A Roma la destruyeron los propios romanos. Lo observó lúcidamente el escritor francés Paul-Louis Courier, que los que habían arruinado los monumentos de la Antigüedad no eran los bárbaros, ni el abandono, sino la industria, que lo renueva todo. Esa es, sin duda, la razón de que Buitrago, donde nunca hubo otra ocupación que las vacas, sea la única localidad de la región que conserva intacto su recinto fortificado.
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A Unamuno debemos otra observación, y es que nada conserva mejor las obras del pasado que su uso continuado. Bien que usaron y adornaron Buitrago los Mendoza, sobre todo el primer marqués de Santillana, que se reunía en el castillo con su amigo Juan de Mena. Y buen uso se le sigue dando hoy, pues el adarve es un museo al aire libre y los niños juegan en el parque del ángulo norte de la muralla. La fortaleza, ahora cerrada por restauración, era una plaza de toros hasta hace nada.
Otro que sabía de ruinas era el párroco Francisco Ruiz, que durante medio siglo estuvo al frente de la iglesia de Santa María del Castillo, acometiendo su reconstrucción con chicos de-sarraigados y logrando, tras dos décadas de trabajo, un resultado espectacular que refleja su artesonado neomudéjar. Además, se propuso que en el templo se sintieran igual de a gusto cristianos, judíos y musulmanes, de ahí los candelabros de siete brazos, los azulejos que repiten el nombre de Alá en la capilla del Santísimo y los 26 iconos de la artista búlgara Silvia Borisova que adornan tan singular iglesia.
Las sorpresas de Buitrago continúan en el sótano del ayuntamiento, donde está el Museo Picasso, creado gracias a la donación de las valiosas obras que durante 26 años fue atesorando Eugenio Arias, natural del pueblo, barbero y amigo del artista, al que conoció en la Costa Azul en 1946. Para celebrar el Año Picasso, en 2023, el museo tiene prevista una programación especial cuyo plato fuerte será la exposición Picasso visto por maestros: de Cecil Beaton a Irving Penn. Una muestra que incluirá instantáneas de grandes expertos de la fotografía como Irving Penn, Cecil Beaton, Man Ray, Robert Capa o Robert Doisneau, los cuales inmortalizaron al artista en su taller o con sus parejas.Después nos alejaremos para asomarnos al mirador de Buitrago, al que se accede por una senda que arranca en el kilómetro 76 de la antigua N-I, y lleva hasta un alto rocoso de la margen izquierda del Lozoya.
Justo enfrente, en la orilla contraria, veremos completa la villa amurallada, cortando con su proa las aguas del embalse de Puentes Viejas. Si queremos andar más por el monte, subiremos al puerto de Linera desde Villavieja del Lozoya para tomar la senda a la cascada del Cancho Lituero. A cuatro kilómetros, en San Mamés, hay una preciosa iglesia del siglo XI, un queso de cabra extraordinario y otra bonita excursión que conduce hasta la Chorrera de San Mamés, uno de los saltos de agua más famosos de la sierra de Guadarrama. Y de los más fáciles de ver.
No dejes de...
Admirar la mayor cascada de Madrid. Se encuentra en el puerto de Somosierra, a 17 kilómetros de Buitrago del Lozoya. Media hora, a lo sumo, lleva acercarse a pie hasta el Chorro de Somosierra o Chorrera de los Litueros, donde el arroyo de la Peña del Chorro se lanza al vacío en varios saltos rugientes y vaporosos, el mayor de los cuales alcanza los 50 metros de altura. Una ruta sencillísima y cómoda para todos los públicos.
Guía práctica
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