De esta isla posada sobre el Trópico de Capricornio se sabe de sus playas perfectas; blancas e interminables aquí, cuajadas de cocoteros y hasta con césped junto a la orilla, o de renegrida roca volcánica algo más allá. Bañadas por las cálidas y luminosas aguas del Índico, a su vera afloran espectaculares hoteles que elevan a su máxima expresión eso del lujo asiático, a pesar de que Mauricio le pertenezca a África. Ni siquiera las relativamente cercanas Seychelles se acercan al nivel de servicio de sus más reputados resorts, que llevan décadas atrayendo a ricos y/o famosos de medio planeta.
La felicidad existe y está en estos hoteles para hedonistas
De un gusto exquisito, pero sin ostentación, con ese estilo tan casual que no llega a intimidar, sus salones de maderas tropicales se abren a jardines espléndidos, atendidos por un personal de una amabilidad tal que no resulta extraño que a muchos les cueste aventurarse fuera de un lugar donde lo tratan a uno tan bien. En su descargo cabe admitir que los hoteles de lujo de Mauricio se codean con los mejores del mundo
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Una vez advertida la soberana dosis de disciplina de la que habrá que echar mano para abandonar la hamaca del hotel, es de ley reconocer que lanzarse a explorar la isla tampoco supondrá mucho estrés. Sus dimensiones, iguales que las de Tenerife, lo ponen fácil a la hora de salir a descubrir sus tesoros sin prisa alguna cada vez que apetezca darle un respiro al dolce far niente al sol. Los mauricianos, una curiosa mezcla de europeos, indios, chinos y criollos de esencia africana, a menudo se refieren a su isla como «el paraíso»; un paraíso de gran estabilidad social y ajeno al turismo de masas y a los vuelos chárter.
En él cada tramo de costa puede suponer un mundo aparte. Más salvaje hacia el sur, hasta cuyos acantilados llegar por las estrechas carreteritas que se abren paso entre las colinas y los campos de caña; jalonado de hoteles de lujo que se camuflan entre el mar y la vegetación sobre todo por su vertiente oriental, donde se esconden algunas de las mejores playas de Mauricio; y más turístico al norte, por la animada zona de Grand Baie (en la imagen), en la que proliferan los restaurantes, la música y las tentadoras tiendas libres de impuestos en las que renovar vestuario. Pero también hay playas cuajadas de sabor local –como Flic en Flac o Mont Choisy–, donde las familias mauricianas acuden los fines de semana a hacer pícnic.
El buceo y la pesca, junto a todos los deportes imaginables del mar, añaden otro aliciente esencial. Mientras que por el interior despuntan las expediciones por cráteres de volcanes ya extinguidos como el Troux aux Cerfs, dueño y señor de unas vistas maravillosas en pleno macizo central, así como el paraje lunar conocido como la Tierra de los Siete Colores; los historiados templos hinduistas y las más sobrias iglesias y mezquitas que se alzan aquí y allá, o sus muchas carreteras panorámicas, por las que desfilan las campesinas en sari camino de las plantaciones.
Isla Mauricio, un paraíso tropical donde perderte este invierno (aunque no te cases)
El mercado de la capital, Port-Louis, o el que los lunes se celebra en la zona más tradicional y pesquera de Mahebourg, brindan una ocasión redonda para hacer buenas compras y mezclarse con su multiétnica y muy bien avenida población. Para los niños será toda una lección admirar cómo, entre el vocerío de sus puestos, lo mismo se vende la tan africana mandioca como unas baratijas chinas, unas láminas del dios-elefante Ganesh o un amuleto musulmán.
Y también para disfrutar con ellos, las tortugas y nenúfares gigantes del Jardín Botánico o las caminatas y rutas en todoterreno hacia cascadas como las de Tamarind o Chamarel (en la imagen); los paseos en catamarán y las excursiones para admirar ballenas e incluso nadar con delfines, o las aventuras a lo Indiana Jones que, con tirolinas, descenso de cañones, rapel y puentes colgantes, aguardan en parques como el Treetops y el Adventure Park. La vegetación lujuriante que cerca entero al río Galets se reserva a los que prefieran atreverse con ellas en plena naturaleza.
CÓMO LLEGAR A ISLA MAURICIO
Las mejores conexiones desde España, siempre con una escala, con las compañías Air Mauritius, Air France, Emirates o Turkish Airlines, la compañía que posee el galardón a la mejor aerolínea de Europa y al Mejor Catering del Mundo en clase Business en los Premios Skytrax, los Oscar de la aviación–. Para moverse pueden alquilarse coches y scooters para conocer la isla por libre aunque, dado que se conduce a la inglesa, muchos optan por las excursiones que organizan las agencias locales, muy fáciles de reservar desde los propios hoteles.
CUÁNDO IR
Las temperaturas más agradables se dan entre abril y junio y de septiembre a noviembre, aunque es posible disfrutar del sol y el mar todo el año.
DÓNDE DORMIR Y COMER
El elenco de alojamientos de superlujo en Mauricio es realmente inabarcable, pero los cuatro hoteles de Sunlife (yoursunlife.com) en la isla son, además, pioneros por su impacto positivo en el medio ambiente y las comunidades locales y por ofrecer nuevas y emocionantes experiencias. Cada uno de ellos con identidades únicas. El cinco estrellas Sugar Beach es un santuario lleno de glamur y buen gusto junto a una playa de arena blanca que parece no tener fin. Habitaciones y suites con balcones privados al océano Índico y a los jardines, tres piscinas, 14 restaurantes y bares, spa y una divertida vida nocturna.
También cinco estrellas tiene Long Beach, un hotel para hedonistas más contemporáneo al estilo de una moderna casa de playa en Belle Mare, con vistas a un arrecife de coral. Las habitaciones tienen su propio jardín, las piscinas son infinitas y hay una gran variedad de actividades para hacer y sentirse un aventurero, desde dar paseos en kayak al amanecer a jugar al golf o hacer un ritual de ensueño en su spa.
Las cabañas con techo de paja de La Pirogue, decoradas con un estilo boho-chic local invitan a una auténtica experiencia mauriciana, ya sea probar platos y bebidas tradicionales en la playa a pescar, bucear u observar a los delfines, todo tipo de planes también para unas vacaciones en familia. Solo para adultos es el hotel Ambre, un resort todo incluido en el que disfrutar de una piscina infinita con vistas al Índico y con suites a pie de playa, entre una laguna de arrecifes de coral y exuberantes jardines tropicales.