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Icod de los Vinos, el nuevo Pueblo Mágico 2023 que tienes que descubrir

El municipio de Tenerife que toma el testigo del zamorano Toro sorprende con una de las cuevas volcánicas más largas del mundo, un drago milenario y excelentes vinos que alabó el mismísimo Shakespeare.


Actualizado 2 de diciembre de 2022 - 11:57 CET
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Cangas de Onís, Toro y ahora Icod de los Vinos. Para conocer el flamante Pueblo Mágico 2023 hay que viajar al norte de Tenerife, donde lo encontramos rodeado de fértiles y empinadas laderas. Sus calles conservan un rico patrimonio artístico, rincones con encanto y un espacio singular, la plaza de la Pila, la más céntrica, antigua y hermosa de la población, rodeada de palacetes y casonas de arquitectura típica canaria y sombreada por grandes ficus, laureles y pandanos. Pero en Icod, lo primero es conocer el árbol emblema de la isla.

 

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EL DRAGO MILENARIO 

El enorme ejemplar de drago (Dracaena draco) fue declarado monumento nacional en 1917 y, aunque milenario, milenario, no es, se le calculan más de 800 años, lo cual no está nada mal para un ser vivo. El coloso vegetal mide 18 metros de altura y tiene un tronco de 20 metros de perímetro. Alrededor del vetusto árbol, hay un parque con otras especies canarias (más dragos, cardones, tabaibas…). La entrada a este cuesta 5 €, pero el ejemplar se puede observar gratuitamente desde la vecina plaza de San Marcos, junto a la iglesia parroquial.   

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MARIPOSARIO DEL DRAGO 

Poco más abajo del Drago Milenario, a menos de 100 metros, está el Mariposario del Drago, donde pueden admirarse más de 150 especies diferentes procedentes de zonas tropicales de todo el mundo volando en libertad. Como hay en total unas 800 mariposas, todos los días pueden contemplarse bailes nupciales, apareamientos y cómo salen los nuevos insectos de la crisálida y despliegan las alas (mariposario.com). Entrada: 8,50 €. 

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© Museo Malvasía

LOS VINOS DE ICOD 

Las cuevas volcánicas, los árboles monumentales y las mariposas tropicales son cosas admirables, pero los que han dado fama y prosperidad a Icod de los Vinos (ya lo dice su nombre) han sido sus caldos. El malvasía, que en los siglos XVI y XVII se exportaba a las colonias británicas y portuguesas más que ningún otro vino español, medró bien en las fértiles lavas de Icod, convirtiéndola en la cuarta localidad más importante de Tenerife. «Un vino maravilloso y penetrante que perfuma la sangre antes de que se pueda decir: ¿qué es esto?», así lo describía Shakespeare en Enrique IV. 

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MUSEO DE MALVASÍA 

Aunque en Icod hay numerosos bares, bodegas y guachinches (esos establecimientos típicos del norte de Tenerife en los que se ofrece comida casera tradicional, como acompañamiento al vino de cosecha propia o de la zona), ningún lugar mejor para descubrir este vino que el Museo de Malvasía (museodemalvasia.com), el cual tiene una parte donde se explica la elaboración del mismo y también un patio típico acaba la visita con una degustación de caldos locales (3,50 €), que se puede acompañar una tabla de quesos y sobrasada (7 €). Otro aliciente de este museo es que se encuentra en la bonita plaza de la Pila. 

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LA CUEVA DEL VIENTO

Hace 27.000 años, más o menos por la misma época en que empezó a llenarse de hermosas pinturas la cueva de Altamira, el volcán Pico Viejo, que está pegado al Teide, expulsó un torrente de lava basáltica que dejó el valle de Icod de los Vinos como si hubiese vomitado el diablo. Bajo la costra que se formó al enfriarse la superficie de aquel río, la lava candente siguió fluyendo hasta dejar tras de sí un tubo expedito de 18 kilómetros, que es la quinta cueva volcánica más extensa del mundo (las cuatro más largas están en Hawai) y la única con tres niveles superpuestos.  

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LA VISITA A LA CUEVA 

La Cueva del Viento es también una de las pocas cavidades abiertas al turismo que carecen de iluminación artificial, para así mantener su virginidad y la paz en la que viven 190 especies de bichejos, muchas de ellas exclusivas de estas profundidades tinerfeñas, como la cucaracha Loboptera subterranea, que está desprovista de ojos y tiene la piel sensible a la luz. Por la misma razón (la ausencia de iluminación) la visita se hace en grupos reducidos. El momento culminante de la visita es cuando todo el mundo apaga sus frontales y, en un silencio ciego, inhumano, se oye el goteo del agua filtrada y la brisilla que ha dado nombre al lugar. Una hora lleva recorrer el tramo abierto al público, más lo que se pase en el centro de visitantes, el desplazamiento en furgoneta y a pie desde este y lo que se animen los entusiastas guías (cuevadelviento.net). Imprescindible llevar pantalón largo y botas de senderismo o calzado cerrado. Hay visitas todos los días, pero debido a las limitaciones (el grupo máximo es de 14 personas), conviene reservar tres o cuatro días antes. Precio: 20 €. 

En la cueva se han encontrado vestigios de los guanches o aborígenes canarios, que ya la conocían hace más de 2000 años y la usaban como lugar de enterramiento. Y se han descubierto esqueletos de animales endémicos de Tenerife ya desaparecidos, como el lagarto gigante Gallotia goliath, que tenía hasta 125 centímetros de longitud y se extinguió después de la llegada de los españoles a la isla.  

© artlandya

ARTLANDYA 

Para los niños (y los no tan niños que conservan la mirada tierna y curiosa de antaño) hay que visitar, a 4 kilómetros de Icod, la hermosa casona rodeada de plantas tropicales, fuentes y lagos, donde la austriaca Ingrid Taupe y su pareja han reunido una colección de 600 ositos de peluche y muñecas realizados por 50 artistas internacionales con todo tipo de materiales: papel maché, vinilo, cera, tela... También cuenta con un taller donde explican paso a paso cómo se fabrican las muñecas de porcelana. Entre las joyas de su colección destacan la serie Niños del mundo, de la artista alemana Annette Himstedt, varias muñecas grandes como personas y un par de ellas de más de un centenar de años (artlandya.com). Entrada: 10 €. 

© hesanmarcos

DÓNDE DORMIR  

Si quieres alojarte en una típica cana canaria, el hotel San Marcos (sanmarcos-hotel.com) ocupa una emblemática del siglo XVIII rehabilitada; está en el mismo casco histórico y es un alojamiento pensado solo para adultos. También varios siglos de historia tiene el Monasterio de San Antonio (apartamentos-san-antonio.es), ahora un conjunto de apartamentos rurales, a un kilómetro del centro, con patio y terraza desde la que se divisa el mar y la montaña. Más sencillo es Drago Nest Hostel (nestshostels.com), con habitaciones dobles, individuales y de literas, y solarium con hidromasaje y pequeña piscina climatizada. 

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© La Barca

DÓNDE COMER 

Un establecimiento popular de cocina casera canaria a precios razonables es La Parada (tel. 922 81 14 91), donde hay que probar las croquetas, que son espectaculares. En El Mortero (Icod de los Vinos, restauranteelmortero.com), un restaurante céntrico donde se cuidan la decoración y los detalles. Y si se quiere comer el mejor pescado fresco hay que pasar por La Barca (tel. 922 81 12 67) y probar el que se recomiende cada día: morena frita, calamares en su tinta, viejas, chicharros, bacalao encebollado… De postre, huevos moles.