo picudo de los roquedos, que en realidad no son sino chimeneas volcánicas resistentes a la erosión. Aquí el mirador de Amogoje permite el primer contacto visual con los roques (islotes) de Anaga, así como con el imponente roque de las Ánimas. Mientras, las casas de Taganana esperan colgadas sobre el barranco.

 

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PLAYAS DE BELLEZA SALVAJE

Bajando a la costa la panorámica impresiona. Un trío de playas de arenas negras (salvo hasta la cintura, el baño se desaconseja) y unos cuantos restaurantes especializados en buen pescado nos esperan. Con buena mar se puede caminar hasta el extremo de la playa del Roque de las Bodegas. La playa de Almáciga es territorio eminentemente surfista, mientras que la de Benijo –una de las más espectaculares de la isla– hace alarde de belleza salvaje y singularidad paisajística escoltada por un roque. La visita mejor en bajamar, cuando hay más zona de arena para tumbarse en este paraíso poco explorado que ahora es nuestro.

 

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