LAS ‘CIUDADES’ DE PIEDRA
A tan solo una hora en coche al norte de Praga encontramos Český ráj, que significa literalmente ‘Paraíso Checo’. Una zona de estanques y bosques profundos de donde emergen torres colosales de piedra arenisca que forman paisajes únicos. Fue la primera área protegida del país y hoy forma parte de la prestigiosa red de geoparques de la Unesco.
El origen de este fenómeno geológico se remonta a 100 millones de años, cuando este territorio estaba cubierto por un mar. Los sedimentos que quedaron en pie con el cese de la actividad volcánica y de los terremotos formaron un paisaje, a lo largo de 742 kilómetros cuadrados, que hoy conocemos como las Ciudades de Piedra. Se encuentran a 90 kilómetros de la capital, una escapada para quienes quieren ir más allá y descubrir los bellos paisajes que esconde la República Checa.
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LOS RASCACIELOS DE PRACHOV
De entre todos, el más impresionantes es Prachovské skály, cerca de la bonita ciudad de Jičín, que recuerda a los grandes parques nacionales norteamericanos pero a escala europea, más manejable, más de andar por casa. Esta fortificación natural es hoy un paraíso para escaladores -es el lugar más importante para el alpinismo checo- y para hacer senderismo, porque entre estos rascacielos de piedra serpentean caminos que se pueden recorrer sin necesidad de mucha exigencia física.
La senda más corta es de es de 1.5 kilómetros y se completa en 45 minutos; la más larga alcanza los 3.5 kilómetros y lleva dos horas. Aunque se trata de un escenario para gigantes, algunos tramos entre pesadas rocas dejan apenas una boca de medio metro por la que seguir avanzando. En los días calurosos de verano, merece la pena acabar la jornada en los estanques de Jinolice, unos kilómetros al este.
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LA ‘CIUDAD’ ROCOSA DE HRUBOSKALSKO
A 17 kilómetros de Prachovské skály, 400 torres de piedra arenisca que alcanzan los 60 metros de altura, entre bosques profundos de coníferas, forman Hruboskalsko, otra de las ‘ciudades de piedra’ que se recorre por caminos que discurren entre quebradas y cañones.
Como la región es tierra de palacios y castillos, uno de sus miradores –Mariánská vyhlídka– se levanta justo en frente de la fortaleza de Hrubá Skála Chateau, de origen medieval y construida directamente en la cima de un lecho de roca que fue remozada como castillo renacentista en el siglo XVI y hoy lo ocupa un hotel.
A mitad de camino entre las Prachovské skály y Hruboskalsko se ven en el horizonte las imponentes ruinas del castillo gótico de Trosky (en la imagen), con dos torres que se levantan en las cumbres de dos tapones volcánicos de basalto. Y, de nuevo a las afueras de Turnov, aparece otro más, el castillo de Hrubý Rohozec, rodeado de jardines ingleses.
DESCUBRIR TURNOV, JIČÍN Y LIBEREC
Para alargar un poco más la visita lo suyo es alojarse en ciudades como Turnov o Jičín (en la imagen), con un soberbio centro histórico renacentista ligado al aristócrata Albrecht von Wallenstein, soberano de buena parte de los palacios del norte de Bohemia.
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También en Liberec, la capital de la región, que se encuentra a media hora en coche. En el siglo XX fue una ciudad clave por su potente industria textil y conserva barrios como Lidové Sady, de amplias avenidas, villas centenarias y jardines de rododendros que recuerdan el esplendor del Imperio austrohúngaro. Aquí el antiguo baño público Kaiser Franz Joseph Bad aloja hoy la Galería Regional de Arte. Alemania se encuentra a 23 kilómetros, Polonia, a 21. Estamos en el corazón geográfico y paisajístico de Europa.
LA TORRE COLOSAL DE JEŠTĚD
Para quienes hayan decidido acercarse a Liberec merece la pena alojarse en el Hotel Ještěd, a tan solo 7 kilómetros del centro de la ciudad. Pocas veces pasar la noche en un hotel permite una experiencia similar a este. El arquitecto Karel Hubácek diseñó una torre colosal de 94 metros de altura para transmitir señales de televisión y alberga un restaurante y un hotel. Lo construyó entre 1965 y 1973 en la cima de la montaña Ještěd, a 1012 metros de altitud, y aún hoy dormir aquí es una experiencia futurista. La estructura hiperboloide está declarada Monumento Cultural Nacional, Edificio del Siglo y es un mirador privilegiado desde el que se alcanza a ver dos países, Alemania y Polonia, además de las montañas de Bohemia.
MUY PRÁCTICO
¿Cómo llegar y moverse por la zona?
La República Checa forma parte de la Unión Europea por lo que solo es necesario el DNI en vigor, pero no hay que olvidar que la moneda oficial es la corona checa (Kc) y hay que cambiar divisas.
En República Checa hay vida más allá de Praga
La opción más recomendable para moverse por allí es alquilar un coche en el aeropuerto de Praga. Para circular en las autopistas de la República Checa es necesario una viñeta o tasa (que se coloca en el parabrisas del coche) y que cuesta unos 12 €. Se puede adquirir en las gasolineras, en las oficinas de correos y en los cruces fronterizos, en caso de que no la incluya el seguro del coche alquilado.