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Lesaka, un paseo por la Venecia navarra

Este pueblo del Pirineo navarro, en la comarca de Las Cinco Villas, presume de puentes de piedra sobre el río, de caseríos tradicionales y de un entorno tan verde que invita a una escapada


Actualizado 3 de marzo de 2023 - 13:08 CET
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Al norte de Navarra, a unos 60 kilómetros de Pamplona y pegada a Francia, nos encontramos en la comarca conocida como Las Cinco Villas de Montaña, o simplemente Las Cinco Villas, donde naturaleza y entorno rural se han confabulado para ofrecer un paisaje de excepción, tal vez uno de los más bellos de la región. Arantza, Igantzi, Etxalar, Lesaka y Bera-Vera de Bidasoa son las villas que forman esta tierra de gran belleza rural.

 

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Aquí el Pirineo ofrece un perfil suave de montañas repletas de bosques de hayas y castaños, tapizadas de verdes prados, donde pacen vacas y ovejas, surcados por abundantes riachuelos. Montañas salpicadas de caseríos tradicionales en piedra y madera, aquí y allá. Estamos en el valle del Bidasoa, por el que el río homónimo serpentea para desembocar pocos kilómetros después en el Cantábrico, dejando por el camino un paisaje verde que invita a una escapada sosegada, de esas que dejan tiempo a largas caminatas.

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De las cinco villas nos detenemos en Lesaka, a la que comparan con la mismísima Venecia, salvando las distancias, por sus numerosos puentes de piedra sobre el río Onin, que divide a la localidad en dos partes –o más bien los ríos porque son tres los que la atraviesan–, por la belleza de sus calles y sus torres medievales.

 

¿QUÉ PUEDES HACER EN LESAKA?

El casco antiguo de Lesaka es un conjunto bien conservado de calles estrechas y empedradas, con bonitas casas de piedra con entramados de madera verticales. Cuidado a más no poder. El paseo puede comenzar por la plaza de Zaharra, con varias casas señoriales de los siglos XVI y XVII y el Ayuntamiento, en un edifico barroco sobre soportales.

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Luego habrá que seguir por las calles principales como Arretxea, junto a la que encontramos uno de los edificios más importantes de Lesaka: la torre Zabaleta. Del siglo XV, es conocida por su arquitectura y su torre del homenaje la encontramos junto al río y uno de los puentes de piedra. Son muchas las casas-torre que se van descubriendo en el paseo. Imprescindible también detenerse en la de Minyurinea, la más antigua de todas, del siglo XIV. De planta rectangular y construida en piedra, formaba parte del sistema defensivo y hoy es otra de las imágenes más características de Lesaka, junto a la de Zabaleta. Para los que quieran fijarse en algún edificio más destacado, la casa de Juanemenea (siglo XVI), en la que vivía el único obispo nacido en esta villa, o la casa de Guillemonea, que les sonará a quienes hayan visto la película El guardián invisible, sobre la saga de Dolores Redondo.

Hay que ir a lo alto de la villa hasta la iglesia de San Martín de Tours, del siglo XVI y con dimensiones catedralicias, donde destacan un magnífico retablo barroco y la torre del reloj. Y luego visitar el Centro del Hierro y la Forja, en el convento de Nuestra Señora de los Dolores, para conocer la historia de la localidad y la riqueza de su patrimonio industrial.

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LA CUNA DEL OLENTZERO

La tradición navideña vasca nos habla de este personaje, un carbonero bonachón que trae regalos a los niños la noche del 24 al 25 de diciembre, y que dicen es originario de Lesaka. Cada año desde 1950, el día 24 la localidad celebra a mediodía el Concurso de Olentzeros en la plaza de Zaharra, que se remata por la tarde con un desfile del ganador acompañado por la banda de música.

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POR LA VÍA VERDE DEL BIDASOA

Lesaka está conectada con la Vía Verde del Bidasoa, entre Irún y Elizondo. Si además de descubrir la localidad apetece hacer algo de deporte, este sencillo recorrido, sin apenas desnivel, se puede hacer caminando o en bicicleta a orillas del río Bidasoa entre un paisaje verde, incluso en verano (bizibide.eus).

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SEÑORÍO DE BERTIZ: LA EXCURSIÓN QUE NO TE PUEDES PERDER

Este parque natural, el primero de Navarra, con uno de los mejores bosques caducifolios de la península ibérica, ofrece una experiencia única a los amantes de la naturaleza. Antes de caminar por los distintos senderos, hay que recorrer el jardín histórico-artístico que sirve de antesala al espacio protegido, con evocadores estanques y románticos paseos entre una cuidada selección de especies de flora. También hay que detenerse a contemplar las vidrieras de la galería de la capilla de la finca, toda una joya del Art Nouveau.

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Una vez decididos a caminar hay senderos señalizados para todos los gustos y niveles de dificultad. Desde sencillas rutas que permiten un tranquilo paseo por el bosque al sendero de Aizkolegi, con 22 kilómetros de ida y vuelta. Da igual la elección, todas son un acierto. A 10 kilómetros de Bertiz está el bonito pueblo de Elizondo, capital del valle del Baztán en el que ahora nos encontramos, también con numerosas casas nobles y palacios. Pero esa ya es otra historia.

 

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CÓMO LLEGAR A LESAKA

Lesaka se encuentra a 37 kilómetros de San Sebastián y 24 de Hondarribia, por lo que es una escapada perfecta para cuando nos acerquemos a las reconocidas playas del norte. Pegada a la frontera con Francia, Lesaka dista apenas media hora en coche de San Juan de Luz, una de las primeras paradas imprescindibles al atravesar la frontera francesa por la costa cantábrica (lesaka.eus/es/lesaka-turismo).

 

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PLAN GASTRO

El valle navarro de Bidasoa, junto con el de Baztán, es tierra de sidra y en Lesaka podemos probar esta bebida popular y de paso degustar la gastronomía local. Una sidra totalmente artesanal elaboran en la tradicional sidrería Lindurrenborda, en un caserío a las afueras de la localidad, desde el que se controla todo el proceso, desde el cultivo de la manzana al embotellado de la sidra. Imprescindible acompañarla de tortilla de bacalao, queso con membrillo y, los más carnívoros, también con una buena chuleta. La sidrería tiene las puertas abiertas todo el año y este pasado mes de enero ha dado a probar ya la sidra elaborada en 2022. El mejor sitio para rematar una escapada, en pareja o con amigos.

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