Marzo de 2020. Primer día del estado de emergencia decretado por la crisis sanitaria del COVID-19. Dos inspectores de policía son llamados a un pequeño pueblo minero de la montaña asturiana para investigar un extraño caso, la aparición de una joven que llevaba meses dada por muerta. Mientras el mundo se desmorona y las tragedias personales golpean por doquier, los detectives no tardan en darse cuenta de que el virus podría no ser la única fuerza oscura en acción. Así comienza la inquietante película del director Patxi Amezcua que triunfa en Netflix, un thriller sobrenatural al estilo de la película Seven, ambientado en tierras asturianas y gallegas que nos lleva en busca de sus localizaciones por el Principado.
La primera pista de los escenarios de la cinta es fácil, la da el título: Infiesto, la capital del concejo de Piloña, una apacible villa a medio camino entre la capital y los Picos de Europa que vertebra el río del mismo nombre y cuyos vecinos vieron alterado su día día cuando el equipo de rodaje tomó durante unos días la avenida Covadonga, su calle principal. En torno a ella se ven casas tradicionales, casonas solariegas como el palacio de Cobián, la iglesia de San Antonio y, a dos kilómetros, el santuario de la Virgen de la Cueva, enclavado bajo una espectacular roca.
A Amezcua, director y guionista de esta inquietante y sombría película ambientada en la pandemia y otras producciones audiovisuales como Séptimo y Operación Marea Negra, «Asturias le da suerte», pero es que, además, está vinculado a ella familiarmente, pues veranea en Tapia de Casariego y su mujer es de Mieres. Es este entorno de las cuencas mineras, de paisajes lluviosos, oscuros y con un aire de misterio, el que ha trasladado a la pantalla, donde la investigación de la reaparición de la joven que llevaba meses dada por muerta destapará un oscuro secreto. La calle de Carreño Miranda, una nave municipal del polígono de Vega de Arriba, transformada en taller mecánico para la ocasión, y el polígono industrial Gonzalín también salen retratados en la cinta, mostrando un mundo industrial decadente.
Los escenarios de As Bestas, la película ganadora de nueve Premios Goya
La historia de Infiesto está plagada de sucesos, misterio, suspense, buenas dosis de acción –su protagonista tuvo que bajar a una mina real situada a 600 metros bajo tierra– y un contexto de crisis mundial que tenemos muy presente. A ello se suma la inspiración que el director encontró en la mitología asturiana, donde los druidas también tienen un importante papel en la trama.
Dos días dan para mucho que ver y hacer en Gijón
El equipo de Infiesto, protagonizado por Isak Férriz (Bajocero) e Iria del Río (Élite, Amar en tiempos revueltos), y con actores de renombre como José Manuel Poga (La casa de papel) y Luis Zahera (As bestas), entre otros, también se desplazó a Gijón para grabar escenas en el entorno del paseo de La Infancia, la calle Decano Prendes Pando –la parte trasera de la llamada Casa Rosada se convirtió en improvisada comisaría de policía– y la avenida de la Constitución, donde tenía lugar una persecución. En la película también aparecen otras localizaciones como Langreo, municipio de la cuenca hullera central asturiara y zonas rurales de Galicia.