La historia de Juan Diego Martínez de Marcilla e Isabel Segura, los Amantes de Teruel, es mitad realidad y mitad leyenda, pero ninguna como ella representa el símbolo patrio del amor puro y trágico y ninguna ha dado origen a un evento con tanto arraigo popular como la que este fin de semana, y ya van 27 años, se va a vivir en la capital turolense.
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Para recordar la gran historia de amor de Isabel y Diego, la ciudad se sumerge del 16 al 19 de febrero en el Medievo, los vecinos y visitantes se visten como en el siglo XIII y en las calles hay desfiles de reyes y caballeros, danzas y bailes, juegos y romances, cuentacuentos y procesiones de ánimas, recepciones reales y avistamiento de luminarias con sabios astrónomos, torneos y combates de esgrima. En otros rincones se puede presenciar oficios tradicionales, asistir a talleres o demostraciones de cetrería. Y si aprieta el hambre, siempre hay oportunidad para degustar una sopa de ajo o unas ricas migas de pastor.
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Será difícil asistir a todo lo que el largo programa de actos de la fiesta presenta este año para la ocasión, que comienza el jueves (21 horas) con el anuncio de la boda de Isabel y Don Pedro de Azagra en la plaza de la Catedral. Un día después se celebra la comitiva nupcial, los esponsales y el pregón desde el balcón del edificio del ayuntamiento. Uno de los momentos más esperados llegará a las 20 horas, con el desfile del rey Jaime I acompañado de música y danzas.
El mercado y el campamento medieval son el lugar de encuentro de damas, caballeros y guerreros. También la plaza de toros y las haimas repartidas por el casco histórico, con la plaza porticada del Torico y el entorno de sus iglesias mudéjares como centro. Un gran decorado medieval que, como por arte de magia, transformará las frías calles de Teruel en una gran fiesta y que concluirá con la representación de los protagonistas de este drama romántico que, impregnado de leyenda, enfrentó a dos familias influyentes de Teruel: Seguras y Marcillas y año tras año sigue añadiendo capítulos a su historia.
EL MAUSOLEO DE LOS AMANTES
Los restos de los Amantes han permanecido siempre en la iglesia de San Pedro, del siglo XIV, en cuyo claustro –uno de los cuatro mudéjares que se conservan en Aragón– reposan bajo las esculturas de alabastro de Juan de Ávalos. El claustro se incluye en un moderno edificio que acoge un centro de interpretación donde acercarse a la trágica historia de Isabel de Segura y Juan Martínez de Marcilla de la mano de la Fundación Amantes de Teruel (amantesdeteruel.es). Además de visitar el mausoleo se puede admirar el conjunto mudéjar de San Pedro, su ábside poligonal y el jardín, que la Unesco ha incluido en su lista del Patrimonio Mundial.
EL CONJUNTO MUDÉJAR
Pero el conjunto mudéjar es más extenso, por eso, además de participar de la fiesta de los Amantes, durante el fin de semana turolense se debe reservar un tiempo para admirar también las torres de San Martín, el Salvador y la de la catedral, y el artesonado y techumbre de esta, el templo mudéjar más grande de España.
La influencia de la arquitectura mudéjar en el patrimonio turolense queda patente en numerosos elementos, como en la majestuosa escalinata que une el casco histórico con la parte baja de la ciudad. En su parte superior se puede observar también un relieve que representa a los Amantes.
CALLEJEAR POR EL TORICO
Una y otra vez se pasará por esta plaza porticada, en cuyo centro está el minúsculo torico que le da nombre. Desde aquí, el casco viejo se extiende por callejuelas donde se levantan iglesias, casonas nobles y monumentos señeros. Dos paradas interesantes son el palacete renacentista que acoge el Museo Provincial –con colecciones de etnología, prehistoria y arqueología–, y el Museo Diocesano.
Pablo Monguió fue discípulo de Gaudí y dejó un bellísimo y desconocido reguero de edificios modernistas en la capital turolense, desde la ermita del Carmen a las casas Ferrán, del Torico o de la Madrileña, que se pueden admirar tranquilamente sentados en las animadas terrazas de la plaza del Torico al caer la tarde.
En el mercado medieval podremos comprar mil baratijas, productos artesanales y también quesos, aceites del Bajo Aragón o jamón de Teruel, pero no hay que marcharse de Teruel sin comprar una típica pieza de cerámica verde, lograda del óxido de cobre, blancos, ocres y negros, como las que venden en Cerámica Punter (ceramicapunter.com).
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Tres referencias para comer: Yaín (yain.es), un restaurante de vanguardia y tradicional cuya especialidad es el bacalao en distintas versiones; el asador La Bella Neda Leña & Vaca y, bajo la torre de San Pedro, El Mercao (elmercaodeteruel.es) . Y tres para dormir: el Parador (parador.es), el Palacio de la Marquesa (hotelpalaciolamarquesa.com) y el Gran Hotel Botánicos (granhotelbotanicos.com).