Hay un rinconcito de Murcia donde el Mediterráneo guarda en sus profundidades uno de los ecosistemas de vida marina más generosos de la costa española. Y donde, además, se esconde un inmenso cementerio de barcos hundidos que han alumbrado hermosos arrecifes. Este lugar es el Cabo de Palos, allí donde el mapa perfila una punta de tierra en la parte suroccidental. Las excepcionales condiciones de sus aguas no solo han propiciado su designación como reserva marina protegida, sino que también lo han convertido en la meca del submarinismo.
Los fondos del Cabo de Palos se extienden sobre una impresionante cadena montañosa que quedó sumergida hace miles de años, dando lugar a un rosario de cabezas de roca que ascienden unos 50 metros hasta casi rozar la superficie. Justo enfrente, en medio del mar, esta cordillera reaparece en las deslumbrantes Islas Hormigas. Es aquí donde encontramos el refugio de casi todas las especies mediterráneas: meros gigantes, brótolas, pulpos, morenas, barracudas e incluso águilas de mar. Tal es su grado de protección, que hay ciertas zonas en las que está prohibida cualquier actividad, excepto para los biólogos con una licencia especial.
Bucear en estos parajes, ya sea con botella de oxígeno o con gafas y tubo, es un objeto de deseo no solo para los expertos que se maravillan con la riqueza ecológica y la belleza de sus pecios, sino también para los que, simplemente, desean realizar su primera inmersión, para lo cual existen decenas de escuelas. Cruzarse con colonias de posidonias, formaciones coralígenas y bancos de peces está garantizado. Pero el submarinismo no es la única actividad que propician las aguas del Cabo de Palos, un territorio óptimo para los deportes que tienen al mar como protagonista. Desde el kayak o el paddle surf, para los que quieran ejercitar los brazos, hasta los paseos en moto acuática para quienes prefieran algo más de adrenalina, o el paddle yoga, dirigido a aquellos que persiguen el relax absoluto. Entre ellos, el deporte rey sigue siendo la vela, en todas sus modalidades.
Los más apegados a la tierra también encontrarán atractivos naturales en este lugar especialmente indicado para practicar senderismo. Para ello no solo queda cerca el Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar (uno de los humedales más icónicos de la Costa Cálida por su elevada presencia de flamencos), sino que, desde el propio cabo, tierra adentro, se pueden hacer bonitas caminatas sobre acantilados, bandas arenosas y sierras áridas, la mayoría de las cuales culminan en el faro, una antigua torre vigía del siglo xvi. Desde aquí y hasta el puerto, el perfil de la costa queda recortado por una sucesión de recónditas calas perfectas para un chapuzón. Muy agradable también es perderse por el mismo pueblo, que no es más que un puñado de callejuelas de auténtico sabor marinero. Y culminar en el Paseo de la Barra, donde se concentran los restaurantes de Cabo de Palos, para degustar un rico arroz caldero frente a los barcos de pescadores.
No dejes de...
Visitar Bolnuevo. Asentada al pie de la sierra de las Moreras, a esta playa salvaje se la conoce como la Capadocia murciana. Es aquí donde encontramos el enclave de las Gredas de Bolnuevo (o Ciudad Encantada), en el que la erosión constante del viento y el agua han tallado caprichosas figuras en la roca arenisca. Un impactante paisaje estriado y amarillento que, por su belleza peculiar y su interés científico, ha sido designado monumento de interés natural.