Dicen que los riojanos cuando aún hablaban latín, se referían a la sierra de Cebollera como Lumbus Aureus, por el color dorado que cobran sus laderas nevadas en los atardeceres. De ahí vendría el nombre que aún recibe la ermita de Lomos de Orios, que está a más de 1400 metros de altura, en Villoslada de Cameros. Aunque, para ver esta sierra de colores, mejor que el invierno, es el otoño, cuando los hayedos y los robledales (sobre uno de estos ejemplares se apareció la Virgen) cambian del verde al amarillo y del amarillo al rojo.
Villoslada es la puerta a este entorno, un pueblo de estrechas y sinuosas calles a las que se asoman numerosas casonas de piedra, algunas con blasones, que pertenecieron a los enriquecidos tratantes y ganaderos de la Mesta. Lo primero en ella es asomarse a su elegante puente sobre el Iregua, río que acaba de nacer en estas montañas y atraviesa la comarca de Cameros para ir a dar al Ebro, en Logroño, después de haber recorrido tan solo 62 kilómetros.El Ebro lleva mucha agua, sí, pero el que calma la sed del 60 % de la población riojana es su afluente, que nutre al embalse de González-Lacasa.
Todo esto sobre el pequeño gran Iregua y muchas otras curiosidades se cuenta en el Centro de Interpretación del Parque Natural Sierra de Cebollera, la siguiente visita en esta población. Desde el pueblo, una pista forestal asfaltada de nueve kilómetros permite subir en coche hasta la ermita de Lomos de Orios, consagrada a la patrona de los pastores trashumantes. También se puede llegar a pie por el sendero de la Virgen. Entre hermosos bosques de acebos, robles, pinos silvestres y hayas se ve el Parque de Esculturas Tierras Altas Lomas de Oro, en el que reconocidos artistas del Land Art han integrado sus obras elaboradas con los materiales del entorno en plena naturaleza. Las ocho esculturas fueron realizadas entre 2000 y 2001.
Dos décadas después, se puede comprobar cómo el arte se funde con el paisaje a medida que pasan los años. A este original museo se accede también a través del sendero del Achichuelo. Al llegar a la ermita de Lomos de Orios, veremos en la entrada otra obra de arte: un lagarto tallado en cuerno de vaca y con su cuerpo cortado por la mitad. Cuenta la leyenda que, un día de 1824, un pastor se vio perseguido por un ejemplar gigantesco al que había dado de comer cuando era una cría. Cuando la bestia se disponía a devorar a su benefactor, este huyó alcanzando el santuario. La Virgen abrió la puerta y al volver a cerrarla partió en dos al animal.
El santuario también es punto de partida de la senda de las Cascadas, que lleva atravesando un hayedo precioso hasta los saltos de más de cuatro metros que da el arroyo de Puente Ra, afluente del Iregua. Y otro lugar imprescindible del parque natural es el Centro de Interpretación de la Trashumancia, instalado en la histórica Venta de Piqueras, cerca del puerto homónimo. Junto a la cruz de piedra nace la senda de las Majadas, que sigue las veredas que recorrían antaño los pastores en sus larguísimos viajes mientras en los pueblos las muchachas cantaban: Ya se van los pastores / a la Extremadura, / ya se queda la sierra / triste y oscura.
No dejes de...
Visitar Ortigosa de Cameros. El pueblo más vistoso de la comarca está situado sobre un barranco que lo divide en dos barrios, el de San Martín y el de San Miguel, comunicados desde 1924 a través de un viaducto de 90 metros de largo, que, en su día, fue el mayor arco de hormigón de Europa. Hay mucho que ver y que recorrer en esta encantadora localidad: los barrios empinadísimos con sus iglesias en lo alto, las costanillas escalonadas, las calles en pasadizo bajo las ancianas casonas, las cuevas de la Paz y de la Viña…
Guía práctica
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