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Cantabria secreta: rincones poco conocidos que te van a sorprender

Aunque la hayas visitado en otras ocasiones aún quedan lugares inesperados, fuera de las rutas habituales, que van sobrados de belleza. Es hora de volver a la 'Tierruca' para ir más allá de lo de siempre.


Actualizado 16 de mayo de 2023 - 20:13 CEST
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CUEVA DE CULLALVERA

En Cantabria podemos encontrar más de 6000 cavidades, algunas tan conocidas como Covalanas, incluida en la lista de Patrimonio de la Unesco, y otras no tanto pero que son una grata sorpresa. La de Cullalvera se encuentra a apenas 8 minutos en coche de la anterior, ambas en la localidad de Ramales de la Victoria, al pie del monte Pando. Un complejo kárstico monumental de 12 kilómetros de recorrido donde nada más acercarse sorprende su imponente boca: 14 metros de ancho y 28 de alto enmarcados por un frondoso pinar.

La visita al interior se hace por una pasarela por la que iremos viendo estalagmitas, estalactitas y otras formaciones geológicas junto con signos en las paredes que nos recuerdan que esta cavidad fue habitada por el hombre hace nada menos que 13.000 años (cuevas.culturadecantabria.com/cullalvera-esp/).

 

Los 12 pueblos más bonitos de Cantabria, cada uno presumiendo de lo suyo

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EL PARTENÓN CÁNTABRO

A la iglesia de San Jorge, ubicada en Las Fraguas ­-a 33 kilómetros de la localidad costera de Suances y 45 de Santander­- la comparan con el mismísimo templo griego de el Partenón. Toda una sorpresa en el interior de Cantabria y una de las escasas muestras de arquitectura neoclásica en esta comunidad. Construida a finales del siglo XIX, sobre una antigua ermita medieval, en su origen era el panteón familiar de los duques de Santo Mauro, junto al palacio de los Hornillos. Hoy es de titularidad municipal.

 

¿Grecia? No, aunque no lo parezca este templo está en Cantabria

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HAYEDO DE SAJA

Aunque no tan conocido como el tramo costero o el Parque Nacional de los Picos de Europa, Cantabria esconde en su interior espacios naturales únicos como este hayedo de Saja, uno de los mayores de Europa, una superficie inmensa que ocupa más de la tercera parte de Cantabria, en la que habitan osos, lobos, corzos o ciervos. Existen numerosas rutas que lo atraviesan, como la senda del Pozo de la Arbencia, junto a Bárcena Mayor; o la ruta que une los pueblos de Saja a Tudanca, 13 kilómetros perfectamente señalizados donde se atraviesan las praderas donde pastan las famosas vacas tudancas, de largos y retorcidos cuernos.

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PLAYA DE ANTUERTA

La comarca costera de Trasmiera queda dividida en dos tramos, el que va de Somo al cabo de Ajo, una zona de altos acantilados y escasas playas, y otra que va desde aquí a la ría de Treto, donde lucen los arenales que más suenan. Las de Somo, Langre, Noja, Isla… son tan bellas como conocidas, pero no lo es tanto la playa salvaje de Antuerta, a dos kilómetros y medio del municipio de Ajo. Encerada entre altos acantilados, la dificultad de su acceso y el estar un poco escondida hacen de ella una magnífica alternativa para quienes busquen playas menos concurridas. Hay que tener en cuenta que es una playa salvaje y no ofrece servicios.

 

Acantilados de Cantabria a los que asomarte este verano

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ERMITA SANTA JUSTA, UBIARCO

Ermitas hay muchas en Cantabria pero esta llama la atención porque quienes la visitan se la encuentran incrustada en la misma roca del acantilado. Situada en la playa del mismo nombre, en la localidad de Ubiarco, un embravecido mar Cantábrico rompe en ocasiones con furia contra sus paredes. Si visitas localidades tan conocidas como Santillana del Mar o Suances guarda un rato para una escapada a esta playa y su ermita, son apenas 9 y 5 kilómetros respectivamente, y su belleza te cautivará.

 

Qué bonitas estas playas de Cantabria! Es tiempo de disfrutar del mar

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LIÉRGANES

Hay que alejarse un poco de la costa para descubrir rincones en el interior cargados de belleza. Es el caso de Liérganes, un pueblo a 25 kilómetros de Santander, bonito a rabiar. Su casco antiguo está plagado de casonas nobiliarias con escudos en sus fachadas, especialmente en el llamado barrio del Mercadillo. Si acudes en el verano verás a los jóvenes refrescándose en las aguas del río Miera, que serpentea por el pueblo, y junto al río y su esbelto puente mayor descubrirás la figura, esculpida en bronce, del Hombre-Pez. Su historia está ligada a la de esta localidad pasiega y hasta cuenta con un centro de interpretación. Para alojarte, el Balneario (balneariolierganes.com), en una histórica casona montañesa del siglo XIX, con aguas minero-medicinales.

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PENÍNSULA DE PECHÓN

El río Nansa toca su fin vertiendo sus aguas en el Cantábrico, después de recorrer 46 kilómetros desde su nacimiento en el macizo de Peña Labra, en la ría de Tina Menor dando lugar a un estuario de alto valor ecológico. Entre esta y la de Tina Mayor, la península de Pechón es un pequeño paraíso que esconde algunas de las playas más secretas y bonitas de Cantabria: la del Sable, las de Amió y Aramal, bordeadas de acantilados, o las de El Pedrerú y Las Arenas, en la desembocadura del Deva. Es difícil encontrar en la costa cántabra lugares poco frecuentados como estos. No dejes de asomarte al mirador de Pechón, la vista de la desembocadura del Nansa desde él es inigualable.

 

Miradores al mar donde recrearnos con la vista

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El FARO DEL CABALLO

Pocos faros en España tiene un acceso tan despampanante como este llamado del Caballo y pocos (o ninguno) se localiza en un paraje más bello. Llegar hasta él no es especialmente sencillo pero merece la pena el esfuerzo. La ruta comienza en la localidad de Santoña, justo al final del paseo marítimo, un itinerario circular (de 12 kilómetros, unas 4 horas) subiendo y bajando por bosques de encinas y los altos acantilados del monte Buciero. Al llegar a la batería de San Felipe se divisa allá abajo el magnífico faro. Solo nos queda descender por una escalera de 700 peldaños (luego habrá que desandar lo andado) y el premio es una impresionante vista de los gigantescos acantilados desplomándose sobre un mar color turquesa. También se puede contemplar desde abajo, en una ruta en barco. No es lo mismo, pero si los 700 escalones te van a echar atrás, puede ser una buena alternativa para no perderte este paraíso.

 

Alojamientos rurales de capricho para escaparte a Cantabria

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SECUOYAS GIGANTES EN CABEZÓN DE LA SAL

Probablemente una de las localidades más conocidas de la costa cántabra como es Comillas guarda un secreto en su interior. Apenas 9 kilómetros más allá de sus afamadas playas, un pequeño (y desconocido) bosque deja atónitos a cuantos lo visitan. Y es que para ver sucuoyas gigantes no hace falta viajar hasta los Estados Unidos, en el monte de Cabezón de la Sal algo más de 800 secuoyas alcanzan los 40 metros de altura y los 2 de diámetro. Poco parece para los más de mil años que pueden vivir estos ejemplares y los más de 100 metros que pueden alcanzar, pero tiempo al tiempo. Una red de senderos permite realizar varios recorridos por su interior.

 

Un pueblo de postal y un bosque de secuoyas gigantes en Cantabria

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CASCADA DEL RÍO ASÓN, DONDE NACE EL ARCOÍRIS

El río Asón nace a lo grande, en un imponente salto de agua que se desploma a 70 metros de altura para luego ir recorriendo un verde valle hasta su desembocadura en la bahía de Santoña. Es la cascada más alta de Cantabria, en el corazón del Parque Natural Collados del Asón, donde nace el arcoíris según las gentes del lugar quienes la conocen como cascada de Cailagua. Para sentirla de cerca hay que hacer una ruta senderista que nos lleva a sus pies. Siete kilómetros (ida y vuelta) de sendero bien señalizado y sencillo de recorrer, sin apenas desnivel, que arranca en la pequeña aldea de Asón y discurre por un bonito bosque de ribera. Una escapada perfecta que desde Laredo, en la costa cántabra, nos lleva apenas 45 minutos.

 

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LAS DOS JOYAS DE VALDERREDIBLE

En Valderredible, la localidad más meridional de Cantabria junto a las provincias de Palencia y Burgos, hay dos joyas: una bajo tierra y otra en el mismo cielo.

Los eremitorios -iglesias rupestres que sirvieron de refugio a eremitas y anacoretas- fueron excavados aprovechando cuevas naturales y abrigos rocosos, entre los siglos VI y IX, creando todo un mundo subterráneo. Hay varias en la comarca, pero en Valderredible encontramos la mayor concentración además de un centro de interpretación.

Después de visitar estas joyas bajo tierra hay que mirar al cielo, porque aquí se encuentra el Observatorio Astronómico de Cantabria, donde se realizan tanto visitas diurnas como nocturnas que nos invitan a descubrir millones de estrellas gracias a sus telescopios (astrocantabria.org).

 

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EL CASTILLO MEDIEVAL DE ARGÜESO

Elevado sobre un cerro que domina el valle de Saja, el castillo de San Vicente de Argüeso, en el sur de Cantabria, es una fortaleza roquera construida entre los siglo XIII y XV que llama la atención en una tierra no especialmente pródiga en este tipo de fortalezas defensivas. Restaurado de forma cuidadosa a finales de los 80, desde entonces recibe a los visitantes que quieren conocer su historia, asistir a alguna de las exposiciones que organiza, concursos, talleres y hasta mercados medievales (castillodeargueso.com).

 

Experiencias que solo puedes vivir en Cantabria

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LA FUENTONA DE RUENTE

La localidad de Ruente, en el valle de Saja, esconde esta surgencia natural por la que el agua brota de las entrañas de las rocas calizas. Lo que más llama la atención en ella es el conocido como fenómeno de las intermitencias, cuando el flujo de agua deja de manar (durante minutos e incluso horas) volviendo luego a resurgir de nuevo. Un fenómeno que, durante el siglo XX, ha ocurrido hasta en 12 ocasiones. Este extraño comportamiento ha dado lugar a no pocas leyendas en la zona y atrae a los visitantes a este bello espacio natural que se recorre en un paseo junto al río entre sauces, alisos, chopos y fresnos.

 

Bárcena Mayor, una maravilla rural en Cantabria